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Partidos políticos buscan rescatarse; saldos del 1 de julio

 

Los institutos políticos fueron barridos en las pasadas elecciones por el tsunami de Morena y ahora van tras un nuevo rumbo; en el PAN, la disputa interna queda entre anayistas y el grupo de Moreno Valle, mientras en el PRI se multiplican las voces que piden una refundación del partido; el PRD y Verde buscan sobrevivir a un resultado de “horror”

 

Partidos políticos buscan rescatarse; saldos del 1 de julio

Partidos políticos buscan rescatarse; saldos del 1 de julio. Ilustración: Jesús Sánchez

 

Marko y Moreno Valle, tras dirigencia del PAN

CIUDAD DE MÉXICO.

Aunque se ha mencionado a una decena de posibles aspirantes a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN, sólo dos cuentan con la estructura y el empuje para contender y convertirse en líder de la principal fuerza opositora en el país.

Con la declinación de Miguel Márquez, quedan dos posibles candidatos con amplio respaldo para suceder a Zepeda: Rafael Moreno Valle, presidente de la Comisión Política Nacional del PAN; y el coordinador de los diputados federales panistas, Marko Cortés Mendoza.

El actual dirigente del PAN, Damián Zepeda, deberá dejar la dirigencia del PAN a más tardar el 31 de agosto, en virtud de que a partir del 1 de septiembre se integrará como senador la República.

De acuerdo con los estatutos del PAN, la dirigencia nacional del PAN debe renovarse en el segundo semestre del año en que se realicen elecciones federales, por lo cual deberá convocarse por parte de la Comisión Permanente a la renovación del CEN a la brevedad, y a la elección del nuevo dirigente con el voto de los militantes de Acción Nacional.

Antes, la Comisión Permanente del partido debe proponer a los integrantes de la Comisión Electoral que conducirán el proceso para la renovación del dirigente, mismos que deberán ser panistas notables, ratificados por el Consejo Nacional.

Además de Rafael Moreno Valle y Marko Cortés, quien ha dejado abierta la posibilidad de buscar la dirigencia del PAN, es el senador Roberto Gil Zuarth.

Sin embargo, Gil Zuarth, aliado del expresidente Felipe Calderón, podría quedar imposibilitado al existir un proceso de sanción en su contra en la Comisión de Orden del Consejo Nacional, por haber votado en 2017 a favor de Ernesto Cordero como presidente del Senado, en desacato del mandato del CEN y del grupo parlamentario panista.

Gil Zuarth tiene además en demérito pertenecer al grupo “rebeldes del PAN”, que no tiene mayor respaldo al interior del partido, y algunos de sus compañeros han sido expulsados, como los senadores Ernesto Cordero o Jorge Lavalle Maury.

Otros panistas que estarían en posibilidad de buscar la dirigencia nacional del PAN son el también exgobernador de Guanajuato, Carlos Medina Plascencia, y los senadores Ernesto Ruffo, Juan Carlos Romero Hicks, Jorge Luis Preciado, y Héctor Larios.

Al interior de la alianza de grupos dominantes en el PAN, integrada por los seguidores de Ricardo Anaya, Santiago Creel y Gustavo Madero, se analiza ir con un solo candidato, que tendría el respaldo mayoritario de los órganos cúpula del partido, el michoacano Marko Cortés.

Al no ubicarse en los primeros sitios del listado plurinominal al Senado, Cortés Mendoza, al igual que otros candidatos como Luis Felipe Bravo Mena o Cecilia Romero, quedó fuera de la próxima legislatura, pero dada su cercanía con Ricardo Anaya y los grupos dominantes al interior del panismo, se perfila como ser su candidato de unidad de los anayistas.

Para tal propósito, Marko Cortés pidió explícitamente al actual dirigente interino del PAN, Damián Zepeda, deje en claro que él no participará en el proceso de renovación de la dirigencia nacional.

De esta forma, Cortés Mendoza sería el candidato de unidad, de los grupos que arrebataron la dirigencia del PAN al grupo de Felipe Calderón desde el año 2010, cuando el entonces senador Gustavo Madero venció por tan sólo siete votos del Consejo Nacional a Roberto Gil Zuarth, candidato del entonces Presidente de la República.

El otro con más posibilidades de llegar a la dirigencia panista es el senador electo y exgobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien en su calidad de presidente de la Comisión Política del CEN del PAN ha tendido puentes de entendimiento con todos los liderazgos del partido y presidentes de los Comités Directivos Estatales (CDE).

Además, Moreno Valle, cuenta a su favor la victoria lograda por su esposa Martha Erika Alonso en la gubernatura del estado de Puebla; el respaldo del mandatario estatal actual, José Antonio Gali Fayad, así como de legisladores federales y locales que forman parte de su grupo político.

Gali Fayad, declaró en la víspera que le “daría mucho gusto” que Rafael Moreno Valle asuma la dirigencia del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, lugar que ocupa actualmente Damián Zepeda.

El PRD trata de reponerse a la debacle electoral

Reducido a su mínima expresión política desde que surgió a la vida pública en 1989, y con la pérdida el pasado 1 de julio de los gobiernos de la Ciudad de México, Tabasco y Morelos, el Partido de la Revolución Democrática no renovará antes de finalizar 2018 a su Comité Ejecutivo Nacional (CEN).

El PRD, que ahora sólo cuenta con un gobernador en sus filas, Silvano Aureoles Conejo, quien terminó apoyando al abanderado del PRI, José Antonio Meade, perdió en el pasado proceso electoral su base territorial, la Ciudad de México y en un afán de supervivencia permanecerá siendo aliado del PAN, bajo el precepto de “gobiernos de coalición.

Con apenas el mínimo en su historia, el PRD sorteó por ahora el umbral para mantener el registro como partido político nacional, logrando apenas el 2.8% de los votos en las elecciones presidenciales y 5.3 por ciento tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.

La mayoría de votantes de la izquierda se decantaron por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), liderado por Andrés Manuel López Obrador, quien ganó la Presidencia con 53% de los votos y con ello dio un golpe casi mortal al Partido de la Revolución Democrática.

Manuel Granados, uno de los hombres más cercanos al exjefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, sucedió a Alejandra Barrales al PRD y dejó para ello la Consejería de la capital del país y luego se bajó de la contienda interna por la candidatura perredista al Gobierno de la Ciudad de México.

El 9 de diciembre de 2017, por unanimidad de los 352 consejeros que integraron este Consejo Nacional del PRD, Granados Covarrubias fue electo para un periodo de diez meses al frente del instituto político, el cual concluirá hasta el mes de octubre.

En ese momento, el Partido de la Revolución Democrática definirá el esquema de la sucesión en la dirigencia nacional y preparándose para los tres meses restantes, Manuel Granados emitió en la víspera un pronunciamiento de unidad y de trabajo.

La tarea urgente que tendrá el PRD en estos meses será cohesionar a sus distintas corrientes como Nueva Izquierda (el grupo dominante); Alternativa Democrática Nacional; Foro Nuevo Sol, e Izquierda Democrática, entre otros.

PRI, por reforma a estatutos

Divido internamente y reducido a una raquítica tercera fuerza política del país por los resultados de las elecciones del pasado 1 de julio, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) va por nuevas reformas a sus estatutos, a sólo once meses de haberlos modificado, como parte del plan para “levantarse” y buscar en 2021 su “revancha” en las urnas.

Para Francisco Labastida, excandidato presidencial en el año 2000, el PRI está pagando hoy “el rechazo al partido, los bajos índices de popularidad al presidente de la República (Enrique Peña Nieto)” y el costo de la inexperiencia de sus protagonistas en las pasadas elecciones.

“Ni el candidato (José Antonio Meade), ni el presidente del partido (Enrique Ochoa), ni el coordinador (Aurelio Nuño) habían desarrollado ningún proceso electoral, no habían participado en ninguna elección. Esa inexperiencia obviamente costó”, dijo.

El PRI no está herido de muerte política, y aunque “tomará años levantarse”, volverán a ser la primera fuerza, coincidieron los siete priistas de cepa que Excélsior entrevistó por separado. Sin embargo, Labastida advirtió que para ello, debe haber “una refundación para mejorar”, que inicie por cambiar los métodos de selección de candidatos, pues provocó “serios problemas” en los comicios pasados.

En la misma línea, el exlegislador José Alberto Aguilar Iñárritu calificó de “estrategia fallida” designar a un candidato externo presidencial por encima de la militancia, “por muy capaz y honesto que sea”. Enfatizó que, sin darle muchas vueltas, deben retomar su vocación de centroizquierda y sus banderas fundamentales, alguna vez definidas por Luis Donaldo Colosio: “democracia interna”.

“Yo lo que creo es que tenemos que regresar, como se discutió en 2017, a un planteamiento muy sencillo, a la consulta de las bases, a la democracia interna, que sean las bases que determinen los cargos de dirigencia y los cargos de elección”, dijo.

El senador Jesús Casillas Romero difirió sobre catalogar que Meade fue “el error del PRI”, porque aseguró que fue elegido mediante acuerdos, pero sí responsabilizó al expresidente del partido Ochoa Reza y liderazgos internos de elegir candidatos mediante “dedazo”, ignorando a militantes que, incluso, “fueron ofendidos.

“El candidato (Meade) fue bueno, pero es uno de 18 mil de los que estuvieron en el juego: estamos hablando de gobernadores, senadores, diputados federales, presidentes municipales, de regidores y síndicos ¿cuál fue el proceso para designarlos?. Los grupos de poder empezaron acaparar las candidaturas, que no fueron los más rentables, y ahí está el resultado”, comentó el legislador, quien lideró la campaña de Meade en Nayarit.

En tanto, la diputada Martha Sofía Tamayo, quien como titular de la Comisión de Justicia Partidaria del PRI suspendió los derechos de militancia a la maestra Elba Esther Gordillo en 2005, dijo que el error fue no proceder en contra de “excesos de algunos de nuestros miembros”, destituir a gobernadores y a servidores públicos corruptos.

“Debemos hacer una limpia a fondo de los militantes. Yo creo que hay muchos militantes que están levantando la mano, que no estoy muy segura que pasarían una criba en el partido”, precisó.

El 4 de julio pasado, desde la Cámara alta, el líder de los senadores priistas y miembro del CEN, Emilio Gamboa Patrón, atribuyó parte de los malos resultados electorales a las reformas a los estatutos internos de agosto 2017. Dijo: “nos dimos un balazo en el pie”, sin más detalle.

Al respecto, la diputada Tamayo opinó que de los estatutos se debe “quitar la limitación, que es inconstitucional, de que un pluri pueda brincar a otra posición plurinominal”, pues se desperdicia su experiencia legislativa.

Analizan reformar estatutos

Miembros del CEN del PRI señalaron a este diario que el expresidente del partido, René Juárez, ordenó la creación de una comisión especial para escuchar a la militancia, derivado de la derrota electoral.

La secretaria de Atención para Estados en Oposición del CEN, la senadora Diva Gastélum, explicó que en la última quincena se han llevado muchas reuniones entre dirigentes del partido y diversos sectores, y reconoció que los ecos por reformar los estatutos cobran fuerza, aunque todavía no son punto central en la mesa de análisis.  

“Hay que revisar qué dice la militancia, los cuadros del partido acerca de las reglas, o nos damos más, o quitamos o ponemos. Seguramente va a ser un proceso muy importante antes de entrar a la renovación de la dirigencia nacional”, adelantó.

Las modificaciones que el PRI hizo a sus estatutos desembocaron en tener candidaturas ciudadanas, que uno de cada tres candidatos sean jóvenes, y garantizar la paridad para competir por puestos de elección popular, entre otros.

Al respecto, el secretario Técnico del CEN, el senador Ernesto Gándara, resaltó que en este periodo de reflexión y autocrítica que atraviesa el PRI el objetivo es ir “mucho más allá de querer cambiar y criticar a una persona”.

“Lo primero que tenemos que hacer es escuchar y reflexionar con muchísimos priistas del país. Qué bueno que se dan expresiones que naturalmente no coincidirán unas con otras”, dijo.

Como todos los entrevistados, Gándara opinó que la renovación no se debe centrar en cambiar a la dirigencia del CEN, sino en atender a los liderazgos y a la militancia del partido, “dando la bienvenida a todas las expresiones”.

“Esperamos que en las próximas elecciones de 2021 haya un reposicionamiento del PRI”, agregó.

Desde el 3 de julio pasado, el expresidente René Juárez convocó al primer encuentro pos electoral con los miembros del CEN, coordinadores priistas de las cámaras y líderes de sectores y organizaciones; en adelante, la dirigencia se reunió con gobernadores afiliados, líderes sindicales y presidentes de los Comités Directivos Estatales (CDE).

En dichos encuentros el mensaje es la unidad interna, pero también, ante el resurgimiento de la disidencia se ha advertido que no se permitirá “carroñerismo” en el partido. Y es que el pasado 2 de julio, mediante una carta, 416 priistas encabezados por Ulises Ruiz exigieron la renuncia del CEN y culparon al presidente Peña Nieto y su gabinete del debacle.

El diputado Enrique Jackson alertó que “no es el momento de linchamientos, porque huele mal, huele a querer que se vayan unos para poder llegar nosotros”. Empero, reconoció que el partido sí tiene que rediseñarse y “dar muchas, muchas muestras para poder ganarse nuevamente la confianza de los electores”.

El Verde busca recuperarse

La aplanadora de Morena y su coalición en las elecciones del 1 de julio pasado dejó al Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en la séptima fuerza política del país, ya que, además de perder la contienda presidencial, le fue arrebatada su única gubernatura y lugares en el Congreso de la Unión.

En los cómputos distritales de la presidencial Morena se posicionó como la primera fuerza, seguido del PAN, PRI, PT, PRD, PES y el PVEM; este último obtuvo 1.8% total, pero mantendrá su registro como partido gracias a que en el Congreso sacó el 3%, mínimo requerido. 

Por la Presidencia de la República, el Verde compitió en coalición con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Nueva Alianza abanderando al excanciller José Antonio Meade Kuribreña, pero el candidato del gobierno en turno quedó en tercer lugar, con el 16.4%.

En las elecciones estatales perdió la única gubernatura que poseía, hoy a cargo de Manuel Velasco Coello. En los comicios rompió con el PRI y lanzó a su propio candidato Fernando Castellanos, quien obtuvo el 21.87% de las votaciones, mientras el abanderado de la coalición de Juntos Haremos Historia, Rutilio Escandón Cárdenas, ganó con el 39.84%.

En la Cámara de Diputados, donde hoy ocupa 35 curules, podría quedar con alrededor de 23 curules; mientras, en el Cámara de Senadores se perfila a mantener los cinco escaños, pero pasaría de ser la quinta a sexta fuerza, debido a que Morena, quien no tenía presencia oficialmente en esa instancia, se posiciona en primer lugar.

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