SECRETO A VOCES LA SALIDA DE GRACO RAMÍREZ DEL GOBIERNO
Por: Felipe Villafaña
La excavación de las fosas comunes irregulares del panteón de Tetelcingo en Cuautla, avivaron la ingobernabilidad que vive hoy Morelos, además de fortalecer el deseo de todos los morelenses porque Graco Ramírez pida licencia por tiempo indefinido al cargo de gobernador y se vaya del estado.
La reciente visita del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, pretendió ser un espaldarazo político al Ejecutivo estatal como sucedía en años anteriores, pero no fue así.
Al tocar el tema de la seguridad pública en que aseguró que ya quedó superada la inseguridad, el enviado del gobierno federal recibió una rechifla y el reclamo social para tacharlo -de plano- de mentiroso.
Si la tumba de Jorge Carrillo Olea fue la muerte de un presunto secuestrador a manos de la entonces Policía Antisecuestros, la de Graco Ramírez está en Tetelcingo.
Los errores cometidos por la soberbia y la ausencia de poder, con el tiempo están cobrándose, tanto que las cifras oficiales en materia de seguridad pública dejaron de ser creíbles y la sociedad continúa con el reclamo a la autoridad federal para que intervenga, de inmediato, en Morelos con la presencia de la Policía Federal y el Ejército Mexicano.
Es claro que hoy, hay un alejamiento total entre gobierno y sociedad, que aun cuando tratan de tapar la situación, la realidad de inmediato sale a relucir y deja en entredicho a la administración estatal.
Cierto es que al ganar el proceso electoral del año 2012, Graco entró al gobierno con una aprobación de excelencia que ningún candidato al cargo había logrado, que sus primeras palabras de terminar con la violencia en 180 días y someterse cada dos años al escrutinio popular fueron de la boca para afuera.
La palabra empeñada por el mandatario local quedó en entredicho porque trató de olvidarse de sus compromisos, por los que dio su palabra y hasta ahora sigue sin cumplir.
Al igual que Jorge Carrillo Olea, ya el gobernador no puede salir a las calles y realizar alguna inauguración, sin que le espere una protesta, rechifla o reclamo por su ausentismo de la entidad.
No es solamente Antorcha Campesina, es la sociedad que sin estar organizada simplemente la que ahora sale a reclamar el incumplimiento de promesas, de compromisos y de la palabra.
La descomposición social que vive la entidad no es culpa de las familias morelenses, es resultado de la falta de humildad y de acercamiento con quienes votaron el seis de julio del 2012 por el Partido de la Revolución Democrática en Morelos.
No hay atrás de las protestas en las redes sociales, en las calles y en las parroquias un Presidente de la República ni un partido político en especial, como sucedió en los años de 1996, 1997 y 1998.
La ingobernabilidad en el estado viene de quien no quiso aprovechar el tiempo para recomponer la inseguridad pública, de atender a los campesinos, a los trabajadores, a los empresarios, a los católicos, evangélicos, cristianos, protestantes y demás sectores sociales.
El olvido de una sociedad, hoy hace que las protestas sean parte de hechos cotidianos, que las calles sean vestidas de blanco sin insultos al gobernante y llena de reclamos para éste y, por si fuera poco, también para su familia.
El intento de recomponer la imagen personal con una marcha amarilla de la unidad no fue suficiente, a pesar del derroche de recursos financieros porque ya nadie en Morelos está seguro ni al interior de sus viviendas.
Son historias de todos los días el robo habitación, en donde familias enteras son secuestradas por los ladrones para llevarse todo su patrimonio, no una sola vez hay quienes han padecido el mismo problema dos y tres ocasiones, en menos de tres o cuatro meses.
El Mando Único es un fracaso, porque hasta a sus propios elementos les han incumplido con elevar sus salarios, darles mejores prestaciones, capacitación y otros beneficios como un seguro de vida que incluya a sus familias.
Ese dinero que va para los policías nadie sabe dónde quedó, el descontento en ese sector también es mayúsculo y por eso también ellos salen a agredir a la sociedad, para obtener un ingreso extra con base al robo, al asalto y a las dádivas para “ir por los chescos”, como dice el inútil comisionado Estatal de Seguridad Pública, Jesús Alberto Capella Ibarra.
La descomposición del gobierno estatal es un hecho, es innegable como impostergable la renuncia de quien hoy lo encabeza, para beneficio de los morelenses y sus avecindados de buena fe. ¡Entre más pronto mejor!