¿Montaje?
01 Jun. 2016
Pepito puso sobre la cabecera de su cama las páginas centrales del Playboy. Le explicó a su amigo Juanilito: "Ya me había aburrido el angelito de la guarda"... Don Severiano García, llamado con afecto El Chato, fue un entrañable personaje de mi ciudad, Saltillo. Maestro del Ateneo Fuente, vistió siempre de chaqué, polainas y bombín, aun cuando esas prendas estaban ya en desuso. Era recio positivista y formidable lógico, si bien sus silogismos pisaban a veces los terrenos de la heterodoxia. Cierto día una mamá le reclamó haber reprobado a su hijo. "No es justo" -protestó la mujer con acritud. "Supongamos, señora -razonó calmosamente El Chato-, que a su hijo le cae un rayo. ¿Es eso justo o injusto?" "Es injusto" -contestó, firme, la señora. "¡Pero le cae!" -remató su argumentación don Severiano. En otra ocasión alguien le dijo que Fulano y Mengano eran jotos. "Quién sabe -replicó El Chato alzando las manos y enarcando las tupidas cejas-. Necesitaría verlos juntos y solos en un cuarto. Y aún así quién sabe. Necesitaría verlos en cueros y en la cama. Y aún así quién sabe. Necesitaría ver la parte delantera de uno pegada a la parte trasera del otro. Y aún así quién sabe. Necesitaría pasar un hilo entre los dos. Si el hilo se atorara, entonces sí cabría pensar que a lo mejor son jotos". La duda metódica, no cabe duda, es útil ejercicio. Nos permite pasar las acciones humanas a través del tamiz de la razón. El presunto secuestro del futbolista Alan Pulido ha dado origen a toda suerte de suposiciones, opiniones, presunciones, figuraciones y especulaciones. Más de un elemento de esa truculenta trama autoriza a poner en duda la veracidad del relato tanto del protagonista como de las autoridades. Muchos piensan que estamos en presencia de un montaje puesto en práctica con fines electoreros. En cualquier caso lo cierto es que lo sucedido habrá de perjudicar al PRI. A quien urdió este aventurado enredo, de probarse su falsedad, le saldrá el éste por la tirata, que es algo peor que salirle el tiro por la culata, pues pocos son los que han creído la historia del levantón, la audaz escapatoria y la rápida y eficiente intervención de las fuerzas de seguridad. Si el candidato priista sufre un descalabro en Tamaulipas atribúyalo en buena parte a este aparente invento de última hora... Los recién casados llegaron a la suite donde pasarían su noche de bodas. Después de los usuales escarceos, retozos y arrumacos que suelen anteceder al himeneo procedieron a consumar sus nupcias. Para sorpresa del marido su flamante mujercita se mostró muy diestra en las artes amatorias. No sólo dominaba un extenso catálogo de posturas eróticas, sino además sabía todo lo oral y escrito del repertorio lúbrico. Terminó el connubio y él le dijo, amoscado, a su flamante mujercita: "Ya vi que no eras virgen". Preguntó ella: "¿Te gustó lo que te hice?" "Claro que sí" -admitió él. Replicó la muchacha: "¿Y piensas que eso se aprende por correspondencia?" (Nota de la redacción: Ni siquiera las prestigiadas Hemphill Schools ofrecieron nunca un curso de jodienda. Si bien la naturaleza y el instinto son sabios mentores en eso de la copulación, la experiencia es siempre la mejor maestra. Y a las claras se ve que esa joven había recibido muchas clases prácticas)... El doctor Ken Hosanna le dijo a Empédocles Etílez: "No puedo dar con la causa de su mal. Seguramente se debe a la bebida". "Muy bien -replicó el temulento-. Entonces regresaré cuando esté usted sobrio"... Una señora le comentó a otra: "Mi marido es tocólogo". Dijo la otra: "El mío es meteorólogo". "¡Ah! -exclamó la primera-. ¡Entonces el tuyo es mejor que el mío!"... (No le entendí)... FIN.
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