Gabriel García Hernández, actual Secretario de Organización de Morena, es “hombre clave” en el entramado del fideicomiso impulsado por el partido para apoyar a damnificados por los sismos de 2018.
Su nombre fue ventilado por algunos de los intelectuales partícipes en el arranque del proceso, anunciados por Andrés Manuel López Obrador aquel 25 de septiembre —en el video de presentación del fideicomiso— y entrevistados por este diario.
¿Quién debe aclarar el proceso de captación y repartición de recursos del fideicomiso?, se preguntó. “De parte del partido es Gabriel, el Secretario de Organización”, fue una de las respuestas de los morenistas.
García Hernández forma parte del primer círculo de colaboradores de AMLO. Trabaja con él desde hace más de 15 años y siempre como operador quirúrgico de sus esquemas financieros. Cuando el hoy presidente electo fue jefe de gobierno de la capital del país, fungió como director de Adquisiciones en la Oficialía Mayor.
Después, se convirtió en apoderado legal de la asociación civil Honestidad Valiente, instancia en la cual se recibían donaciones con miras a las campañas presidenciales de 2006 y 2012. En esos tiempos, el PRI le atribuyó conductas relacionadas con lavado de dinero, y lo vinculó con la operación de triangulaciones sospechosas desde Austeridad Republicana, otra organización que, según los priistas, captaba dinero del entonces gobierno defeño vía “contratos oscuros” con particulares.
Durante la estructuración de Morena en los estados, tras su fundación en 2014, y luego en la campaña presidencial de 2018, fue acusado de imponer candidatos para puestos de elección popular y enlaces morenistas en entidades como Michoacán, Estado de México y Puebla. Algunos incluso lo asociaron con la venta de candidaturas.
En enero de 2017, militantes de Morena en Michoacán solicitaron su remoción como Secretario de Organización y Enlace Estatal. Le achacaron violaciones a los mecanismos partidistas para elegir representantes, así como de ignorar a las bases.
En una escaramuza reproducida por medios locales, hubo diversos reproches, algunos de los cuales se rescatan aquí:
—Usted ha impuesto a sus conocidos, con decisiones verticales y de corte patrimonialista— le dijeron a García.
—Todo es puro dedazo…
—Sus elegidos no rinden cuentas de los recursos entregados, no salen de su círculo familiar y de amigos…
—¿Por qué desempeña dos cargos, uno nacional y otro estatal?
En la campaña de 2018, lopezobradoristas del Estado de México señalaron a este secretario de “negociar candidaturas con grupos de poder, ex perredistas e incluso panistas y priistas que se están apoderando de Morena”.
“Gabriel García Hernández engañó a todos, gastó una millonada en hacer encuestas que ni él mismo respetó porque sabe que están manipuladas, ganó quien él quiso que ganara, porque ya todo lo tenía bien arreglado, bien negociado, bien vendido”, recriminó, por ejemplo, Fernando Olivera Trejo, un militante reconocido en la región.
A finales de marzo de este año, una multitud de mexiquenses acudió a la sede nacional para pedir su destitución y exigir “se le someta a investigación para ver cuánto cobró por cada candidatura”.
En Puebla, otro grupo de morenistas relacionó a colaboradores de García con “la venta de candidaturas en 50 mil pesos”. Los ofertantes aseguraban que por sus “nexos de alto nivel con Gabriel García Hernández, los puestos estaban asegurados”.
A la par de su cargo central, ha sido delegado especial de Morena en Tlaxcala y en Quintana Roo.
García también ha sido el responsable de coordinar a un grupo técnico dentro del partido, experto en redes e insumos tecnológicos, y el cual se ha encargado de organizar estudios, sondeos y encuestas internas para la elección de candidatos.
HASTA EN LA CAPITAL. Desde los años universitarios, es amigo de Víctor Hugo Romo, a quien al final se impuso como candidato a la alcaldía de Miguel Hidalgo en este 2018. En la primera etapa de Romo en la demarcación, de 2012 a 2015, García tenía asignada una oficina en la cual, de acuerdo con ex empleados delegacionales consultados por Crónica, “se decidían cuestiones presupuestales, proveedores, contratos, inspecciones y clausuras de obras y establecimientos mercantiles”.
Conforme a testimonios al interior del instituto político, está ahora perfilado como el coordinador de los enlaces estatales contemplados en el plan de gobierno de AMLO, una especie de delegados o intermediarios entre el futuro presidente y los gobernadores.
Ayer, este diario lo buscó en la sede nacional de Morena, en Iztacalco. “Anda en friega por todo el país”, comentó la recepcionista. También se acudió a la casa de transición de Chihuahua, en la colonia Roma, donde una de las personas encargadas de la atención administrativa indicó: “Ha venido a dos reuniones, pero él no tiene oficina aquí, su trabajo es itinerante”.