Del terciopelo, el inicio de la ruptura
Sí, Kalimán, sí; tienes razón. Florestán
El martes pasado, el Presidente de la República llamó a reunión de gabinete para empezar a la una en punto en el actual salón de presidentes, en Los Pinos.
Y antes de esa hora empezaron a llegar todos menos el titular de Hacienda, José Antonio González, que estaba fuera de México acompañando a su tocayo y antecesor, Meade, donde pasa por un periodo de reflexión y descanso, como el que Andrés Manuel López Obrador tuvo en su multicitada finca de Palenque, en Chiapas.
Comenzaron puntuales y los convocados coincidieron en calificar al Presidente de tranquilo y hasta contento. Algunos no iban en ese tono.
Lo primero que les dijo es que quería una transición en orden, cordial y transparente. Ni pleitos ni enfrentamientos. Al menos dos voces le dijeron que habían sido víctimas de ataques, y que si se tenían que quedar callados, y otro se quejó de que su designado sucesor había dicho: si él pudo con el cargo, ¡cómo no voy a poder yo...! El aludido dejó el caso en la mesa donde prevalecía la instrucción presidencial: ni un pleito.
También les dijo que tenían que entender que esta era una sucesión diferente, que ya conocemos a sus sucesores, y fueran muy atentos con las observaciones de la Auditoría y que quedaban suspendidas todas las compras, obras, contrataciones y licitaciones. Respecto al momento de sentarse a revisar la entrega-recepción, les informó que sería a su señal, que el martes (ayer) hablaría en Puerto Vallarta con Andrés Manuel López Obrador y que ya entonces les enteraría.
Pero dos días después, el jueves, cuando AMLO se enteró de la multa a Morena por 197 millones de pesos por presunto fraude doloso, de acuerdo con el Consejo de Fiscalización del INE, que preside Marco Baños, y su aprobación en el Consejo General, salió de su reflexión y descanso para mandar un mensaje que la calificaba de vil venganza y cancelaba su viaje a la cumbre de Vallarta, a la que aceptó ir durante el encuentro que tuvo con Peña Nieto en Palacio Nacional, el martes 3 de julio, por no ser todavía Presidente Electo, lo que no cuadra, pues desde ese día todos sabían que para el 23 de julio, 20 días después, no habría tal declaración del Tribunal Electoral, que en las dos últimas elecciones, 2006 y 2012, resolvió al límite del plazo, el 6 de septiembre.
Y suspendió su participación en la Cumbre del Pacífico, en Vallarta, por la multa del INE.
La mejor señal hubiera sido ver a López Obrador en esa reunión ya de presidentes.
La mala fue cancelar y no ir.
RETALES
1. PASTORES. Una vez resuelto que Ricardo Monreal será de la bancada de Morena en el Senado, Mario Delgado lo sería en San Lázaro;
2. ESTRELLAS. Los titulares de la Sedena y Marina, a decir de López Obrador, saldrán de las ternas que los actuales titulares le propongan, de acuerdo con el protocolo. Pero también puede pedir más nombres; y
3. HORAS BAJAS. Tanto el PRI como el PAN tendrán el número más bajo de diputados de su historia. Uno de 45 a 47 y el otro de 80 a 90. El PES tendrá 55, más que el tricolor. Pero no registro.
Nos vemos mañana, pero en privado
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