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TERTULIA POLÍTICA

Transición e ingenuidad
 
Así las cosas, lo único claro es que no hay nada para nadie
 
 
El gobernador Graco Ramírez Garrido, está acostumbrado a jugar con el viento a su favor, con dados cargados de su lado; no sabe perder y cuando pierde arrebata o daña, golpea al adversario. Hoy su panorama es distinto, pero peligroso, muy peligroso, especialmente porque su jefe de policía, su remedo de Joseph Fouché, el tal Jesús Alberto Capella Ibarra es traicionero, difamador y cómplice de peligrosos criminales que hoy operan impunemente en la entidad.
No sólo eso, además de los conflictos de carácter criminal que se empiezan a motivar desde la Comisión Estatal de Seguridad Pública, viene lo peor, las oficinas de gobierno son saqueadas, la intención es dejar convulsionada a la administración estatal, sin posibilidad siquiera de pagar nóminas. Más: lo que muchos no saben es que los vehículos policiacos, son rentados y su contrato se vence el 30 de septiembre.
Y mientras en el gobierno se conducen rumbo a una transición tramposa y convulsionada, en el lado del Ejecutivo electo, que encabeza Cuauhtémoc Blanco Bravo, son más lo que se promueven y se mueven, tirando dinero y línea para ser mencionados como posibles en tal o cual posición, cuando en la realidad no hay nada para nadie.
Los ejemplos: el dirigente nacional del Partido Encuentro Social (PES), Hugo Erick Flores reparte ya posiciones y acuerda delegaciones federales o coordinaciones, como se vayan a llamar, supongo que a cambio de dinero,, de otra forma no entiendo por qué su empeño de meterse en lo que pasa en Morelos.
Peor, su enviado, el ex coordinador de campaña Rafael Giménez Valdez, se dice ya secretario de gobierno y/o cuando menos, director de comunicación social, con rango de secretario de información, más aún, porque no ve nivel al frente.
Son muchos los que se apuntan para uno y otro cargo y lo que creo es que no se ha designado a un enlace legislativo, con capacidad de decisión, de tal suerte que amaine las aguas y marque el rumbo de lo que el gobernador electo quiere, más cuando Rabindranath Salazar Solorio se encarga de tirar lineazos y exhibirse como dueño del Congreso local, por el hecho de que metió a 8 diputados por morena, mientras que el PT metió 3 y el PES, dos.
La ingenuidad que existe entre algunos de los que operan o quieren convertirse en operadores de Cuauhtémoc Blanco, es que lo han contenido para dar un manotazo en la mesa y, de una vez por todas, mostrar el rumbo que seguirá desde la titularidad del Ejecutivo estatal. Andrés Manuel López Obrador ha mantenido el dominio del balón, por emplear términos futbolísticos y, desde antes, nombró integrantes de su gabinete.
En Morelos hay confusión y la confusión manda un mensaje de incertidumbre; falta poco más de un mes para el cambio de estafeta y aún no se muestra a quienes acompañarán a Cuauhtémoc Blanco, en su ejercicio gubernamental.
Mientras los “Rabines”, como se denomina a la gente que confía en uno de los 30 y tantos coordinadores de Andrés Manuel en el país, suben y bajan, reparten cargos, ponderan la designación de su guía como si fuera a ser de gran nivel, lo cierto es que no lo es; veamos, uno de los 5 coordinadores regionales, fue Marcelo Ebrard y él será secretario de Relaciones Exteriores, mientras que Rabín es enviado a Morelos a hacer funciones de quién sabe qué, para mandar a quien sabe quién; porque ya me imagino que los secretarios permitas que les impongan como delegados a personas que no son de su confianza. No creo que la figura, por ejemplo de los delegados del IMSS, ISSSTE o Sedesol, más las que le echen, sean desaparecidas.
Así las cosas, lo único claro es que no hay nada para nadie, ni siquiera para quienes se jubilaron y pensionaron en una sesión tramposa, cuyos resolutivos se van a caer; ya se litiga para ello.
 

 

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