Alberto Martínez González retomó la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), después de que fue removido por haber protagonizado un escándalo cuando se accidentó cuando conducía en estado de ebriedad su automóvil de lujo sobre una de las avenidas principales de Cuernavaca.
Ayer, el también diputado local dio a conocer a los medios de comunicación que volvió a asumir la presidencia de su partido, con el aval del Comité Ejecutivo Nacional, que el 9 de mayo pasado lo removió y puso en su lugar a Antonio Lugo Morales.
Martínez González afirmó que ese fue el acuerdo con el ex dirigente nacional del PRI, René Juárez Cisneros, que retomaría la representación después de las elecciones del 1 de julio.
Sostuvo que la encomiendas es "recomponer y redireccionar" al partido, tras los malos resultados del proceso electoral.
"Vamos a analizar que se hizo mal para poder recomponer y darle una dirección a nuestro partido. Voy a construir con todos los sectores, organizaciones y corrientes políticas, a lograr un acuerdo, recoger consensos de la militancia y conformar un partido social en base a lo que nos faltó; sé que no hay una varita mágica”, dijo.
Para ello, dijo que buscará la unidad con todos los sectores al interior del tricolor, con el acompañamiento de Antonio Lugo Morales, que seguirá siendo delegado.
El 8 de mayo, Martínez González se accidentó mientras conducía su vehículo en estado de ebriedad, sobre la avenida Río Mayo de Cuernavaca. Al día siguiente se dio a conocer que fue cesado de la dirigencia estatal.