Expertos aseguran que el avión de Aeroméxico que se desplomó el martes no tuvo que haber despegado por las malas condiciones del clima que había en el aeropuerto de Durango. La investigación de la DGAC determinará si los controladores de Seneam tienen responsabilidad en este accidente
A pesar de que las investigaciones para determinar las causas del accidente del vuelo 2431 de Aeroméxico acaban de iniciar y podrían extenderse hasta por 12 meses, expertos en materia de aviación coinciden en que la aeronave no debió despegar debido a las condiciones meteorológicas adversas al momento del percance, sino que debió esperar a que pasara o al menos disminuyera la tormenta.
Una de las principales interrogantes que deberán quedar esclarecidas en las diversas investigaciones es el peso que tuvieron las decisiones humanas en el desenlace final. La responsabilidad del controlador aéreo del aeropuerto o del piloto en la decisión de seguir adelante con el despegue será la clave para explicar la causa del accidente.
Si el piloto fue quien tomó la decisión final de despegar a pesar de las condiciones, qué información recibió del controlador, si los operadores de la torre de control emitieron o no alguna recomendación para retrasar la salida, si hubo negligencia, si la torre de control tenía que advertir las ráfagas de viento que pudieron ser las causantes del accidente, son algunas de las cuestiones que exigen respuesta.
Las reglas de operación de los aeropuertos advierten que en caso de no haber buenas condiciones meterológicas, los vuelos deben cancelarse
Tras conocerse los videos que documentan el momento exacto del impacto de la aeronave, queda en evidencia que las condiciones meteorológicas no eran las mejores para el despegue, pero lo que se tendrá que determinar, entre otras cosas, es quien o quienes tomaron la decisión de proceder con el despegue aún en esas circunstancias.
Tanto los testimonios de los pasajeros como de algunos testigos y videos que se han dado a conocer dan cuenta de que durante los minutos previos y durante el despegue, había una tormenta de importante magnitud e incluso presencia de granizo en la ciudad de Durango.
El grupo OMA, encargado de la operación del aeropuerto Guadalupe Victoria en Durango informó en los instantes posteriores al percance, que el accidente se habría producido, según versiones preliminares por condiciones climatológicas adversas.
Si bien, la tormenta, alguna ráfaga de viento o la combinación de diversos factores meteorológicos podrían ser el causante del accidente, tampoco se puede en este momento descartar una omisión por parte, ya sea del controlador aéreo, del piloto o de ambos.
La respuesta a las interrogantes está en las memorias no volátiles de la aeronave, las llamadas cajas negras, que contienen el registro de las conversaciones entre la tripulación del avión de Aeroméxico y la torre de control del Aeropuerto de Durango, las cuáles ya fueron recuperadas la tarde de ayer por la autoridad aeronáutica.
Los testimonios tanto del personal de la torre de control como de la tripulación serán también de suma importancia para entender las causas y despejar las incógnitas que siguen rodeando el caso.
Colegio de Pilotos exige acciones para reducir accidentes
Horas antes de que se suscitara el accidente en Durango, el Colegio de Pilotos Aviadores de México alertó por el gran número de accidentes en la aviación nacional registrados en los últimos años.
A través de un comunicado, el Colegio exigió a la Administración Pública Federal tomar acciones para reducir la cifra de accidentes e incidentes de aviación, para lo cual proponía el fortalecimiento de la autoridad aeronáutica dotándola de todo tipo de recursos suficientes para el desempeño de su función
De igual forma, abogaba por reforzar la capacitación de todos los involucrados con la actividad aeronáutica, y mejorar la supervisión así como el mantenimiento y operaciones.
“Requerimos de la autoridad aeronáutica, incrementar de manera inmediata la supervisión a las escuelas de aviación, a la aviación general y ejecutiva; en materia de mantenimiento de aeronaves, operaciones aéreas, así como de capacitación y formación, dando cabal cumplimiento a los ordenamientos en materia”, detalla el comunicado.
Sobre todo, insisten en la necesidad de la creación de una entidad investigadora de accidentes con suficiente autonomía financiera e independencia
“Que sea independiente de la autoridad aeronáutica (…) Además debe de tener capacidad jurídica propia y recursos propios. Estamos convencidos de que México lo necesita”, señala Santiago López Cadena, Vicepresidente del Colegio de Pilotos Aviadores de México.
Corresponsabilidad y protocolos
Para que un aeropuerto pueda operar, deben de cumplirse un mínimo de condiciones meteorológicas, de visibilidad, entre otras. En caso de las condiciones estén por debajo de estos mínimos, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) suspende las operaciones, pero por encima de esos mínimos la operación es responsabilidad de los controladores y pilotos.
“La responsabilidad de decidir si se lleva o no una operación dentro de esos mínimos es una corresponsabilidad entre los servicios de tránsito aéreo y los pilotos. En ese sentido son los que toman la decisión. Llega un avión a la cabecera de la pista, solicita autorización para despegar y el controlador le da autorización”
Los servicios de tránsito aéreo y navegación aérea de las torres de control en los aeropuertos del país son proporcionados por Servicios de Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), un órgano desconcentrado de la Secretaría de Comunicación de Transportes.
Grupo Aeroméxico reconocía en un comunicado del día de ayer la labor del piloto de la aeronave Carlos Galván y de la tripulación del vuelo 2431, cuya pericia y seguimiento de los procedimientos de emergencia fueron claves para evitar pérdidas humanas. Galván de 38, egresado del Colegio de Pilotos Aviadores de México, es piloto de la aerolínea desde hace 8 años.
Galván permanecía hasta anoche internado en el área de recuperación del Hospital 450 de Durango, después de haber sido intervenido la noche del martes debido a lesiones cervicales, aunque su vida no corre peligro. Su testimonio junto con los resultados del análisis de las cajas negras serán fundamentales para entender lo que sucedió la tarde del martes.
El director ejecutivo de Aeroméxico, Andrés Conesa también aseguró que la aeronave contaba con todos los estándares de calidad, operaba en condiciones óptimas y apenas se le había realizado un servicio mayor en febrero de este año. La aeronave fue fabricada en 2008 y se integró a la flota de Aeroméxico en 2014.
El vuelo 2431 había iniciado la operación de despegue con un retraso de 21 minutos debido a la tormenta, según información oficial. Ese era el primer vuelo del avión y de la tripulación durante el día, ya que venían de un receso.
Precisamente testimonios de personas que pertenecen a la industria de la aviación señala que en algunas ocasiones existe cierta presión por cumplir un itinerario, lo que pudo haber llevado al piloto o al controlador a tomar la decisión de seguir adelante con la salida en lugar de esperar mejores condiciones.
“Hay un itinerario de vuelo y obviamente se tratan de apegar lo más que se pueda a él, y cuando ya van retrasados hacen todo lo posible para ir recortando tiempo, algunas ocasiones llegan a solicitar al centro de control que acorten las rutas, o como pudo ser en este caso, despegar aún cuando no existían las condiciones favorables”, señala un piloto entrevistado por este medio.
En experiencia de Santiago López, es muy poco probable que un piloto de una aerolínea como Aeroméxico ignore las recomendaciones del controlador aéreo antes de proceder al despegue, debido a los lineamientos estrictos con los que opera, por lo que, en caso de que al final se determinara que una de las causas fue por ignorar las condiciones meteorológicas, se trataría de una corresponsabilidad.
Las interrogantes son muchas y tendrán que ser las autoridades que encabezan la investigación quienes den respuesta. Para ello se ha conformado Comisión Investigadora y Dictaminadora de Accidentes de Aviación, en la que participan la DGAC, la empresa Embraer (fabricante de la Aeronave) y la Junta Nacional de Seguridad del Transporte y la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos de América (país de fabricación de los motores).
La Procuraduría General de la República también abrió una carpeta de investigación sobre el accidente. Por su parte, la empresa Aeroméxico y Mapfre (aseguradora de la aerolínea) también realizarán sus propias investigaciones.