Cárcel a diputados
En medio de una crisis de credibilidad de la ciudadanía hacia sus instituciones en México, las universidades, la Marina y el Ejército pese a todo, siguen siendo las que mejor confianza tienen del pueblo; en contraste con los políticos entre quienes se encuentran el presidente, gobernadores, alcaldes y diputados. Y en Morelos, sobra decir que la sociedad no solo tiene desconfianza sino rabia al mandatario Graco Ramírez y a sus cómplices diputados para quienes lo menos que piden es cárcel. Ahora, están exigiendo que regrese el dinero que se robaron.
VAN CONTRA DIPUTADOS.- Los excesos, abusos y un claro robo en despoblado que hicieron los diputados de la LIII Legislatura no debe quedar impune, no solo porque se enriquecieron durante los tres años al comprar conciencias y aprovecharse del cargo y el control que tuvieron los del PRD y sus cómplices para aprobar deudas multimillonarias que hoy tienen de rodillas al estado por el tema financiero.
Compra de casas, adquisición de negocios y hoteles, coches, viajes al extranjero y al interior de la república mexicana fue la constante de los considerados como peores diputados en la historia de la Morelos, la LIII, que decidieron unirse en sus proyectos políticos y económicos de grupo y personajes que atender la gravísima situación que se vive en Morelos. Los legisladores, durante tres años, jamás hicieron un reclamo a su patrón y amigo, al gobernador saliente Graco Luis Ramírez Garrido Abreu. Los pseudo representantes populares, en el tiempo que cobraron más de 140 mil pesos como salario –con sus dietas-, nunca levantaron la voz al comisionado de Seguridad Pública, Alberto Capella Ibarra por el gravísimo tema de seguridad.
Muchos de los legisladores, como Francisco Moreno Merino, Hortencia Figueroa Peralta, Javier Estrada González, Jaime Álvarez Cisneros, Julio Espín Navarrete, entre muchos otros, adquirieron camionetas último modelo y muchas de varios de estas unidades eran incluso blindadas, además de sus respectivos guardaespaldas que los vigilaban y les daban protección las 24 horas y a ellos y sus familias, para no ser parte de los números que arroja la delincuencia en Morelos. Estos diputados, difícilmente podrán andar caminando por las calles de Morelos por todo el daño que le causaron a quienes les depositaron su confianza.
DESCONFIANZA SOCIAL EN INSTITUCIONES.- Los altos salarios que perciben y rayan en lo absurdo así como las prestaciones ofensivas de los representantes del Instituto Nacional Electoral, así como el escaso trabajo que realizan y que sólo desquitan durante los comicios es lo en gran medida, es tan solo algunos de los argumentos por los cuales la sociedad les ha perdido su confianza al igual que sucede con los organismos electorales de los estados del país, y a los que se suman pero con mayor rechazo la mayoría de los dizque representantes populares que no han salido bien librados por la ambición desmedida que han mostrado en su mayoría por el dinero público, y quizá por ello han sido los peores evaluados por la sociedad en general.
DIPUTADOS DE MORELOS EVADEN AL FISCO.- Desde finales del año 2016, en complicidad los diputados locales decidieron despedir masivamente a cerca de 600 empleados del Congreso Local, bajo el argumento de la falta de recursos, con la promesa de recontratarlos, una verdad a media por lo que hicieron solo con algunos empleados, aunque ahora, sin prestaciones, vacaciones, ni aguinaldo porque regresaron a laborar pero bajo el esquema “outsourcing”, con la finalidad de evitar la generación de derechos laborales. En este despido masivo se cometieron varias irregularidades laborales. El despido trató de ocultarlo y después justificarlo como lo hizo Beatriz Vícera Alatriste, al señalar que era una “reordenación laboral”.
Empero, los 30 diputados de todos los partidos, sin excepción, violentaron la Ley laboral y se convirtieron en evasores fiscales del Sistema de Administración Tributaria (SAT) en el momento mismo en que contrataron las empresas de outsourcing que son las que subcontrataron a los trabajadores a quienes les quitaron sus prestaciones. Estos mecanismos han sido señalados por especialistas en el ramo como esquemas abusivos porque evitan el pago de reparto de utilidades, impuestos federales y locales, así como contribuciones de seguridad social, entre muchas otras remuneraciones.
Incluso, el propio SAT ha calificado estas prácticas ilegales como “un delito”, por estas prácticas fiscales indebidas sobre todo, por prestar servicios o participar en la realización o implementación de la sustitución, constitución o contratación de sociedades cooperativas para omitir el pago de una contribución o para obtener un beneficio en perjuicio del fisco.
¿Y EL DINERO DEL DESFALCO AL CONGRESO? Fueron muchos los señalamientos, las acusaciones que se hicieron en contra de los diputados, incluso, el eterno legislador del Verde Javier Estrada González, culpó directamente a su compañero al priista Francisco Moreno Merino, a quien incluso, lo responsabilizó de ser el responsable del quebranto financiero del poder Legislativo. El legislador que perdió la oportunidad de meter a una diputada local por la vía plurinominal por no respetar los acuerdos de paridad de género que implementó el IMPEPAC y ponerse él en la primera posición, acusó en su momento a Francisco Moreno Merino, de haber desfalcado al Congreso por más de 150 millones de pesos, pero incluyó a los integrantes del G-10 a quienes acusó de ladrones. Hoy en día, los diputados que se despacharon con la cuchara grande y se pagaron ya tres quincenas juntas sin haber desquitado el salario al faltar e irse de vacaciones después de su apabullante derrota electoral en la jornada del primero de julio, siguen teniendo deudas con diversos proveedores, personal de confianza y que heredarán a la LIV Legislatura Local.
Hasta la fecha, no se han cumplido las auditorías anunciadas por los diputados y el boque financiero jamás fue aclarado, por lo tanto, tendrán que ser investigados no solo para que se sancione y se meta a la cárcel a los responsables sino para obligarlos a que regresen los dineros que muchos seguramente se robaron.
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