La ilusión de Durazo y los ‘arrepentidos’
Cuando el futuro secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, habla de perdón, ¿se refiere al efecto o la acción del mismo?
Ese acto, ¿vendrá precedido de una disculpa, de una petición de arrepentimiento, de expiación?
¿Se puede perdonar por perdonar?
¿Por qué los deudos habrían de perdonar a los asesinos de sus hermanos, padres o hijos; a los victimarios de quienes nadie podrá asegurar siquiera que se habrán arrepentido?
Durazo dice: “El perdón es un proceso personalísimo que tiene que ver con la paz interior de las personas, de las víctimas, para poder sacar y seguir adelante con sus vidas, pero sin olvidar lo ocurrido, y sobre todo con la certeza de que ese eventual perdón no se va a traducir, jamás, en un acto de impunidad por parte del Estado mexicano”. ¿No?
Y asegura: “Nos saldrá más provechoso como sociedad su indulto o su amnistía que su castigo. Todos ellos (los criminales) habrán de responder al derecho de las víctimas y a sus legítimas aspiraciones de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición…”.
Sí, Chucha. Mejor que las víctimas pidan perdón a los delincuentes…