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SERPIENTES Y ESCALERAS

 
El sexenio del PRD en Morelos se puede dividir en tres etapas: la primera fue cuando Graco Ramírez tomaba las decisiones, la segunda cuando gobernaron en familia y la última, cuando Rodrigo y Elena se apoderaron del poder. En esta última etapa Graco perdió todo, hasta a sus aliados y amigos.

 

Graco llegó a Morelos en los años noventas de la mano de Jorge Carrillo Olea, eran amigos y aliados; cuando el general tomó protesta como gobernador en 1994 el tabasqueño y él tenían planes juntos y era pública su cercanía. Algo paso, de repente el perredista quedó fuera de los planes del priísta y hasta se congeló un programa de televisión que el perredista ya había grabado en los estudios del Canal 3. Pasaron casi 20 años para que Graco Ramírez pudiera concretar su aspiración de ser gobernador y en seis años arruinó toda una vida de trabajo.

La evaluación del sexenio de Graco Ramírez se puede hacer de muchas maneras. En términos económicos el perredista hundió al estado en una crisis brutal que costará tres décadas subsanar; son más de 13 mil millones de pesos los adeudos creados en esta administración y la mayoría de los ciudadanos desconocemos en qué se aplicó este dinero.

En términos estructurales Graco apostó por obras de alto impacto visual, pero de poco beneficio social. Un estadio de fútbol de casi mil millones de pesos sin estacionamiento, un museo de más de 300 millones de pesos que se inunda, una nueva sede legislativa de 500 millones en una zona de alto caos vehicular, remodelación multimillonaria del Centro Histórico sin considerar aspectos que detonen la economía, regulen el ambulantaje el transporte, además de que se hizo con materiales de muy baja calidad...

En materia de seguridad el gobierno de Nueva Visión apostó por el control total de las policías y para obtenerlo se valió del apoyo del congreso; Graco arrebató el control a los ayuntamientos y también el manejo de los recursos económicos de seguridad; gastó miles de millones de pesos en un centro de inteligencia, arrendó patrullas y helicópteros y multiplicó exponencialmente las cámaras de seguridad.

A pesar de ello la seguridad no mejoró, los delitos de alto impacto siguieron y ahora en Morelos tenemos presencia de varios cárteles del narcotráfico. La gente vive con miedo a la delincuencia y a la policía, desconfía de las instituciones y culpa del problema al gobernador y al comisionado de seguridad. Según el gobierno los índices delictivos han mejorado, pero las cifras oficiales de diferentes instancias gubernamentales como el INEGI y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública dicen lo contrario; también la percepción pública considera que estamos peor.

En materia política la historia no es mejor: Graco avasalló, eliminó la separación de poderes y se convirtió en un monarca de pueblo que gobernó de la mano de su esposa y sus hijos. El sexenio del PRD fue de choque permanente entre el gobernador y sus opositores, Graco se hizo del control absoluto de las instituciones y no se permitió la discordancia; quienes pensaran u opinaran diferente eran perseguidos, castigados o reprimidos.

Lo mismo ocurrió con las manifestaciones ciudadanas: el bloqueo de calles se convirtió en algo común y las oficinas del palacio, otrora lugar común de visita, coincidencia o tránsito ciudadano fueron remodeladas a precios millonarios: se instalaron vidrios blindados, se colocaron arcos de seguridad, se pusieron rejas a su alrededor y se prohibió la entrada. Graco, por cierto, casi nunca acudió a despachar ahí.

Pero la medición más clara y dura que se puede hacer de este gobierno es otra: Graco sembró rencor y cosechó odio. El régimen de Graco Ramírez dividió a la sociedad, confrontó a las familias y catalogó a las personas en buenos y malos. Este aspecto es el que más costará al estado superar, el daño económico y estructural provocado por el gobierno del PRD se resolverá con el tiempo, con mucho dinero y con el esfuerzo de muchas personas. Lo otro, la división, el enojo y los rencores ciudadanos muchos se los llevarán hasta la tumba. En este sexenio los malos decían quienes eran los buenos en Morelos.

Al final del camino Graco se ha encontrado con una realidad que nunca esperó. El perredista es un político muy hábil y experimentado que a lo largo de su vida ha sabido sortear tormentas, siempre pudo acomodarse e hizo de la crisis un modelo de operación. Lo que nunca supo fue como maniobrar del otro lado, cómo conducirse como autoridad y cómo reaccionar ante quienes, cómo lo hacía él, reclamaban justicia desde la calle.

El futuro de Graco Ramírez y de su familia es difícil y es incierto; algunos consideran que no pasará nada, que a pesar de los ventarrones el tabasqueño superará la crisis y podrá pasar los últimos años de su vida en el retiro político con su vida económicamente resuelta. Otros opinan diferente, ven que la ley lo alcanzará, lo juzgará y lo recluirá como ha pasado con otros gobernadores; a sus 69 años y con la salud notoriamente deteriorada, si Graco pisa la cárcel, es muy difícil que salga con vida de ella.

Las semanas que separan al tabasqueño de la toma de protesta del nuevo gobernador son claves. De la familia gobernante él es el único que tiene claridad de las cosas, es el menos arrogante y el único que entiende a gravedad del escenario. Graco no es Rodrigo, no anda como su hijo mandando amenazas y presumiendo que todos “se la pelan” porque él “no firmó nada”. El gobernador tiene claro lo que puede hacer el estado cuando decide actuar y tiene presente, lo ha comentado, que igual que como sucedió con el caso de Guillermo Padrés, es muy probable que su vástago sea alcanzado por la ley y la revancha política.

El sexenio del PRD en Morelos puede dividirse en tres partes: los primeros dos años Graco Ramírez fue el gobernador, mantuvo el control de las instituciones y era quien tomaba las decisiones; luego comenzó a ceder el poder a su esposa y consecuentemente a su hijo, entonces las decisiones se tomaron en familia y bajo una óptica personal, no institucional. El último tramo del régimen Graco Ramírez soltó las riendas del estado, entregó el poder absoluto a Elena y a Rodrigo y fueron ellos los que decidieron el rumbo de la entidad. En este último tramo todos los aliados, amigos y compañeros de lucha del tabasqueño se fueron de su lado porque no aceptaron que la esposa y el hijastro asumieran el poder del estado.

Lo que vemos al final del sexenio es terrible para todos. A la gente de Morelos le queda un clima de desolación, una entidad endeudada, insegura, con serios problemas estructurales y grandes conflictos en materia delictiva. Para el gobernador saliente el panorama también es malo: la cárcel está a la vista y la persecución política incluye a su familia.

El 01 de octubre tomará posesión del gobierno estatal Cuauhtémoc Blanco; a menos de 50 días de esa fecha y más de un mes de las elecciones Graco no ha podido hablar con el gobernador electo porque el futbolista no ha querido tomarle la llamada. El perredista busca desesperadamente un puente de comunicación, trata de establecer algún acuerdo para mejorar la relación y “acabar con esta locura” como lo ha dicho a algunas personas. La respuesta sigue siendo negativa.

Es muy difícil que el perredista solucione en unas semanas todo el daño que causó en seis años, pero debería intentar bajar la presión en otros lados. Graco Ramírez termina su sexenio confrontado con todos, con un repudio generalizado y señalamientos de todo tipo. El mandatario ha bajado sustancialmente su perfil público, casi no acude a eventos y ha dejado de ser el gobernante arrabalero que fue durante seis años. Cosa contraria sucede con su familia, ellos siguen actuando igual, mandan amenazas y suponen que amedrentando mejorarán las cosas. Olvidan algo: están al final del camino, sin poder, desprestigiados, odiados, señalados y sin fuerza. A nadie espantan sus amenazas.

Graco sembró rencores y cosecha odio.

  • posdata

Rodrigo y Elena no han dimensionado lo que viene, piensan que el poder es eterno y que el dinero que amasaron en este sexenio les resolverá la vida. Suponen, lo han dicho, que nada tienen que temer porque nunca firmaron nada, porque según Rodrigo, él no fue funcionario y por tanto no hay forma de que le finquen responsabilidad.

Que se preocupen quienes firmaron, amade; ellos son los que pueden ir a la cárcel si se comprueba que cometieron alguna falta. El Gayo lo dice con arrogancia, de forma agresiva, con un tono que pretende mostrar seguridad, pero a nadie engaña. Sus amigos saben que a Rodrigo le da pavor que alguno de sus aliados hable, porque ello lo conduciría a la cárcel.

Es por todos conocido que Gayosso estuvo detrás de todos los negocios del sexenio, que él aprobaba las empresas que eran contratadas, que él manejaba a los proveedores y que en algunos casos estaba detrás de las empresas constructoras. Era en sus oficinas, en México o la de Cuernavaca donde los funcionarios acudían a mostrarle los proyectos ya recibir el visto bueno de cómo se actuaría.

La presión contra los funcionarios salientes es mucha y varios han comenzado a hablar, cuentan historias, muestran conversaciones de Whatsapp y algunos apuntes de puño y letra del ex candidato. Otros más han entregado documentos sobre contratos y han narrado la forma como se operaba: “Rodrigo nos hablaba y decía a quien contratar y por cuánto había que darle el contrato, todo se hacía a través de las áreas de finanzas, como la de Andrik Ruíz de Chávez”.

Lo mismo pasa con el caso de Elena: su gente cercana ha comenzado a detallar el proceso de compras del DIF y las instrucciones que daba hacia otras oficinas, como la de Cultura o la de Turismo; ahí, además de las órdenes escritas, existen mensajes de audio que fueron guardados por quienes los recibían. En este caso, dicen, los personajes involucrados detallan la compra de propiedades a nombre de terceros y escrituradas en notarías de la Ciudad de México.

Rodrigo y Elena no han dimensionado el tamaño del problema en el que se metieron y suponen que al no firmar no existe responsabilidad. Los conocimientos jurídicos de Gayosso son limitados y su juicio legal (igual que político) casi siempre es incorrecto, por eso sus ataques contra Cuauhtémoc Blanco desde el congreso nunca prosperaron y su campaña fracasó a pesar de los cientos de millones de pesos gastados.

Rodrigo y Elena pierden de vista un elemento clave: la fuerza del estado. Ellos mismos la utilizaron y saben lo que se puede hacer con ella, pero piensan que no ocurrirá en su contra.

Un ingrediente más hay que tomar en cuenta en esta historia: Graco, Elena y Rodrigo no sólo están en la mira de Cuauhtémoc Blanco, también están bajo la lupa de Andrés Manuel López Obrador.

Ambos gobernantes saben que actuar contra los corruptos les brindará un enorme respaldo social.

  • nota

El congreso local fue cómplice hasta el final de los excesos de este gobierno, particularmente la Legislatura 53. A ellos se les debe el enorme endeudamiento del estado y también las reformas constitucionales que permitieron al gobernador hundir al estado.

Pero la actuación no fue gratuita, los 30 diputados tuvieron como retribución muchísimo dinero, cientos de millones, más de los mil 500 que manejaron como presupuesto en 3 años.

Por eso es importante que se les investigue y castigue, porque no se puede hablar de justicia en Morelos si no se actúa en contra de todos los que dañaron a la entidad.

Francisco Moreno, Beatriz Alatriste y Hortencia Figueroa deben ser los primeros; ellos manejaron los recursos del congreso estatal y tienen que comprobar el manejo presupuestal del poder legislativo.

Hortencia Figueroa se dice perseguida, se asume víctima de la critica ciudadana; Paco Moreno toma otra posición, dice que no le quita el sueño la opinión de la gente sobre su trabajo parlamentario. Ambos son parásitos de la política, vividores del presupuesto, ladrones de cuello blanco que no merecen volver a ocupar un cargo público y deben ser procesados.

A la nueva legislatura le toca decidir si actúa contra la corrupción y se vuelve cómplice de ella.

  • post it

Momentos difíciles para la familia Saucedo Tapia por el fallecimiento de su señora madre Elida Tapia.

Abrazo con cariño y respeto a Iván y Alan.

  • redes sociales

Graco Ramírez será perseguido política y socialmente y se quedará sin voz. ¿Quién le dará oportunidad de dar su opinión después de que deje la gubernatura? ¿Quién por la manera como está terminando?

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