El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador podría enfrentar grandes retos en sus planes de reconfigurar las seis refinerías existentes y la construcción de una nueva, advirtieron expertos.
El menú de escollos incluye sobrecostos y retrasos significativos, tanto para reconfigurar las refinerías actuales como para una nueva; dudas sobre la competitividad en la producción de gasolinas, dadas las enormes pérdidas históricas de Pemex en el sector, y la falta de petróleo para operar una nueva planta.
Ramsés Pech, especialista del sector energético, dijo que la inversión de alrededor de 50 mil millones de pesos que contempla López Obrador para la reconfiguración sería insuficiente para que el sistema llegue a operar al 100 por ciento.
“Las refinerías están al 40 por ciento”, expuso, “y con la inversión planeada se llegaría al 60 por ciento. Para alcanzar el 80 por ciento se tendrían que invertir más de 150 mil millones”.
Al respecto, Alejandro Limón Portillo, especialista del sector energético del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), destacó que el promedio mundial de utilización de capacidad en las refinerías es de 83.5 por ciento.
“La principal causa de que las refinerías operen por debajo de su capacidad instalada”, señaló, “es el número de paros no programados.
“Éstos suceden por falta de hidrógeno, fallas en los equipos o retrasos en mantenimiento”.
En el 2017, el índice de paros no programados de Pemex promedió 31.9, contra una referencia internacional de 4.5.
Los expertos advirtieron que, incluso y si se lograra aumentar el factor de utilización de las refinerías, quedaría la pregunta de si éstas podrían producir gasolina competitivamente.
Los estados financieros de Pemex muestran que sus actividades de refinación no han sido eficientes, por el contrario, han sufrido pérdidas por 1.5 billones (millones de millones) de pesos en los últimos 14 años.
Tan sólo en el 2017, la unidad Transformación Industrial de Pemex, que consolida a las refinerías, perdió 63 mil 989 millones de pesos, el 79 por ciento del presupuesto para la Defensa Nacional para el año en curso.
Limón Portillo dijo que otro factor que explica la baja utilización de capacidad de refinación es el declive en la producción petrolera, sobre todo el crudo ligero que se refina, cuya producción se ha desplomado 29 por ciento en los últimos tres años.
Añadió que la construcción de una nueva refinería tardaría unos siete años y, de seguir a la baja la producción de crudo, no tendría mucho sentido emprender el proyecto, pues habría que importar petróleo.
Pech refirió que México cuenta con sólo nueve años de reservas probadas, a diferencia de otros países que tienen para cientos de años, como Venezuela, con 389 años, y Canadá, con 113.
Sobre la inversión de 150 mil millones de pesos que se contempla para una nueva refinería, Pech apuntó que aunque está dentro del costo promedio mundial, de entre 130 y 180 mil millones de pesos, el monto de inversión final podría resultar mucho mayor, por variables que en el tiempo se salen de control.
Consideró que importar gasolinas no es necesariamente malo, puesto que también ha permitido la exportación de crudo, y corresponde a principios básicos del comercio internacional.