Incognitapro

SERPIENTES Y ESCALERAS

 
 

Hay dos maneras de observar a Graco Ramírez: como el luchador de izquierda que ha estado presente en muchas movimientos sociales del país, o como el hombre aburguesado al que le gusta la buena vida, el que negocia con el poder y saca beneficio económico de los acuerdos. Hay un tercero: el del hombre que se dejó chantajear por su esposa y entregó el poder a su hijo.

 

Hace 22 años encabezó marchas contra Jorge Carrillo Olea, gritaba ¡Fuera! Desde la Plaza de Armas y lanzaba consignas contra el mal gobierno. Recién llegado de Tabasco a Morelos, Graco armó una ofensiva ciudadana contra la administración del priísta, lo responsabilizó de la ola de secuestros y lo culpó del incremento de la violencia en el estado. Años más tarde el tabasqueño emprendió una nueva batalla contra el gobernador Sergio Estrada Cajigal, a quien señalaba de corrupto, de frívolo y de gobernar por ocurrencias. Como gobernador el perredista se convirtió en todo lo que criticaba y replicó lo peor de ambas administraciones.

La vida da vueltas y casi siempre las historias se repiten; la lucha cívica de Graco Ramírez fue contra los malos gobiernos, contra los funcionarios corruptos que protegían a los delincuentes y las redes de poder política que los apadrinaban desde el gobierno federal. Varias veces en su calidad de activista Graco Ramírez acusó a la federación de proteger al gobernador de Morelos (a Carrillo Olea primero y a Sergio Estrada después), de actuar en contra de la ciudadanía y de sostener políticamente lo que estaba descompuesto en lo social.

La historia política de Graco Ramírez se escribió en dos vías: una como luchador social que abanderaba causas ciudadanas y como político de izquierda que se movía en base a ideales; otra como hombre de gustos caros, de lujos y buena vida, cercano al poder y afecto a la negociación personal con los gobiernos.

Graco es las dos cosas: es el político de izquierda que habla de luchas sociales, de valores democráticos, de conceptos históricos, de transparencia, de honestidad y de responsabilidad social, pero también es el individuo que negocia en lo económico, al que le gusta tener mucho dinero en sus cuentas personales, al que no le importan las leyes ni tampoco los ciudadanos, el que pacta con las figuras de poder y siempre saca un beneficio económico de los acuerdos.

Esa ambivalencia ha sido característica en Graco a lo largo de toda su carrera política; es el personaje al que se le ubica en varias luchas sociales del país, pero también al que reiteradamente se le ha llamado esquirol del gobierno y a quien históricamente han acusado de vender las causas en las que ha participado.

A lo largo de los años Graco Ramírez logró avanzar en los pasillos de poder mexicano y pudo sortear las muchas crisis en las que siempre ha estado metido. El tabasqueño sabe manejar información y también sabe venderla, tiene un gran olfato político que le permitió trepar y saltar de un lado a otro, obteniendo siempre jugosas ganancias personales. Todo le salía bien, hasta que se dejó influenciar por su esposa y sus hijos.

La gubernatura de Morelos representa el pináculo en la carrera pública de Graco, pero también su tumba política. El perredista hizo una gran campaña en 2012 y ganó de manera contundente la gubernatura, se preparó varios años para ser un buen candidato y luego sumó a todos los sectores a su proyecto, hizo propuestas atractivas, enarboló las causas sociales más sensibles y generó una enorme expectativa. Como gobernador no inició mal, los primeros dos años avanzaron con cierta estabilidad, pero pasando el primer tercio de la administración Graco cedió el control del estado a su esposa y a su hijo, ahí comenzó la debacle.

Elena Cepeda y Rodrigo Gayosso tomaron un rol principal en el gobierno desde el primer día; la damota mostró su fuerza en la toma de decisiones, Rodrigo se puso a hacer negocios con el erario y luego Elena chantajeó a Graco, lo obligó a ceder el manejo del estado a su hijastro y todo se comenzó a podrir. En ese punto Rodrigo y Elena ubicaron a Graco Ramírez en un plano nacional, lo convencieron de que podía ser presidente de México y lo animaron a armar una agenda nacional, cediéndoles a ellos el manejo del estado. Ahí comenzó la catástrofe.

Lo que vino después de que Elena y Rodrigo se hicieron cargo del estado está a la vista de todos; cuando el tabasqueño abandonó sus responsabilidades para dedicarse a un sueño político presidencial su familia convirtió a Morelos en un botín personal. Elena Cepeda y Rodrigo Gayosso son profundamente ambiciosos, utilizaron la gubernatura para abultar sus cuentas, para satisfacer sus egos y en el caso del hijastro, para intentar prolongar su reinado.

La ambición de Elena y Rodrigo fue la perdición política de Graco, pero también representó la ruina del estado. Graco Ramírez pudo pasar a la historia como un buen gobernador, bastaba con superar lo poco que hizo Marco Adame y cumplir algunas de sus promesas de campaña. El tabasqueño tenía la experiencia, las relaciones nacionales y el apoyo del presidente de la república para hacerlo, su habilidad le ubicó rápidamente en el primer círculo de la política nacional y en el ánimo del ejecutivo federal, pero en lugar de aprovechar esas circunstancias para trascender como gobernante, el perredista sucumbió a los chantajes de su familia, perdió el rumbo y llevó a Morelos al peor momento de su hisroria.

Al final de su sexenio Graco Ramírez vive lo mismo que hizo vivir a los gobernadores que hostigó; peor: Graco concluye su mandato en medio del repudio público, acosado en lo social, perseguido en lo político y con la amenaza del nuevo gobernador de meterlo a la cárcel.

El cierre de sexenio de Graco Ramírez es peor que el de los últimos gobernadores, incluyendo el de Jorge Carrillo Olea, quien tuvo que renunciar al cargo. El general entregó el poder porque así lo quiso el presidente de la república, Estrada y Adame se mantuvieron en el cargo porque los protegieron desde Los Pinos; Graco llega al final porque Peña fue cómplice de sus tropelías, pero con un escenario terrible: la gente lo desprecia, el futuro gobernador lo odia y al próximo presidente de la república le encantaría verlo en la cárcel.

Nada hay ya que pueda hacer Graco Ramírez para cambiar las cosas, toda su experiencia y habilidad política se fueron a la basura cuando entregó el poder a su familia y dejó que Elena, Rodrigo y José Domingo, hicieran del gobierno estatal un negocio y un instrumento para satisfacer sus egos.

Todo el desprecio que mosró esta familia hacia los morelenses y toda la arrogancia con la que actuaron a lo largo de seis años se traduce en lo que vemos hoy en día. Graco Ramírez pudo pasar a la historia como un buen gobernador, pero se dejó chantajear por su familia y sucumbió a los placeres económicos y carnales. Todos ellos son culpables de la catástrofe y de la corrupción que hoy vemos en Morelos y tienen que pagar por ello.

La suerte de esa familia está echada: el desprecio público y el descrédito político se acompañarán de una persecución judicial que ya les quita el sueño y probablemente les arrebatará la libertad.

  • posdata

Lo que hicieron los diputados de la 53 legislatura de Morelos es tan grave como lo que hizo Graco Ramírez con el estado; no puede entenderse la catástrofe en la que se encuentra sumida nuestra entidad sin la participación directa de quienes, se suponía, son la representación del pueblo y tendrían que haber sido un equilibrio de poder.

El parlamento es cómplice del saqueo del gobierno estatal y también culpable de la quiebra del poder legislativo; lo hecho por los 30 diputados no tiene precedente, nunca antes habíamos visto tantos excesos ni tanto cinismo como el que ha caracterizado a esta legislatura.

Por un lado están las leyes y las reformas aprobadas para beneficiar al gobernador y por otro los excesos económicos, la quiebra del legislativo, las jubilaciones y la sindicalización de familiares y amigos. No olvidemos la autorización de múltiples créditos al ejecutivo y la entrega del control de la cámara a Rodrigo Gayosso.

La forma como los 30 diputados actuales abusaron de la representación que les dio la sociedad no tiene nombre, carece de moral y merece ser castigada. El enojo que provoca el actuar de este parlamento es tan grande como el desprecio que causan todos sus integrantes.

Cuauhtémoc Blanco prometió meter a la cárcel a Graco Ramírez por el enorme daño que este y su familia causaron a la entidad; los diputados tendrían que seguir ese ejemplo y actuar con contundencia contra una legislatura que traicionó la confianza ciudadana, abusó de las instituciones y lastimó profundamente al estado.

En uno y otro caso, si no se aplica la ley contra quienes lastimaron a la gente y a Morelos, habrá complicidad. Hortencia Figueroa, Francisco Moreno y Beatriz Alatriste son los primeros de la lista.

  • nota

Las manifestaciones de trabajadores contra Hortencia Figueroa comenzaron la semana pasada; al grito de ¡Páganos Hortencia, páganos ratera! Una centena de empleados legislativos bloquearon calles y luego se plantaron en el recinto parlamentario para exigir que les salden sus emolumentos.

No hubo respuesta a las demandas de los empleados, la legisladora se ocultó y no dio la cara a quienes le reclamaban el justo pago de sus salarios, aunque sí en cambio tuvo tiempo para atender y entregar a los legisladores un bono económico de fin de legislatura.

Queda una semana para que concluya el periodo de los actuales diputados y sólo ese tiempo para que los empleados que aún no han cobrado logren obtener algo de lo que les deben; después del sábado Hortencia Figueroa se irá y no habrá manera de que los trabajadores cobren.

Lo único que queda a quienes demandan que se les retribuya su trabajo es endurecer su postura desde hoy y hasta la transición de poderes en la cámara de diputados; eso y documentar y hacer públicos los abusos cometidos por los diputados, mostrar escritos que les comprometan, para que la siguiente legislatura tome cartas en el asunto y se interese en cumplir sus demandas.

Los abusos de Hortencia Figueroa son con todos: con los trabajadores de confianza a quienes se niega a pagar sus sueldos y con los sindicalizados, a quienes pretende afectar colocando entre sus filas a un centenar de personas ligadas a ella y a otros legisladores. El líder del sindicato del Poder Legislativo, por cierto, está conforme con esta basificación porque él ya obtuvo un beneficio económico personal por dicho acuerdo.

No hay más: si los trabajadores a quienes les adeudan sueldos quieren cobrar y los sindicalizados no desean que sindicalicen a la gente de los diputados, lo que deben hacer es unir fuerzas. Por la naturaleza de su actividad, ellos saben con precisión lo que pasó en esta legislatura.

  • post it

En este gobierno la corrupción está en todos lados. Un ejemplo claro de ello es el Instituto de Crédito para los Trabajadores del Gobierno del Estado, donde su directora Paula Trade se ha hecho de una enorme fortuna que le ha permitido adquirir propiedades y viajar por el mundo.

La crisis en esa dependencia, cuentan los trabajadores, es total; los problemas están en todos lados y la titular nunca está en las oficinas para resolver las necesidades de la gente. Eso sí, en complicidad con María Fernanda Becerra Pérez, coordinadora de finanzas, la directora hace pingües negocios, acordes a todo lo que se hace en esta administración.

Varias veces se ha denunciado la manera como opera esa dependencia y como su directora Paula Trade se ha enriquecido a costa del erario. Nadie hace caso porque la corrupción es el común denominador de este régimen y Trade Hidalgo, como el resto del gabinete y la legislatura 53 son parte del séquito del Ali Babá tabasqueño.

  • redes sociales

Un diputado electo de Morena ya se desprendió del grupo parlamentario para unirse a las filas del PES; otro más, Pepe Casas, ha desconocido a Javier García como coordinador, porque afirma que es Gato de Graco Ramírez.

Todavía no inicia la legislatura y ya se comienzan a ver problemas en Morena. O El Gato García actúa rápidamente y recompone las cosas o pronto estará en una situación muy comprometida para él y para su partido.

Operación política y manejo de la comunicación son claves.

Comentarios para una columna feliz:

eolopacheco@elregional.com.mx

Twitter: @eolopacheco

Facebook: Eolopachecomx

Instagram: eolopachecomx

Ámbito: 
Local