03 Jun. 2016
Tres amigas, dos de ellas ricas, la otra no, se casaron el mismo día. Al regreso de sus respectivos viajes de luna de miel se reunieron a intercambiar sus impresiones. Contó la primera ricacha: "La noche de bodas mi marido abrió una botella de finísimo champán. Estuvimos champaneando toda la noche". Relató la segunda: "Mi esposo abrió una botella del más caro coñac. Estuvimos coñaqueando toda la noche". Narró la chica de condición económica modesta: "Mi marido abrió unos sobrecitos de Kool-Aid, ¡y vieran qué a gusto nos la pasamos!"... En un desierto de Corea del Norte sobresalían de la tierra tres enormes cilindros de 15 metros de altura cada uno. Parecían de metal, pero estaban hechos de cartón pintado. El primero terminaba en forma de corneta; el segundo remataba en algo que semejaba boca de pescado, y el tercero mostraba en lo más alto unos como pétalos de flor. El militar a cargo de los estrafalarios armatostes le dijo a un visitante ruso: "La verdad es que son pura escenografía, pero con ellos tenemos muy intrigados a los norteamericanos"... El hombre de la tienda le mostró al comprador un traje a cuadros verdes, morados y amarillos. Ponderó el cliente: "Si me pongo ese traje mi esposa no va a querer salir conmigo. ¡Me lo llevo!"... Conocí a un diplomático extranjero que está a punto de terminar su representación en México. Se siente triste. Me dijo: "No quiero irme. Aquí he sido feliz". Explica: "Los mexicanos, aún los pobres, viven en un paraíso, y no se dan cuenta de ello. A ustedes no les falta nada. Su sentido de la vida los hace estar alegres incluso en medio de la adversidad. Saben de fiestas; saben gozar. Tienen problemas, como todos los países, pero son más los bienes que disfrutan que los males que padecen". Sé bien que esas palabras no serán muy apreciadas por quienes piensan que vivimos en el peor de los mundos posibles; esos que confunden al gobierno con la Patria; los que no ven que por cada hombre malo hay 10 mil buenos, y por cada político corrupto hay 100 mil mexicanos que trabajan honradamente cada día para dar a los suyos una vida mejor. No vivimos en el mejor de los mundos posibles, es cierto, pero ¿acaso algún humano vive en él? Aprendamos a ver lo bueno que tiene nuestro país, y disfrutémoslo. Y en cuanto a los males que padecemos -que son muchos, es cierto- el trabajo y la participación cívica son siempre mejores que la indignación por pose o la queja por costumbre. (¡Bófonos!)... "¡Carajo, Trogla! -se enojó el hombre de la Edad de Piedra con la mujer-. ¿Ahora que he matado mi primer dinosaurio me sales con la onda de que eres vegetariana?"... Capronio, sujeto ruin y desconsiderado, fue a la playa con su esposa y su suegra. Le dijo su mujer: "Mamá anda muy juguetona. Quiere que la entierre en la arena". Respondió con fingida preocupación el tal Capronio: "¿Habrá suficiente?"... El doctor Ken Hosanna salió de su privado acompañando a la curvilínea chica. Le indicó a su secretaria: "La cuenta de la señorita asciende a 2 mil pesos. Por favor págueselos"... Pepito le dijo a Rosilita: "La clase de educación sexual para los niños estuvo muy interesante. Nos enseñaron cómo se tienen los bebés". Contestó Rosilita: "La clase para las niñas estuvo mucho más interesante. Nos enseñaron cómo no se tienen"... En la mullida cama de su alcoba estaba sin ropa, y con una enorme sonrisa, lord Feebledick, el marido de lady Loosebloomers. Lo acompañaban, igualmente coritas, es decir nudas, en peletier, la bella mucama de la casa, la frondosa cocinera y la exuberante planchadora. Les dijo milord con gran orgullo: "¡Y pensar que cuando mi mujer salió de viaje me dijo que estaba preocupada porque no sabía si yo podría manejar a la servidumbre!"... FIN.
Leer más: http://www.reforma.com/aplicaciones/editoriales/editorial.aspx?id=89879#ixzz4AVhZ4Zgm
Follow us: @reformacom on Twitter