JOSÉ ANTONIO ORTÍZ GUARNEROS, LA ESPERANZA PARA QUE LA SEGURIDAD RETORNE A MORELOS…
El nombramiento del almirante José Antonio Ortiz Guarneros como futuro secretario de Seguridad Pública en Morelos trae consigo una esperanza social, sobre todo porque al final de la presente administración la inseguridad repuntó aún más.
Hoy es inevitable decir que el esquema de seguridad impuesto a través del Mando Único fracasó, como el “Rambo” de Tijuana, Jesús Alberto Capella Ibarra, también demostró que su papel fue de caricatura y su trabajo digno para dejarlo en el olvido.
Los retos del almirante Ortiz Guarneros son muchos y lo sabe porque conoce la actividad delictiva que hay en Morelos, basado en estudios hechos y tener un análisis sobre cómo actuar en un estado en donde predomina la delincuencia.
Al futuro secretario de Seguridad Pública, el comisionado estatal de Seguridad Pública no podrá negarle ningún tipo de información, sobre todo porque la instrucción del Gobierno de la República es poner orden y tranquilidad en el estado.
La relación entre José Antonio Ortiz y Alberto Capella será meramente institucional, porque dentro del futuro servidor público del estado hay seriedad mientras que el actual comisionado hay ceguera y oídos sordos en reconocer que hoy a un mes de terminar el actual gobierno quedó como un fracasado.
Con los análisis hechos el futuro secretario de Seguridad Pública ya sabe qué bandas delictivas operan en Morelos, cuáles son sus alcances y por dónde puede generar soluciones a las demandas de la sociedad.
Abrir el diálogo y la coordinación de trabajo entre las autodefensas que operan en Los Altos de Morelos y la corporación policíaca, para mantener una coordinación que permita devolver la paz y armonía de esos pueblos.
Antes, como fue anunciado por Ortiz Guarneros, habrá una revisión exhaustiva sobre los altos mandos, mandos medios y elementos policíacos, para realizar los cambios y generar una corporación que dé certidumbre y confianza social.
La tarea del almirante no es fácil y deberá mostrar capacidad con acciones y no con palabras, como lo mencionó ante los medios de comunicación al ser presentado por el gobernador electo Cuauhtémoc Blanco.
Su función advirtió que no será mediática, como suele pasar con el comisionado estatal de Seguridad Pública, Jesús Alberto Capella Ibarra, quien le gusta estar en las entrevistas televisivas con preguntas a modo en la Ciudad de México, mientras su función en la entidad es nula.
Por eso el papel de José Antonio Ortiz Guarneros será de recomponer todo el esquema policíaco, incluso saber si en realidad funciona el C-5 o también es un elefante blanco como la Comisión Estatal de Seguridad Pública y su actual titular.
De ahí que Cuauhtémoc Blanco en el área prioritaria de su administración fijó a un personaje con un alto y serio conocimiento, no un Rambo, que debe responder no al futuro gobernador, sino a una comunidad que ahora sin conocerlo ya cimentó su confianza hacia el experimentado almirante.
Además, habrá que resaltar la carrera de 45 años de un personaje que también cuenta con la maestría en Seguridad Pública, con resultados amplios en donde ha colaborado dentro de la Secretaría de Marina y con un equipo de trabajo conocedor del estado.
Para algunos críticos de café o “analistas políticos” quizá el nombramiento signifique “militarizar al estado”, esos “activistas” defensores de los derechos de la delincuencia así lo plantearán, por tener espacios mediáticos.
Sin embargo, habrá que recordar a esos críticos de todo y aportadores de nada que por desconfianza hacia las corporaciones policíacas es la razón que las fuerzas armadas y navales entraron en acción en algunos estados.
Incluso, una de las principales propuestas de la ciudadanía durante la campaña de Cuauhtémoc Blanco Bravo fue que en el área estuviera un reconocido personaje, si era de origen de las fuerzas castrenses o navales no importa debido a que son los que actualmente podrían poner orden en el estado.
Así es que el mayor reto del almirante José Antonio Ortiz Guarneros, originario de Veracruz y conocedor del estado de Morelos, es responder a la sociedad con hechos, no con actuaciones televisivas como sucede actualmente con Jesús Alberto Capella Ibarra, a quien solo le falta colocarse una nariz roja, una peluca multicolor con zapatos amplios y otros artículos más.
Antes del primero de octubre que tome posesión con el gobernador electo Cuauhtémoc Blanco, el futuro secretario de Seguridad Pública tendrá más que un análisis un programa serio para el rescate del estado a fin de poder devolver la tranquilidad, armonía y paz del pasado. ¡Que así sea!