I. De ensueño. Nadie imaginó, sobre todo, después de las campañas electorales, que el escenario se aligeraría tanto. La transición 2018 y el ascenso al poder de un partido de izquierda son más tersas de lo que se esperaba en todo el país. Andrés Manuel López Obrador, presidente electo, manifestó que su relación con Enrique Peña Nieto, actual mandatario, es muy buena, por lo que consideró que la transición seguirá en la ruta de la tranquilidad y la paz nacional. Y para redondear el suave momento político que vive México, hasta el Partido Revolucionario Institucional ha emitido expresiones de apoyo al nuevo gobierno. En otros tiempos esto sería imposible. Sorprendente.
II. Cambio de piel. Lo que intentó el líder de los senadores de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado Rannauro, no se lo creyó ni él. Se presentó en la tribuna del Congreso y su mensaje se centró, paradójicamente, en el rechazo a la corrupción, al abuso del poder y a la impunidad. El fundador del partido naranja ofreció el voto de sus legisladores a Morena, para echar abajo el gasolinazo, eliminar el fuero, crear una comisión de la verdad, así como también para que se eliminen las pensiones a los expresidentes. Le gritaron de todo. Y ante el reclamo generalizado, Delgado aseguró que “no hemos sido acomodaticios”. Después de su dicho se le debe responder de forma contundente: ¡No, qué va!
III. Cuentas. Roberto Campa Cifrián, en su papel de secretario ejecutivo del Comité Nacional de Productividad, informó que compartirá las conclusiones de su acta de entrega como titular de la Secretaría del Trabajo. Aseguró que en materia de generación de empleos se prevé pasar de 33 a 77 empleos formales creados por hora. Aseguró, además, que es labor de todos los integrantes de dicho órgano concientizar a la siguiente administración sobre la importancia de la productividad en el país. No pierdan el tiempo, mejor entreguen buenos números, pues los mexicanos merecen saber cómo están las cosas en el tema de la generación de empleo. No lo pierdan de vista.
IV. Directo. El regreso de Porfirio Muñoz Ledo a los primeros planos de la política ha sido bien recibido por todos. El experimentado político se volvió a escuchar en el Senado de la República, con sapiencia, enjundia, contundencia e integridad. Con senadores y diputados con esas capacidades, el Congreso se dignificará y lo que de ahí emane será en beneficio de México. Por lo pronto, puso en su lugar a Emilio Álvarez Icaza, quien llegó a su escaño bajo el cobijo de Por México al Frente: “Usted no es un senador independiente, sino un senador sin partido. Usted concurrió a las urnas con una coalición y después se separó”. El legislador huérfano es el reprobado del proceso electoral. Qué fácil, ¿no?
V. Qué vergüenza. Silvano Aureoles, gobernador de Michoacán, tiene a su entidad, literalmente, en la orfandad en todo sentido. La ausencia de poder y Estado de derecho tiene a los narcotraficantes haciendo lo que quieren. Pese a que estos delincuentes agreden a los ciudadanos, quienes son gente trabajadora y que hacen algo por el estado, el gobierno no hace su deber, sí, proteger a los michoacanos. Mientras en ese estado los narcos negocian a balazos y la gente vive en el terror, los policías de don Silvano andan bien ocupados arrestando a ciclistas por pasarse los semáforos. A uno de ellos lo derribaron y lo esposaron, como si fuera un delincuente peligroso. ¿Por qué no le hacen lo mismo a los sicarios y a quienes de verdad violentan la ley? Dan pena.