Triste final
El cierre de administración del gobierno perredista de Morelos es el peor que se ha visto en el estado en los últimos años, quizá en toda su historia. El gobernador concluye su mandato en medio de acusaciones, señalado por actos de corrupción y odiado por la gente. Ni Jorge Carrillo Olea terminó tan mal como Graco Ramírez.
Graco Ramírez nunca pensó que concluiría su gestión así; en la mente del tabasqueño predomina la arrogancia, es un hombre soberbio que no acepta sus equivocaciones ni reconoce más verdad que la suya. Su estilo bélico y de confrontación le sirvió cuando era oposición, entonces provocaba, peleaba y negociaba; como gobernante la estrategia dejó de ser efectiva porque a él le correspondía dar resultados. Al final de su carrera política el tabasqueño luce mermado en lo físico y desprestigiado en lo social, pasará a la historia como el peor gobernador de Morelos y como uno de los más nefastos del país. Sus últimas acciones y decisiones, además, muestran que su salud mental se ha deteriorado.
Los saldos que deja el gobierno del PRD son terribles en casi todos los rubros; Morelos es hoy porcentualmente, la entidad más endeuda de México, las finanzas públicas viven un momento sumamente grave, al grado que el gobierno ha dejado de pagar a proveedores, ha suspendido contratos, programas sociales y no hay certeza de que se tengan los recursos necesarios para cerrar el año fiscal, incluyendo los salarios y prestaciones de ley para los trabajadores.
En materia de seguridad la situación es igual de mala: la violencia no ha cesado y los problemas se salieron de control desde hace varios meses; el número de personas que han perdido la vida en hechos violentos es enorme, más que el año anterior, y todavía faltan cuatro meses para que termine el 2018. Los futuros encargados de la seguridad y las áreas de inteligencia militar tienen claro la gravedad del problema y confirman que desde que su hijastro perdió las elecciones en julio pasado, Graco Ramírez dejó suelto el tema.
Pero el aspecto más grave de todos en esta administración ha sido la corrupción y la falta de transparencia en el manejo de las cuentas públicas. Graco Ramírez y su familia (Elena, Rodrigo y José Domingo) son depredadores, hundieron a la entidad en la peor crisis económica de su historia y marcaron una nueva era en materia de impunidad y abusos.
La corrupción de la familia gobernante es enorme y se encuentra en todos los ámbitos de la administración estatal, se puede ver en el costo de la obra pública, en la calidad de los trabajos y en las empresas que fueron beneficiadas. Esta administración adjudicó de manera directa la mayor parte de la obra pública y casi siempre fue a empresas recomendadas por alguno de los hijos del gobernador; eran empresas de sus amigos y en algunos casos, de prestanombres.
Pero los abusos no se quedaron ahí: además de que ellos se adjudicaban todo, la calidad de los trabajos que realizaban representa otra manera de corrupción. Ahí está, por ejemplo, el millonario estadio Agustín Coruco Díaz (+800 millones), que se inunda cuando llueve, que carece de estacionamiento y que ya deja ver cuarteaduras en varios lados.
Lo mismo se puede decir de la nueva sede del Congreso de Morelos (500 millones), cuya mala calidad está a la vista: carece de rampas para personas con discapacidad, se inunda, está inconcluso, no contempló medidas adecuadas de seguridad y la calidad de los materiales no refleja el costo que se pagó por él.
O el Museo Juan Soriano (+300 millones), recientemente inaugurado, con visibles problemas estructurales, con serios problemas de filtración de agua, la Plaza de Armas (150 millones), cuya plancha tiene fracturas en varios puntos, las calles Ricardo Linares, Guerrero o Gutenberg (+60 millones), en donde se nota la mala calidad de los materiales y por supuesto en el mini parque de Patios de la estación (8 millones), que a un par de años de inaugurado está totalmente deteriorado.
En las obras que ha realizado esta administración se ven dos cosas: precios inflados y mala calidad de materiales. El gobierno de Graco Ramírez debió exigir a las empresas constructoras que corrigieran las fallas o bien pudo aplicar las fianzas que todas las empresas deben presentar antes de recibir los contratos, pero no ha hecho nada.
Y no lo ha hecho porque la complicidad entre constructores y gobierno es absoluta; desde hace tiempo se habla del “regreso” de recursos que se hace a las cuentas de funcionarios o de los hijos del gobernador, situación por la cual, dicen algunos constructores, era necesario bajar la calidad de los materiales. Ante esa situación es imposible que el gobierno actúe, porque es cómplice.
La corrupción en este gobierno es brutal, no tiene precedente y genera una enorme molestia ciudadana. Lo anterior es apenas un breve recuento de algunas de las muchas cosas que se hizo durante esta administración en materia de obra, no son todas, ni tampoco son todos los casos en los que se cometieron actos de corrupción.
Están también los millonarios contratos de artistas y renta de equipo para conciertos, que manejó directamente José Domingo Ramírez o la compra de medicinas y material médico en cuyos casos siempre estuvo presente la mano de Rodrigo Gayosso y José Domingo Ramírez; o las obras en la Comisión del Agua, en donde, cuentan, El Gayo palomeaba todas las que superaban los 10 millones, pero Valencia se quedaba con los contratos menores.
Todos estos excesos económicos sumados a la actitud prepotente de los funcionarios y de la familia gobernante hundieron al gobierno de Graco Ramírez. Casi desde el principio Graco perdió la brújula y su olfato político; cuando dejó en manos de su esposa la administración del estado y puso en manos de su hijastro su futuro político, su futuro se vino abajo. El perredista no razonó, se dedicó a grillar en lo nacional y a recibir los beneficios económicos que le pasaba su familia; cuando se dio cuenta del problema en el que lo habían metido ya era tarde... y ni en ese momento cambió de actitud.
Al finalizar su ciclo como gobernante y muy probablemente su carrera como político, el tabasqueño se ve descompuesto, avejentado y sin opciones para continuar en la vida pública. La gente lo odia y se quedó sin aliados políticos ni protección nacional; hoy Graco Ramírez es un apestado en la política, nadie quiere estar cerca de él ni apuesta un peso por su futuro; él mismo sabe que su única opción es atrincherarse para tratar de defenderse y su mejor escenario es librar la cárcel.
Nada de lo que le ocurre al gobernador y a su familia es casual, ni mucho menos injusto. Ellos son los responsables de su situación y los culpables de que Morelos viva uno de los peores momentos de su historia.
Graco Ramírez concluye su mandato igual o peor que Javier Duarte.
- posdata
Manuel Agüero busca evadir el brazo de la justicia y para ello, lo primero que hace, es complicar el arranque de la siguiente administración. Como un Graco chiquito y de pelos necios, el rubicundo alcalde se niega a entregar información a la administración entrante, basifica personal, crea nuevos sindicatos y siembra una bomba de tiempo en materia de laudos y deudas a proveedores.
El corrupto edil apuesta a lo mismo que el gobernador: no da información y genera caos con la esperanza de que los problemas agobien a su sucesor y ello les impida proceder en su contra.
Pero de manera particular y en contubernio con Rodrigo Gayosso el todavía alcalde de Jiutepec planea dar un salto de la presidencia de Jiutepec a la presidencia del PRD; Manolo ha platicado con El Gayo, han llegado a un acuerdo de cuidarse mutuamente y coinciden en la necesidad de mantener el control del partido para desde ahí reinventarse.
Agüero Tovar va por la presidencia del PRD en Morelos, la buscará con el apoyo del hijastro de Graco Ramírez y bajo la lógica de obtener con ello un blindaje contra cualquier acción legal que su sucesor pretenda emprender en su contra. Desde el partido, piensa, cualquier procedimiento que inicie Rafael Reyes podrá asumirse como un ataque político y no como un acto contra la corrupción.
Luego de la catástrofe que vivió el PRD en Morelos será interesante ver si los perredistas siguen confiando su futuro en un personaje como Rodrigo Gayosso que los llevó al matadero, que hundió en el descrédito a la institución, que volvió mercantiles todas las decisiones, que expulsó a los verdaderos liderazgos del partido y que prostituyó de manera grotesca a la institución.
Las cartas credenciales de Gayosso y Agüero están a la vista: son dos personajes acusados de corrupción, mal vistos, desprestigiados en lo social y fracasados en lo político. Los resultados de sus estrategias, acciones y decisiones a la vista; no queda duda que además de perdedores, son torpes.
Aún si Manolo Agüero llega a la dirigencia del PRD no podrá evitar que lo alcance el brazo de la ley, lo único que logrará es terminar de hundir a un partido que carece de rumbo y de futuro.
- nota
La crisis en la UAEM es cosa seria; no se podrá cubrir el próximo pago de los salarios de los trabajadores y desde hace varias semanas la institución se ha declarado en moratoria de pagos.
El problema es serio y añejo, tiene que ver con el esquema de pensiones y jubilaciones, con los pasivos acumulados por años y también, lamentablemente, con el mal manejo financiero que tuvo la administración de Alejandro Vera Jiménez.
Nuestra máxima casa de estudios necesita ayuda urgente, es vital que tanto los gobiernos estatal y federal tiendan la mano y otorguen recursos para que la UAEM no pares sus labores. Los sindicatos ya emplazaron a huelga, demandan el pago de sus salarios y advierten que la única respuesta que aceptarán es la liquidación de sus sueldos y prestaciones.
El problema en la universidad de Morelos es brutal y no se ve por dónde se resuelva en el corto plazo; el gobierno de Graco Ramírez ya se lavó las manos y dijo que el tema ya le corresponde a Cuauhtémoc Blanco; el futbolista revira que aún no toma posesión del cargo y que, aunque tiene la disposición de ayudar, no acepta que le echen una papa caliente que no es suya.
La crisis universitaria es fuerte y nada sencilla de atender, porque además del problema financiero hay una serie de acciones legales emprendidas por la federación en contra del ex rector por supuestos actos ilegales en la llamada “Estafa Maestra”; Alejandro Vera esta señalado por autoridades federales, lo acusan de haber participado en este desvíos de recursos y existe al menos un proceso legal en su contra; esta situación complica el rescate financiero y retrasa la ayuda que requiere nuestra universidad.
La hora cero ya llegó en la UAEM, dice el rector Gustavo Urquiza. Ya no hay dinero para pagar sueldos ni para que la universidad siga operando. Todos en el Campus Chamilpa esperan un milagro, pero no se ve por dónde pueda llegar.
- post it
La información me llega a través de las redes sociales. Es obvio que el tema de la corrupción en el gobierno de Graco Ramírez está la vista de muchos ciudadanos y poco a poco se comienza a documentar. Esto es sólo una parte de las muchas cosas que se hicieron y representa un simple recuento de lo que oficialmente pagó el gobierno estatal por concepto de conciertos.
En este tema la pauta la llevaron Elena Cepeda y su hijo José Domingo Ramírez; la damota y el nene hicieron de la cultura estatal un acto de entretenimiento personal y así lograron obtener jugosísimas ganancias económicas personales.
José Domingo operó la contratación los espectáculos, la renta del mobiliario y también la adjudicación de contratos en la Secretaría de Salud.
Esto es parte de lo que envía Mario Castro a través de las redes sociales:
Por los magnos conciertos impulsados en el gobierno de Graco Ramírez se pagaron mas de $ 86 mdp:
a.- $ 15 mdp. Placido Domingo, "Arena Teques, 10 de octubre del 2013.
b.-$ 11 mdp. "Mijares y Emmanuel, "Teques”, 17 de Mayo del 2014.
c.- $ 21 mdp. Marco Antonio Solis,“Coruco Diaz”, 6 de Diciembre 2014.
d.- $ 10 mdp. Festival Vaivén 2015, “Arena Teques” 16 de Mayo 2015
e.- $ 29 mdp. Sting Banda Police,"Arena Teques, 10 de octubre 2015.
¿Quién dice que la cultura no es negocio?
- redes sociales
Cuentan que Alejandro Vera estaría considerado para formar parte del gabinete de Cuauhtémoc Blanco. Con la crisis actual de la UAEM y el emplazamiento a huelga por parte de los sindicatos, sería un error que el ex seleccionado nacional incluyera en su equipo a un funcionario bajo proceso federal, señalado de actos de corrupción y a quien la comunidad universitaria culpa de la quiebra en nuestra máxima casa de estudios.
Simplemente se vería mal y generaría problemas gratis a un gobierno que recién empieza.
Comentarios para una columna sonriente:
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