A coro, los diputados de Morena tuvieron la desfachatez de sabotear el mensaje de la priista Claudia Ruiz Massieu con la vileza de enumerar a Los 43 de Ayotzinapa, pese a ser ellos (perredistas y protomorenistas de entonces) quienes gobernaban Iguala y Guerrero al ocurrir la matanza.
Y antier, como gusanos en la sopa de la escandalosa pero constitucional licencia al verde Manuel Velasco para suplirse a sí mismo como gobernador “sustituto” (a nadie se le puede obligar a hacer lo que no quiere o que el favorecido “legislara” y votara durante tres tristes meses), luego de que el Senado la aprobó, el mercachifles PVEM (que con el PRI de alcahuete asesinó el espectáculo familiar de los circos) cedió a la fracción morenista cinco de sus diputados (uno de estos el timador que se hizo pasar por “indígena”), usando esta vez el chantaje y el flagelo del cáncer para dizque sacar adelante bondadosas iniciativas.
De vómito, pues, el alumbramiento del Congreso de la cuarta transformación.