PRI y PAN, como Canelo y Golovkin
Terminaron una pelea en donde se dieron con todo y ambos salieron francamente golpeados, con sangre en el rostro y moretones por doquier. Uno de los dos ganó, sí, pero el costo que pagaron fue alto. El campeón vigente no supo ni cómo perdió sus cinturones y el rival que no termina de convencer resultó favorecido apretadamente. Al final, el más beneficiado con el espectáculo que dieron fue alguien que ni sudó.
Se puede hablar así de Canelo, Golovkin y el público que presenció una gran pelea de box el sábado por la noche. También aplica para el PAN, el PRI y Morena.
En el PAN la historia de traiciones no termina. El cuarto de guerra de Ricardo Anaya, ex candidato presidencial y ex dirigente nacional, está fracturado: Marko Cortés dejó de seguir al pie de la letra las órdenes de Anaya, el hombre que lo volvió figura nacional al convertirlo en coordinador de sus diputados, y emprendió una discreta rebelión que lo llevó a negociar con los gobernadores del PAN (que nunca estuvieron con Anaya al 100%) y con los grupos más conservadores del partido. El resultado: una trifecta en la que Cortés apunta a la dirigencia nacional, Héctor Larios a la Secretaría General y Rafael Moreno Valle a la Coordinación de los panistas en el Senado, con el sacrificio de Damián Zepeda, una de las figuras centrales del anayismo.
No parecen haber aprendido. Lo que los ancló en la contienda presidencial y les impidió subir fueron las divisiones internas, empezando con la ruptura con Margarita Zavala. A los pocos días de haber perdido frente a López Obrador, los anayistas lo reconocían “en corto”: se habían equivocado. Siguen despedazándose.
En el PRI también reverencian al principal factor de la derrota: el presidente Enrique Peña Nieto. Por respeto a la investidura del “primer priista”, han decidido no moverse, no emprender ninguna restructuración real, no hacer nada hasta que no termine el sexenio.
Valiente oposición: en el PAN saben que los hundió la división interna, pero siguen peleándose; en el PRI saben que los hundió el gobierno de Peña Nieto, pero siguen a sus órdenes. Algún pensador dijo bien que el sentido común es el menos común de los sentidos.
Mientras tanto, el lopezobradorismo avanza sin oposiciones y se desenvuelve como gobierno en funciones aun cuando le faltan dos meses y medio para tomar formalmente el poder.
Con esa oposición tan debilitada, que no parece se vaya a reponer de la golpiza pronto, el escrutinio, evaluación y en su caso contrapeso del gobierno entrante descansará solamente en la cada vez más robusta sociedad civil y en los medios de comunicación.
SACIAMORBOS. Iban a Garibaldi por El Tortas, líder del cártel Anti-Unión Tepito. Los investigadores dicen que los sicarios no se dieron cuenta de que estaba en la banqueta de enfrente de donde dispararon y mataron a varios la noche del viernes.