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VIDA POLÍTICA

 

LA TEMEROSA HUIDA DE ALBERTO CAPELLA A LOS ESTADOS UNIDOS…

La semana anterior, el comisionado estatal de Seguridad Pública, Jesús Capella, decidió renunciar al cargo que había ostentado por cuatro años y nueve meses, con resultados de fracaso para el “Rambo” de Tijuana y de desgracia para los habitantes de Morelos.

El que venía como el súper policía de la ciudad fronteriza, al final salió corriendo por la puerta trasera y con su gorro de policía tapándose la cara, porque llevaba el estigma en la frente de haber sido un perdedor.

Dicen que nunca es triste la verdad lo malo es que no tiene remedio, así le pasó a quien fue el súper secretario en la actual administración de Graco Ramírez al grado de someter a todos los servidores públicos del primer nivel e incluso a quien hoy es una caricatura de fiscal General.

En cuatro años nueve meses Jesús Alberto Capella Ibarra solamente logró disminuir los recursos de los ayuntamientos del estado, para fortalecer la economía personal.

Los grandes negocios con contratos como la renta de patrullas, la de armamento, la desaparición del presupuesto para la presunta adquisición de mil 500 cámaras de video vigilancia y la venta de permisos para corporaciones policíacas particulares fue lo único que hizo el “Rambo” de Tijuana.

De lo demás, desde que llegó al cargo Jesús Alberto Capella Ibarra no logró disminuir el porcentaje de secuestros, de extorsiones, mucho menos de robos y asaltos.

De hecho, fue uno de los principales extorsionadores de presidentes municipales, sobre todo de aquellos que al principio rechazaron firmar el convenio del Mando Único y entregar el cinco por ciento de los recursos financieros para la prevención del delito.

Alberto Capella, también fue el principal secuestrador oficial, porque bajo amenazas y retenciones de los ediles los obligó a ceder en sus pretensiones de tener todos los elementos bajo su ordenanza e incluso imponer personales en las comandancias o jefaturas municipales de las corporaciones policíacas.

No fue lo único, atrajo los negocios de las policías viales, tanto así que se dio el lujo de tomar los corralones municipales en donde también los comandantes se negaban en dar las aportaciones económicas solicitadas.

Uno de los secuestros más grandes y que dieron la vuelta al mundo por parte de Alberto Capella, fue el del ayuntamiento de Cuernavaca, cuando Cuauhtémoc Blanco Braco como alcalde pretendió disolver el Mando Único en la capital morelense.

Todavía es recordada la huelga de hambre del hoy gobernador electo por las amenazas recibidas por parte del comisionado estatal de Seguridad Pública, así como la intervención del entonces secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Las retenciones también y amenazas del “Rambo” de Tijuana fueron hacia el obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro, situación que obligó al Estado del Vaticano pedir la intervención del Presidente Enrique Peña Nieto.

No es de olvidarse tampoco las extorsiones a los menores de edad de escuelas secundarias, del nivel bachillerato y universitarios, quienes al cobrar su beca salario eran detenidos y entregarlas a los elementos de la Policía del Mando Único.

Más resultados de la gestión como jefe policíaco de Capella, es la fabricación de presuntos vendedores menudistas de droga, secuestradores y extorsionadores, detenidos por sus policías.

Además de mantener siempre el control de la Fiscalía General y su titular de caricatura, Uriel Carmona Gándara, para hacer de esa institución una forma de venganza política hacia los enemigos del gobernador como lo hizo con el ex rector de la Universidad Autónoma del Estado, Alejandro Vera Jiménez.

De esto y muchas cuestiones más sería cuestionado este jueves el ahora ex comisionado estatal de Seguridad Pública, quien huyó del estado hacia la ciudad de San Diego, en California Estados Unidos, y evitar hacer el ridículo ante la máxima tribuna popular.

Por su soberbia y prepotencia, Alberto Capella también tuvo que huir de Morelos, salir corriendo por la puerta trasera del C-5 y con más odios que honores.

Su última pugna fue con la comandancia de la Vigésimo Cuarta Zona Militar, a la que pretendió utilizar sus integrantes para que fueran su escolta y  ningunear al Mando Militar.

Ahí lo que encontró fue la negativa diplomática y luego la advertencia de la milicia mexicana, incluso a pesar del apoyo que le dio Renato Sales, comisionado nacional de Seguridad Pública, porque las fuerzas armadas no responden a intereses particulares, sino para la defensa soberana de la nación.

Y al final, el resultado de Alberto Capella fue de fatalidades, del incremento de los homicidios dolosos, sobre todo en hombres, de feminicidios y de dejar una policía desprestigiada odiada por la sociedad.

A pesar de que el “Rambo” de Tijuana huyó como un cobarde del estado, pronto como el carnicero de ayer podría ser la res sacrificada en unos días más. ¡Ya veremos y les contamos!

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