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Escaparate

El inframundo morelense:

Llegó la hora del castigo…

Más de veinte años hace ya de que el crimen organizado sentó sus reales en Morelos.

Y, bien mirado, actores políticos y gobiernos van y vienen, pero la única constante es la presencia de Graco Ramírez en la entidad, como sinónimo de la desestabilización permanente, y ahora también de muerte.

De la entidad luminosa al luto eterno.

Del autoritarismo priista, a la desfachatez y cinismo de supuesta izquierda de Graco Ramírez, protegido del PRD.

De la sociedad aterrada a la movilización intensa.

De los intentos legales vía juicio y revocación de mandato por desterrar al dizque político al que le gustó Morelos para hacer de las suyas, al acorralamiento para impedirle que siga sumiéndonos en la violencia y las fosas.

Todos los focos nacionales e internacionales están puestos en Tetelcingo.

Los padres de los desaparecidos de Ayotzinapa…

Personal de la Organización de las Naciones Unidas…

La Procuraduría General de la República, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el Secretario de Gobernación, el poeta Javier Sicilia, periodistas como Carmen Aristegui, presentes en el escándalo y la ignominia más grande que se haya registrado en la entidad, y es justamente bajo el mando del otrora sedicente “luchador social”.

La semana que nos precede una marcha sí y otra también, en protesta contra el desgobernador por su falta de respuestas.

Los meses anteriores, megamarchas convocadas por la iglesia católica, o por la máxima casa de estudios de la entidad.

Y las semanas por venir, las protestas serán la constante contra el sordo y ciego reducido al espacio de su guarida y las cavilaciones sobre sus próximos negocios.

Atrincherado, con una mueca que si bien refleja burla y soberbia, también ya denota el nerviosismo, el autoritario desgobernante le apuesta al tiempo, aunque sabe que no debe apostar al olvido de la sociedad sobre su desdén, nepotismo e indiferencia por el dolor de las víctimas de sus propias omisiones y delitos.

Le apuesta al tiempo, porque entre los retrasos intencionados de la Fiscalía, así como los seis meses que aguardan para la identificación de las víctimas de su indolencia, piensa que tal vez la ira, el descontento, los deseos de justicia hayan menguado.

Este es el inframundo en el que ha sumido Graco Ramírez a Morelos.

No obstante, el tabasqueño ignora la historia que con sangre ha escrito la gente aquí nacida desde la Revolución, precisamente contra los caciques como el que ahora ostenta la dictadura al estilo porfirista en la entidad.

La historia morelense habla de hombres y mujeres que han ofrendado hasta su vida por abandonar el inframundo de la injusticia, la delincuencia, los abusos y las muertes a cargo de los tiranos.

Morelos no quiere ni merece el inframundo en que ahora nos ha instalado un mercenario tabasqueño que no tiene apego por esta tierra, por su gente, por la vida de sus habitantes.

Más aún: se burla con cifras alegres sobre la disminución del número de secuestros.

Es cuestión de seguirlo acorralando.

No ganará seis meses más en lo que terminan los análisis de ADN de los cadáveres.

Hoy ya pueden fincarse responsabilidades por los actos y omisiones.

No puede decir que no estaba enterado, pues ha presumido de sus reuniones semanales con su “Gabinete Familiar de Seguridad”.

Llegó la hora del castigo a los responsables.

 

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