¿Y quién va a operar el gobierno?
Si usted es un director general en alguna dependencia pública, como Hacienda o Gobernación puede aspirar a ganar por su trabajo un máximo de 80 mil 354 pesos mensuales como salario bruto, de acuerdo con los tabuladores que reveló Javier Tejado esta semana.
Pero, si usted es un director de área, entonces su aspiración será llegar a los 40 mil 974 pesos brutos cada mes.
De acuerdo con un estudio de la consultora Michael Page realizado entre 78 mil profesionales, un director de administración y finanzas en la Ciudad de México, en una empresa grande, gana un mínimo de 160 mil pesos brutos al mes en la zona centro del país, y en el norte podría llegar fácilmente arriba de 200 mil pesos.
Un director general jurídico, igualmente en una empresa grande, puede aspirar a un salario de 350 mil pesos al mes o un director de operaciones podría llegar a 250 mil en una empresa grande. Un analista junior en un banco podría aspirar a un sueldo mensual de 50 mil pesos.
Es decir, un profesional con unos 5 años de experiencia en una empresa grande probablemente tendrá una mejor remuneración que un Jefe de Unidad que se encargue de la colocación de la deuda pública del gobierno por miles de millones de dólares.
Desde luego hay personas cuya motivación principal para trabajar en el sector público no es económica, sino vocacional o incluso social.
Pensemos que todos los primeros y segundos niveles de la administración pública en el gobierno de AMLO no tendrán motivación económica.
Sin embargo, hay varias decenas de miles de personas que eligieron el sector público como pudieron haber elegido una empresa.
La reducción salarial que llevaría a un subdirector de área a aspirar a un sueldo bruto mensual de 25 mil 607 pesos, seguramente va a producir una gran migración de funcionarios.
Quien conozca el gobierno sabe que en muchas ocasiones son los funcionarios medios los que permiten su funcionamiento. Son los que saben qué botones apretar para que las cosas sucedan.
Es cierto que hay ineficiencias, derroche y también hay mucha gente incompetente.
El problema es que la solución elegida por AMLO es el típico caso en el que se tira el agua sucia de la tina… con todo y niño.
En el equipo del presidente electo hay un buen número de personas que no ha trabajado en el sector público, pero hay algunos que sí tienen amplia experiencia en el gobierno.
Y quienes la tienen, saben que esta política de reducción salarial generalizada puede ser un verdadero tiro en el pie para el futuro gobierno de AMLO.
En 2019 podríamos tener dos impresiones. Por un lado, los hechos simbólicos que le van a atraer popularidad a quien ya será presidente en funciones, como el uso de líneas aéreas comerciales o el abandono de Los Pinos como Residencia Oficial.
Pero al mismo tiempo, hay el riesgo de que tengamos un gobierno que no funciona en muchas de sus áreas, en donde no se paga a proveedores porque quienes sabían cómo ejercer el gasto se fueron, o con recaudación que se desploma porque el personal calificado del SAT lo está abandonando.
Si en lugar de este recorte salarial de machetazo que va a realizar AMLO, se hubiera hecho un trabajo quirúrgico cuidadoso, aunque fuera menos popular y más lento, se preservaría el objetivo de tener un gobierno austero, pero sin los efectos perniciosos que eventualmente tendrá el recorte masivo.