Los narcomariachis
No, en la Ciudad de México no existen cárteles de narcotraficantes, cuando mucho llegamos a unos narcomariachis.
¿Acaso ha habido cuerpos descuartizados en las principales avenidas, ha habido ajustes de cuentas en los que se disparan cientos de balas? Por favor, no necee, no hay cárteles en la capital del país.
El anterior jefe de gobierno y hoy senador, Miguel Ángel Mancera, lo dijo fuerte y quedito muchas veces: “En la Ciudad de México no hay cárteles”. Mancera dejó el cargo hace menos de cinco meses, ¿usted cree que en esos pocos días los cárteles aprovecharon para colarse en la ciudad?
Sí, son la delincuencia organizada, pero no son tan organizados como para que en tan pocos días hayan tomado por asalto la capital del país.
Ahora suponga que los cárteles -ya ve usted como son-, hayan dicho: “Aprovechemos que el jefe Mancera ya no está y vamos a colarnos en la ciudad”. Por muy osados que sean no es creíble que se hubieran animado al ver que Mancera dejó en su lugar a su amigo José Ramón Amieva y en el mando de la Policía a Hiram Almeida. ¿Usted se atrevería a hacer algo ilegal con esa guardia?
Pero, como ya sabemos que usted es muy difícil de convencer, le damos otro dato. Si ya de por sí la ciudad estaba blindada con el dúo Amieva-Almeida, llegó al relevo el famoso experto en seguridad y temas de drogas –antidrogas, desde luego- Raymundo Collins. Almeida “decidió renunciar”, no es que lo hayan cesado, y Collins le entró al quite. Es decir, sucedió algo casi imposible, la capital tenía al mejor, y ahora tiene a uno mejor que el mejor.
Entonces, va nuevamente la pregunta: ¿Usted cree que los cárteles se animarían a operar en una ciudad con esa guardia? Piense bien su respuesta y no se deje llevar por las noticias falsas –las hoy tan socorridas fake news-, pues seguramente ha escuchado en los últimos días que dos cárteles pelean a sangre y plomo por el control del mercado de las drogas en la capital. Seguramente ha escuchado nombres como la Unión Tepito, la Anti-unión Tepito, “El Tortas” o “El Betito”, pero usted no se deje engañar.
La Unión Tepito y la Anti-unión Tepito no son cárteles, qué van a serlo, por Dios. Son un grupo de muchachos que aprovechan de la situación –unos camajanes cualquiera- que se encargan de vender algunas drogas a los capitalinos, que con el estrés que causa la vida de esta metrópoli, buscan una manera de relajarse, pero consumir drogas es un acto que cada quien decide, ello solo acercan un producto a quien lo requiere, vaya, prestan un servicio, no sea usted moralino.
Que traen armas de fuego, pues qué esperaba usted, si ya sabe lo peligroso que es andar en Tepito, y en algunos otros barrios aledaños. Que se matan entre ellos, pues sí, pero es entre ellos, para qué se meten a ese negocio, malo sería que algún ciudadano que no tiene nada que ver saliera herido.
Y luego los medios de comunicación, con su tendencia a exagerar la cosas, hacen un escándalo por lo sucedido la semana pasada en el tradicional barrio de Garibaldi, cuando un grupo de hombres vestidos de mariachis llegaron a un bar y dispararon en contra de algunos de los parroquianos dejando a seis de ellos muertos y varios más heridos.
Las versiones de que eso era una cosa de cárteles no se hicieron esperar. Dijeron que los “narcomariachis” fueron al bar a buscar a “El Tortas”, líder de la Anti-unión Tepito para matarlo, ya que estos sicarios con traje vernáculo eran miembros de la Unión de Tepito, vaya historia increíble.
¡Es Garibaldi! Qué esperaban ver en ese lugar sino mariachis empistolados, bares y balazos, pero de eso a que haya cárteles en la ciudad hay un mundo de diferencia.
¿Serían tan tontos los cárteles para tener su cuerpo de fuerzas especiales de narcomariachis, sabiendo que la Policía capitalina tiene su famoso grupo de mariachis? Y por si fuera necesaria la ayuda, la Policía Federal, la Marina y la Secretaría de la Defensa Nacional tienen también sus respectivos grupos de mariachis y no cantan mal las rancheras. Son narcotraficantes, no tontos.
Y por último, usted cree que si hubiera cárteles en la Ciudad de México el ex jefe de gobierno estaría tan tranquilo sentado en su escaño del Senado, sabiendo que dejó a sus gobernados en peligro, hay cosas que tienen un límite, y esta es una de esas.
Cárteles en la ciudad, qué va, como cantaba Javier Solís.