TRAS la sorpresiva jornada electoral de ayer, queda claro que el 2018 ya no es lo que era.
UN MANOTAZO blanquiazul hizo saltar las piezas del tablero de ajedrez político rumbo a la próxima elección presidencial. Al arrebatarle al PRI las gubernaturas de Veracruz, Quintana Roo, Tamaulipas y Chihuahua, los panistas se reposicionaron.
Y TODAVÍA falta ver cómo se resuelven los comicios en Aguascalientes y Durango, que en la madrugada también parecían pintarse de azul y blanco.
CON ESTE resultado -más el triunfo en Puebla- crece la figura de Ricardo Anaya, quien también suspira por el 2018. Falta ver si logra un acuerdo con Rafael Moreno Valle y Margarita Zavala, que seguramente hoy amanecen engallados.
POR OTRO LADO, también quedó que Morena llegó para quedarse. Si bien le faltó ganar alguna gubernatura, el lopezobradorismo logró ir más allá de los límites de la Ciudad de México y sacudir otros estados como Veracruz, Zacatecas y Oaxaca.
EL QUE no entrega buenas cuentas es Manlio Fabio Beltrones, pues el PRI sólo retuvo tres gubernaturas (Hidalgo, Tlaxcala y Zacatecas) aunque hay que reconocerle haber recuperado Oaxaca y Sinaloa.
Y DONDE tendrán que reflexionar mucho sobre sus posibilidades a futuro es en el PRD, dado que no ganaron nada por sí mismos, sino solamente de la mano de los panistas. Pareciera que México ahora tiene un tripartidismo... ¡de tres y medio partidos!
PRIMERO fue en Nuevo León, donde el independiente Jaime Rodríguez hace un año le arrebató la gubernatura al PRI.
Y AHORA a Tamaulipas también le tocó trasquilada tricolor, luego de que el panista Francisco García Cabeza de Vaca acabó con la racha de 86 años de gobiernos priistas.
HABRÁ QUE VER si se completa la ruta del Noreste en 2017, cuando -¡aaay, nanita!- tocará al PRI enfrentar elecciones en Coahuila, donde los Moreira han reinado en los últimos dos sexenios.
VISTO el cochinero generalizado en este proceso electoral, bien valdría preguntarle a los partidos políticos: ¿no sería más fácil crear un sistema que fuera parejo para todos?
PORQUE la intromisión de gobernadores, guerra sucia, uso de recursos públicos, compra de votos, no fueron exclusivos de un solo estado.
LOS PANISTAS de Veracruz se quejan de que Javier Duarte les hizo lo mismo que Rafael Moreno Valle a los priistas poblanos. Y los perredistas en Quintana Roo acusan a Roberto Borge de actuar como si fuera Valentín Maldonado, el delegado en Coyoacán. ¡Qué cosa!