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SERPIENTES Y ESCALERAS

 

El nuevo gobierno de Morelos tomará una administración quebrada y llena de conflictos. Cuauhtémoc Blanco no tendrá muchos elementos de los cuales echar mano para sacar adelante al estado, ni tampoco para atender las crisis que le heredan. Lo único que puede hacer inmediatamente, porque está en sus manos, es proceder contra quienes saquearon Morelos.

 

A Cuauhtémoc Blanco no le resultará fácil gobernar Morelos; su historia reciente, la personalidad de su pueblo y los malos gobiernos que hemos tenido hacen del ejercicio de autoridad una labor compleja que requiere, además de capacidad y conocimiento de las cosas, mucha habilidad, inteligencia y sensibilidad. Blanco Bravo recibe una administración quebrada, un estado enfurecido y una población expectante; necesita ganar tiempo para allegarse de los elementos que necesita para enfrentar un reto tan grande como lo es la tierra de Zapata. El único elemento que puede hacer inmediatamente es actuar contra los funcionarios corruptos.

El manejo del gobierno estatal se puede analizar desde diferentes ángulos: podemos hablar de él desde un marco teórico, señalando los aspectos culturales e históricos del lugar, también haciendo referencias técnicas o científicas de la región o incluso se puede destacar su potencial de crecimiento y desarrollo a partir del clima, ubicación geográfica e identidad, pero ninguno de ellos ayudaría tanto a la nueva administración como mostrar a la gente que estamos frente a un gobierno diferente.

Sobre el escritorio del nuevo gobernador habrá, como ocurre siempre en los casos de los hombres y mujeres de poder, dos carpetas: una para las cosas urgentes y otra para las cosas importantes. El nuevo mandatario deberá observarlas, revisarlas y atenderlas; de su respuesta dependerá el rumbo que tome su gobierno.

Sirva la analogía anterior para referir que a Cuauhtémoc Blanco se le presentarán temas de urgente atención, como la huelga en la UAEM, la falta de recursos económicos para el pago de los trabajadores del magisterio (jubilados y en activo), el dinero para cumplir con las obligaciones financieras de fin de año y el fondo para mantener vigente el programa Beca Salario. Pero también tendrá a la vista problemas apremiantes en materia de inseguridad y violencia, un profundo rezago en el campo, el desmantelamiento de la estructura de salud y educación y por supuesto los grandes y ofensivos casos de corrupción.

Unos y otros temas ameritan la atención del gobierno, aunque algunos lo reclaman con urgencia. Esa será la dinámica del nuevo régimen, el trabajo en los múltiples conflictos que le deja sembrados Graco Ramírez y la solución de asuntos que se han venido postergando a lo largo de años, porque no han representado beneficios electorales o económicos para los gobernantes en turno.

El problema de Cuauhtémoc Blanco es que además de las penurias financieras en las que recibirá la administración, enfrentará una sociedad hastiada de la clase política y profundamente enfadada con el gobierno. Manejar esa situación no será nada sencillo para el nuevo gabinete porque implica percepción, comunicación, acciones y resultados. Dejar pasar los días sin actuar puede ser altamente riesgoso y de consecuencias muy graves para la gobernabilidad de la nueva administración.

Es ahí donde el equipo que acompaña al gobernador Cuauhtémoc Blanco debe ser muy inteligente; deben estar conscientes del escenario que tienen enfrente, deben conocer perfectamente las condiciones en las que les van a dejar la administración y sobre todo tienen que dimensionar la enorme expectativa social que ha despertado el nuevo gobierno. Es tan grande el enojo de la gente con Graco Ramírez que la gente exigirá a Cuauhtémoc Blanco que actúe de inmediato en contra del perredista, so pena de que al no hacerlo se comenzará a especular, se hablará de complicidades y entonces las cosas se dificultarán.

Cuauhtémoc Blanco no tiene muchos elementos de los cuales echar mano para sacar adelante al estado ni para resolver los problemas que le heredan. Lo único que sí puede hacer es proceder de inmediato contra los ladrones. Si lo hace, si actúa y aplica la ley a los pillos, la gente le concederá el tiempo que necesita para atender los demás asuntos pendientes.

Proceder contra Graco no es una opción, es una necesidad.

·         posdata

Después de la primera mitad de su sexenio Graco Ramírez emprendió una batalla frontal contra el rector Alejandro Vera Jiménez; el perredista no se detuvo ante nada en su intento por destituir al jefe universitario: lo acusó de desviar recursos, de actuar políticamente contra su gobierno, de malversar el dinero de la universidad, de asociarse de manera perversa con el obispo de Cuernavaca y de manipular a la comunidad estudiantil con fines electorales

El odio del gobernador contra el rector fue desmedido: el tabasqueño no dudó en debatir públicamente con él en un programa de televisión, acudió a múltiples entrevistas nacionales en las que acusó al universitario de corrupto, movió a sus diputados para que actuaran en contra de la UAEM, ordenó al fiscal anti corrupción que iniciara un proceso en contra de Alejandro Vera y finalmente retuvo los recursos financieros a la universidad para provocar un colapso en la UAEM.

Los golpes de Graco contra Vera dieron resultados, el rector tuvo que renunciar antes de que concluyera su gestión en medio de una severa crisis económica y un notorio desgaste personal entre la comunidad estudiantil y académica; Alejandro Vera perdió gran parte del liderazgo que tenía dentro y fuera de la UAEM y se fue bajo sospechas de corrupción sembradas por el tabasqueño y sus diputados.

Para lograr su cometido Graco Ramírez puso de su lado a los líderes sindicales de la UAEM y al presidente de la FEUM; a través de ellos logró presionar a Vera bajo la hipótesis de que su renuncia ayudaría a resolver todos los problemas financieros de la universidad. El mismo Gustavo Urquiza se sumó como rector a la dinámica de los sindicatos y el día que fue electo rector se reunió de inmediato con Graco Ramírez, flanqueado de Israel Reyes, Mario Cortés y Virginia Torres. Desde el primer momento de su gestión como jefe universitario Gustavo Urquiza mostró que era una época distinta, que Graco Ramírez ya no era el enemigo de la universidad y por el contrario, se hablo de que el tabasqueño se incorporaría como catedrático al término de su gestión.

En marzo pasado en uno de los muchos eventos públicos que tuvo con el rector, Graco Ramírez volvió a prometer que ayudaría a la universidad:

“Bajo palabra de honor, ante todos ustedes, les aseguro que antes de yo irme mi compromiso es dejar la sustentabilidad financiera de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos para que de aquí a diciembre de este año (2018) ningún trabajador académico, investigador y administrativo se quede sin obtener lo que se merece contractualmente en sus emolumentos... lo que me toca a mi de aquí al 30 de septiembre es que no se quedarán ustedes y la universidad sin esos recursos y en eso estoy trabajando. El trato de nuestra universidad debe ser el que merecen ustedes

Pero ni la renuncia de Alejandro Vera, ni la alianza de los sindicatos con el gobernador, ni la cercanía de Gustavo Urquiza con Graco Ramírez lograron que la universidad evitara la quiebra; hoy la UAEM está en huelga porque no hay dinero para que siga operando, los sindicatos reclaman el pago de sus prestaciones y el rector acusa al gobernador de incumplir sus compromisos. El tabasqueño guarda silencio, sabe que ya se va y ya no le interesa el que dirán.

La crisis financiera que enfrenta nuestra máxima casa de estudios tiene como origen la enorme carga económica que representa el régimen de jubilaciones y pensiones, se aceleró con las decisiones financieras que como rector tomó Alejandro Vera y se acentuó con la presión de Graco sobre la UAEM. El hoyo financiero que padece nuestra máxima casa de estudios ronda los mil 700 millones de pesos y tan sólo para cubrir los pendientes del 2018 se necesitan algo así de 640 millones.

Las cosas no se ven nada fáciles en la UAEM, el rescate financiero que se busca desde hace más de tres años fue permanentemente boicoteado por Graco Ramírez desde la Conago (donde ocupa la cartera de Educación) y el apoyo federal no ha podido concretarse porque el gobierno estatal no ha cumplido con la parte que le corresponde. Las banderas rojinegras están colocadas en nuestra máxima casa de estudios y no se ve cómo el problema se resuelva en el corto plazo; el semestre de más de 43 mil estudiantes está en riesgo.

La crisis en la UAEM es una de las múltiples bombas que Graco Ramírez le hereda a Cuauhtémoc Blanco.

·         nota

Las diferencias entre Morena y el gobierno de Cuauhtémoc Blanco son notorias, son públicas y no son buenas para ninguna de las partes. El portal La Silla Rota publicó hace unos días una nota en la que refiere las claves de este conflicto. Así lo escribe el portal:

“1. Cuauhtémoc Blanco, alcalde de Cuernavaca, "arrebató" la candidatura de Morena al  entonces senador Rabindranath Salazar Solorio.

2. Como parte del proceso interno de selección de candidato a la gubernatura de Morena los partidos de la Coalición Juntos Haremos Historia (Morena, PES y PT) realizaron una encuesta para identificar quién era el precandidato mejor posicionado: Cuauhtémoc Blanco o Rabindranath Salazar Solorio, quien en ese momento era el candidato natural de Morena a la gubernatura.

3. En el proceso interno resultó ganador Cuauhtémoc Blanco, lo que provocó el enojo de militantes y simpatizantes de Morena, quienes insistían en que el candidato debía ser el senador morenista.

4. Cuauhtémoc Blanco fue la propuesta del Partido Encuentro Social, quien finalmente logró posicionarlo como el candidato de la Coalición.

5. Ni de parte de Blanco ni de Salazar hubo un acercamiento posterior con la otra parte (operación cicatriz).

6. Durante la contienda por la gubernatura Blanco no recibió apoyo ni económico ni moral de Morena-Morelos, eso lo llevó a realizar su campaña sin las siglas de Morena ni el PT.

7. Tras el triunfo de Cuauhtémoc Blanco el todavía alcalde con licencia de Cuernavaca no convocó a Rabindranath ni a sus colaboradores para trabajar en el proceso de transición, ni consideró sus perfiles en la integración de su gabinete.

8. Como premio de consolación Andrés Manuel López Obrador, Presidente electo, nombró a Rabindranath Salazar  coordinador estatal de su gobierno en Morelos.

9. Cuauhtémoc Blanco se reunió con López Obrador a quien le pidió quitará de esa posición a Salazar  y designara a Hugo Eric Flores, dirigente nacional del PES.

10. Ante las diferencias entre ambos grupos la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky arremetió contra Blanco y su manager José Manuel Sanz.”

El primer round de esta batalla política la va ganando el gobernador electo de Morelos, pero continuar con esa pelea resultará muy dañino para él y para su gobierno.

Cuauhtémoc Blanco ha demostrado más madurez política que la dirigente nacional de Morena y quizá por ello es él quien tendría que buscar un buen arreglo para todos. Andrés Manuel López Obrador tiene simpatía por el ex seleccionado nacional, sabe que su fama le puede ayudar a lo largo del sexenio, pero un pleito frontal entre Cuauhtémoc y Yeidckol puede mover el ánimo del futuro Presidente de México.

Blanco enfrentará muchos problemas como gobernador. más vale que no agregue a su agenda un conflicto con la dirigente nacional de Morena.

¿Cómo para qué?

·         post it

La historia se ha contado muchas veces, en muchos países y de distintas maneras para varios gobernantes. En todos los casos ha sido una oportuna advertencia de lo que se vive cuando se ejerce el poder. La historia se llama “Las tres cartas”

Un asesor político le dio un día a un gobernante tres cartas que él debería abrir sucesivamente si las cosas le iban mal.

Así sucedió, por lo que el mandatario se enfrentó a la primera misiva.

El mensaje era escueto pero rotundo. Decía: “Échale la culpa a tu antecesor”.

Aquello surtió efecto durante algún tiempo, pero no fue suficiente para resolver los problemas, por lo que el gobernante tuvo que abrir la segunda carta.

Esta rezaba: “Échale la culpa a la crisis; di que es tan intensa que a pesar de las acertadas medidas que tomas, las soluciones aún tardarán en llegar”.

Así lo hizo con fortuna desigual, porque el argumento convenció a los convencidos y no satisfizo a los detractores que criticaron su reacción tardía y el desacierto de sus decisiones.

El gobernante no tuvo más remedio que rasgar la tercera carta que lacónica sentenciaba: “Vete escribiendo tus tres cartas”.

·         redes sociales

Casi desde el inicio del sexenio Graco Ramírez y su primer secretario de gobierno señalaron que las críticas hacia la administración estatal eran por un problema “de percepción”. “Las cosas no están mal, repetían, estamos mejor que nunca... es sólo un problema de percepción”.

Nunca nadie les explicó que percepción es realidad.

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