Carrusel de ganadores
En varias entidades en las que ayer se eligió gobernador, durante varias horas hubo más de un ganador, en una entidad incluso más de dos ganadores.
Muchos actores políticos actuaron con total irresponsabilidad, generando condiciones de confusión propicias para aventureros, no para demócratas.
Hubo, de parte de la autoridad electoral, demanda expresa de que nadie se autoproclamara ganador sin conocer las cifras oficiales.
La petición cayó en terreno infértil. Una campaña despiadada terminó sin clemencia para los ciudadanos, que hicieron su parte acudiendo a las urnas.
Esos comportamientos de incivilidad política obligarán a nuevos cambios en la ley electoral. Son inadmisibles.
CDMX
Morena fue el partido más votado en la Ciudad de México, plaza donde el abstencionismo no tuvo rival.
La victoria está ahí, pero su efecto político real tiene que matizarse.
Algunos dirigentes del Movimiento de Regeneración Nacional se dejaron llevar por sus deseos y pronosticaron una victoria apabullante sobre el PRD, como para volver irrelevante al sol azteca en la ciudad.
No fue así, el PRD quedó cerca, incluso bien colocado para encabezar una alianza anti Morena en la Ciudad de México.
De manera que esas dos formaciones de izquierda aplazan la madre de todas las batallas para el 2018.
Carambola poblana
En Puebla, los datos conocidos apuntan a que el candidato del PAN, ex alcalde de la ciudad capital, Tony Gali, hizo buenos los pronósticos. Se llevó la elección de punta a punta.
Comenzó adelante y así terminó. Sus rivales reconocieron su ventaja.
Lo ocurrido en la entidad es una carambola política al interior de Acción Nacional.
Para nadie es un secreto que el triunfo del Acción Nacional era condición ineludible para que el actual mandatario, Rafael Moreno Valle, siga adelante en su aspiración de obtener la candidatura presidencial del PAN para el 2018.
El triunfo de Gali lo mantiene en la jugada y como parte de la carambola aumenta las posibilidades de que Margarita Zavala se lance, pero como candidata independiente.
Con rumbo
Omar Fayad gobernará Hidalgo. La mayoría ciudadana resolvió apoyar en las urnas al senador con licencia que pronto será gobernador electo.
Su propuesta se fundamentó en un cambio con rumbo.
De manera que se espera en la entidad una sucesión sin sobresaltos. Hidalgo será de las pocas elecciones que no emprenderá periplo hacia el Tribunal Electoral.
¿Y los independientes?
Ni sus luces.
Los candidatos independientes del 2016 regresan a casa con más pena que gloria.
De hecho en varias entidades, incluida la Ciudad de México, cargaron con el farol rojo.
Lo ocurrido arroja una lección: el fenómeno Bronco de Nuevo León no se replica de manera automática en otras plazas.
Se tienen que conjugar varios factores: un hartazgo de las fuerzas políticas tradicionales y sus candidatos y el apoyo decidido, incluso en dinero, de un sector importante de la población, como en el caso de Nuevo León fueron los empresarios.