Percepción, clave del éxito
Cuauhtémoc Blanco deberá maniobrar muchas cosas desde el arranque de su gobierno. La confianza ciudadana es un elemento intangible, muy importante y fácil de perder cuando se trata de figuras públicas. La comunicación es clave en el manejo de la percepción.
El naufragio del gobierno de Graco Ramírez es resultado de una cadena de abusos y complicidades, pero también de una serie de errores estratégicos en la administración. Ceder el control del régimen a su esposa y a su hijastro fue el mayor pecado del tabasqueño, seguido de su sueño presidencial, la ineptitud y la simulación de la mayoría de sus secretarios, su distanciamiento con la sociedad y por supuesto, su terrible manejo de comunicación. Al descuidar la credibilidad, el perredista perdió la mitad de la batalla; la otra mitad la perdió por su familia.
El manejo de la comunicación será clave en el próximo gobierno, Cuauhtémoc Blanco debe evitar repetir los errores de su antecesor, no puede actuar como un monarca ni permitir que su familia influya en las decisiones institucionales; pero el ex seleccionado nacional va de gane: su esposa no tiene el protagonismo ni los complejos de la Damota, ni sus consanguíneos las ambiciones de los Gayosso-Ramírez.
Sin la familia presionando para hacer negocios, para tener poder y para lucir en el escenario político, el deportista tendrá las cosas más sencillas en su desempeño como gobernador. La estirpe de Cuauhtémoc Blanco no tiene las peculiaridades de la ralea de Graco Ramírez, lo cual permitirá al nuevo mandatario ejercer un gobierno republicano y no una monarquía de pueblo.
Graco Ramírez ejerció junto con los suyos un poder absoluto en el estado, desde el principio de la administración contaron con la complicidad de los otros dos poderes y a través de ellos poco a poco fueron sometiendo a las autoridades municipales. El perredista perdió el rumbo, se convirtió en un Rey Chiquito y como tal comenzó a actuar de manera autoritaria, arbitraria y sin respeto para los demás.
Aunado a ello el jefe de la nueva visión implementó una política de comunicación errónea, diseñada por un vendedor cuya único objetivo fue hacer dinero. Graco Ramírez apostó todo al Diario de Morelos, entregó a ese grupo un contrato anual superior a 94 millones de pesos y apostó (a sugerencia de Jorge López Flores) al Grupo Braca como el medio insignia para destacar los logros de su gobierno y someter a sus rivales y críticos.
La estrategia de comunicación del gobierno del PRD fue errónea desde el principio, se basó en la compra de voluntades o la represión, en la multiplicación de notas favorables y la censura de las voces discordantes; nunca hubo un planteamiento concreto que mostrara en qué consistía el gobierno estatal, no se anticiparon a los conflictos, no actuaron de manera correcta en las crisis ni tampoco definieron una línea discursiva oficial. Todo se simplificó en mandar boletines y tapar voces críticas, porque la mente de quien diseñó la estrategia (¿?) no daba para más. A pesar de los esfuerzos del último titular del área para recomponer las cosas, el daño causado por los primeros tres coordinadores de comunicación estaba hecho y era irreparable.
La comunicación es un elemento fundamental para entidades públicas y privadas; para los gobiernos actuales el manejo de la información es sustantivo en materia de percepción y también para mantener la gobernabilidad. Cuando Graco Ramírez entregó el control de un área tan importante a un mentecato, sentenció a su administración al fracaso.
La comunicación en el gobierno de Cuauhtémoc Blanco será clave, a partir de ella puede mantener y ampliar la confianza ciudadana o comenzar a perder simpatías. Del manejo que tenga de su información, de la forma como transmita sus mensajes y del sentido que de a la actuación de su gobierno dependerá la percepción que la gente tenga de su desempeño.
El primer gran reto de la próxima administración es hacer de la comunicación una herramienta que influya de manera positiva en la sociedad y no, como sucedió con el gobierno del PRD, en un instrumento de censura y multiplicación boba de mensajes. Lo primero es hacer las cosas distintas a lo que se ha hecho hasta ahora.
Para Cuauhtémoc Blanco será fundamental mantener a su familia fuera de los reflectores, debe entender que los asuntos privados de una persona pública pierden ese carácter cuando se socializan y si esto ocurre los temas se convierten en parte de la agenda política del estado. Mantener a la familia del gobernante fuera del escenario político es, además, la manera más efectiva de protegerlos.
Por otro lado el esfuerzo de la nueva administración es definir un plan que incluya todas las herramientas actuales de información, que entiendan que la comunicación camina por diferentes vías y que no se puede gobernar sólo con un medio. Graco Ramírez apostó al Diario de Morelos y falló, luego implementó (a través de Miguel Sandoval) una estrategia basada en troles para las redes sociales y volvió a fallar. Sólo al final, cuando se trabajó de manera combinada con medios formales y plataformas digitales las cosas comenzaron a mejorar, pero ya era demasiado tarde.
El de Cuauhtémoc Blanco Bravo no será un gobierno sencillo, por el contrario, se puede fácilmente anticipar que vendrán muchas convulsiones sociales y políticas, que habrá presión local y nacional y muchos interesados en poner piedras en el camino para que la administración fracase. El deportista tiene un sólido respaldo ciudadano, pero condicionado a que de inmediato actúe contra el gobernador saliente; si los procesos se tardan (por la causa que sea), el escenario se complicará.
De ahí la importancia de la comunicación, los encargados del manejo informativo del nuevo gobierno deben estar listos para lidiar con muchos problemas, deben tener una línea de trabajo preparada y anticipar lo que vendrá desde el primer día. Cuauhtémoc Blanco tomará protesta con la UAEM en huelga, con severos conflictos de inseguridad y violencia, con ayuntamientos quebrados, sin la certeza de tener recursos para cumplir con el pago de aguinaldo para los trabajadores y para el sector magisterial y abiertas diferencias con la dirigencia nacional y local de Morena. ¿Cuál es el manejo de comunicación que dará el nuevo gobierno a estos temas?
El equipo de comunicación del nuevo régimen será una pieza fundamental del gabinete, serán los encargados de transmitir los mensajes y de generar percepción, pero también quienes definan en el equipo la manera como se informarán las acciones gubernamentales. Para el jefe del ejecutivo esta área será clave, le tiene que ayudar a definir una línea discursiva, debe anticipar los problemas y salir al paso de las complicaciones. El trabajo del encargado de la oficina no se puede resumir a la emisión de boletines o al manejo de redes, para que los resultados sean óptimos la oficina debe, además, ser un espacio de relaciones públicas, de interpretación política y de acercamiento con la sociedad y los medios.
La nueva oficina de comunicación debe hacer más con menos, pero sobre todo debe ser un componente fundamental del gobierno que influya en la sociedad, que proyecte de forma adecuada las ideas y se convierta en una extensión del gobernador. Deben ser facilitadores de información, expertos en manejo de ideas, propuestas e imágenes, pero también en política, relaciones públicas y atención de conflictos.
Los elogios no deben ser el objetivo principal del nuevo gobierno, sino la consecuencia de los resultados en el trabajo; la comunicación es fundamental para generar percepción, pero no es el camino para resolver problemas políticos.
Si los responsables de esa oficina hacen bien su trabajo, el arranque de la nueva administración será más llevadero.
La comunicación de un gobierno no es un asunto menor.
- posdata
Antes de dejar el cargo el nuevo gobierno ha dado una muestra más de su calidad moral: en medio de una crisis económica generalizada, con cientos de familias que llevan más de un año sin poder reconstruir sus viviendas dañadas por el sismo, miles de estudiantes sin clases porque no hay dinero para que la universidad funcione y decenas de municipios en caos por falta de dinero, Graco y sus secretarios se aprueban créditos para autos y casas.
Nunca antes habíamos visto algo así, no tengo presente en la memoria que algún otro gobernador haya solicitado al Instituto de Crédito de los Trabajadores del Estado de Morelos un crédito para adquirir un automóvil nuevo; Graco Ramírez lo hizo y recibió 600 mil pesos, aún cuando su condición legal no es de trabajador, sino de patrón.
El caso de los créditos hipotecarios también llama la atención porque se trata de empréstitos de casi un millón de pesos cuando la cifra máxima que el Instituto de Crédito de los Trabajadores del Estado de Morelos otorga a los trabajadores es de 500 mil. ¿Por qué a estos funcionarios, quienes están a unas horas de dejar el cargo, les conceden en fast track tales beneficios?
En el caso de las viviendas hay especulaciones al respecto; hay voces que refieren que en el desarrollo habitacional para el cual fueron concedidos estos créditos hay intereses económicos del gobernador y su familia, de ahí que la directora del ICTM Paula Trade fondeara el proyecto con más de 100 millones de pesos del gobierno estatal. Trade Hidalgo, por cierto, ha sido reiteradamente acusada de actos de corrupción, son públicos sus viajes, sus compras, sus gustos caros y su elevado nivel de vida; refieren incluso que recientemente adquirió una mansión con un valor superior a los 12 millones de pesos.
Todo esto genera molestia pública, pero también puede entenderse como un reto del gobernador Graco Ramírez a su sucesor; el tabasqueño pudo procesar estos créditos de otra manera, en otro tiempo o simplemente evitarlos para no generar suspicacia o malestar popular, pero no lo hizo. Por el contrario el perredista actúa de manera pública, lo hace a pesar del enfado generalizado y como un desafío a Cuauhtémoc Blanco. Pareciera que Graco está retando a su sucesor para que actúe, para que demuestre de qué está hecho o para exhibirlo como alguien que acusa, pero es incapaz de actuar.
No hay forma de entenderlo de otra manera: Graco Ramírez y su equipo proceden con absoluto cinismo, se burlan de la sociedad y provocan a la siguiente administración; se sienten protegidos por los fiscales carnales o quizá suponen que en el deportista y en su equipo no existe la capacidad ni el carácter para actuar en su contra.
Una de dos: o Graco es muy valiente o está loco. En cualquier caso es una mala persona.
- nota
El próximo lunes a las 10 de la mañana en la Plaza de Armas de Cuernavaca se llevará a cabo la ceremonia de toma de protesta del nuevo gobernador Cuauhtémoc Blanco, aunque legalmente el ex seleccionado nacional será gobernador desde el primer minuto del 01 de octubre.
Todo indica que Graco Ramírez no acudirá a la ceremonia de transición, lo cual representaría un hecho histórico, porque por primera vez en Morelos el cambio de poderes se haría sin la presencia del mandatario saliente.
La ausencia de Ramírez Garrido al acto oficial remataría una historia de fracasos y desencuentros, significaría que el gobernador saliente no tiene la entereza ni el valor para acudir a la transición, ni el más mínimo decoro para salir por la puerta de enfrente. De ser así Graco se irá por la puerta de atrás, absolutamente repudiado y avergonzado de su paso por la administración estatal, pasará a la historia como el peor gobernador que ha tenido Morelos y como uno de los peores en la historia del país.
La vida da vueltas y las historias cambian: hace seis años Graco Ramírez pidió que la ceremonia de cambio de poderes se llevara a cabo en la plaza de armas, quería lucirse y también exhibir a su antecesor; el equipo del tabasqueño trató muy mal a Marco Adame, le hicieron groserías cuando llegó y luego el tabasqueño lo maltrató en su discurso. A pesar de la mala relación que hubo y a sabiendas de que sería lastimado públicamente el médico se presentó. Seis años más tarde Graco Ramírez no tiene el valor de acudir.
Los malos tiempos para la familia del tabasqueño apenas comienzan.
- post it
Hace tres años los hermanos Lelos anunciaron con bombo y platillo el reencarpetamiento de las calles de Cuernavaca; “En cien días como presidente municipal de Cuernavaca Cuauhtémoc Blanco ha hecho más por la ciudad que los últimos cinco alcaldes” presumía desde la tribuna legislativa el Lelo menor.
El secretario del ayuntamiento, el Lelo mayor presumía que las obras eran producto de una donación gestionada por ellos, que era la aportación bondadosa de un empresario que creía en el proyecto y quería a Cuernavaca. Afirmar que se trataba de una donación tenía lógica, porque de tratarse de un contrato el cabildo debía haberlo aprobado.
Tres años más tarde el alcalde electo de la capital Antonio Villalobos retoma el tema al presentar una denuncia penal porque la “donación” no fue tal y la solidaria empresa pretende cobrar más de 50 millones de pesos por el reencarpetamiento.
Vaya lío en el que están metidos los hermanos Lelos. Y ahora ya no tienen Gayo que los proteja.
redes sociales
... Y de repente Morena se convirtió en oposición.
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