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PEPE GRILLO

La rebelión de los directores
Cuentan en la casa de transición, allá en la colonia Roma, que varios de los personajes propuestos para ser parte del próximo gabinete tienen una queja.
Resulta que en diferentes dependencias los funcionarios con nivel de director general se resisten a entregar sus renuncias.
No es que quieran ser parte de la cuarta transformación. Nada de eso. Su estrategia es hacer como que no está pasando nada para que la siguiente administración, si quiere su plaza, los liquide para que conseguir un retiro dorado.
Se rompe así una regla no escrita de la administración pública federal que dictaba que las renuncias se presentan por adelantado y ya toca a los nuevos secretarios ratificarlas o no.
Como los que pronto llegarán no están mancos, la solución ha sido solicitar las renuncias acompañadas de un expediente de irregularidades, para sensibilizarlos.

El poder de las firmas
El presidente Enrique Peña está movilizando a su equipo para lograr que la firma del nuevo acuerdo comercial trilateral sea antes del 30 de noviembre.
Ya incluso lo hizo saber al equipo del presidente electo.
El argumento, atendible, es que el proceso de negociación fue muy largo y desgastante y que los integrantes del equipo peñista, encabezados por Guajardo y Videgaray, desplegaron un esfuerzo supremo que dio resultado.
El presidente quiere que su sexenio se recuerde por dos firmas importantes.
La firma del Pacto por México que dio lugar al paquete de reformas al inicio del sexenio y la firma del acuerdo comercial para finalizar su gestión.

Avión deprimido
Pues nada, que el avión presidencial anda deprimido.
Desde que se anunció que pronto será ofrecido al mejor postor, o acaso vendido como fierro viejo, se descompone a cada rato.
El avión, que lleva el nombre de José María Morelos, será sometido a revisión profunda. Dejará de volar por lo menos un mes.
Si los mecánicos no se apuran, el de Nueva York habrá sido el último vuelo de la nave.
Su lugar será ocupado por el avión de reserva que ya está acostumbrado a que le hagan el feo pero que funciona como relojito.

No tiene cash
Un manto de suspicacias cubre la secuencia de fallas en los sistemas de Scotiabank.
Los clientes ya perdieron la paciencia.
Y es que el banco no cumplió con los plazos para resolver el problema, afectando a muchos clientes que no han podido pagar sus servicios, además de otros que no recibieron sus quincenas.
Muchos han mostrado su molestia en redes sociales. El banco ya no siente lo duro sino lo tupido.
La Condusef y la CNBV ya tomaron cartas en el asunto y están evaluando sanciones para el banco que dejó colgados a sus clientes.

 

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Nacional