Mentiras y desmemoria
Ayer, un orador en el Zócalo repitió que las bengalas que en el 68 fueron la señal para iniciar la balacera en la Plaza de las Tres Culturas cayeron de un helicóptero militar... ¡cerrado!, cuando basta el documental de Óscar Menéndez (1993), al que aludí aquí (también ayer), para constatar que provinieron muy probablemente de la Torre de Relaciones Exteriores.
Y vaya paradoja: se corea que 2 de octubre no se olvida, pero a un líder de entonces, Félix Hernández Gamundi, se le ocurrió que olvidemos a Gustavo Díaz Ordaz, y antier fueron retiradas por la autoridad las placas inaugurales del Metro en que aparecía el nombre del presidente intolerante, represor y paranoico.
Tan ridículo quitar esas referencias como borrar a Trotsky de las fotografías y películas para no verlo junto a Lenin.
Como puntada hilarante y pasajera vale, pero ojalá que las repongan pronto porque quitarlas entraña una censura inútil y trasnochada de inspiración estalinista.
¿O qué? ¿Quienes apuestan por la desmemoria se seguirán tendidos con personajes tales como Antonio López de Santa Anna o Porfirio Díaz?