Dice Graco que está con los jubilados y pensionados; ¿le creen?
Ya le cayó la sal al mandatario morelense, Graco Luis Ramírez Garrido Abreu, pues por más que se desgarre las vestiduras y afirme en un video subido a la red, ajeno a la empatía con sus presuntos interlocutores, que está con ellos, en realidad nadie o muy pocos le creen. Dice que respeta a los docentes jubilados y pensionados, pero finalmente no les puede pagar el “Apoyo al jubilado”, que se entrega cada 15 de mayo, “porque la ley no se lo permite”. Así mejor que los odie, pero que les pague. Mucho afecto y poco efecto. Qué chiste.
Aunque su soberbia es mucha, “cualidad” que le serviría para no esperar el apoyo de nadie en eso de pretender legitimar su controvertido estilo de gobernar, aún creemos que Graco Luis Ramírez Garrido Abreu espera convencer y ganarse la simpatía de diversos sectores de la población en asuntos donde aparece como “villano”, que son casi en todos.
Obviamente, las versiones oficiales que abandera discrepan con mucho de quienes sistemáticamente lo cuestionan y que para él pueden ser “focas” que no aplauden o “seudolíderes” que invariablemente “esconden” sus verdaderas intenciones políticas.
Frentes de combate tiene muchos: grupos de tepoztecos que están contra de un proyecto carretero; pobladores del oriente del estado renuentes a la hidroeléctrica que por allá está impuesta a golpe de autoridad represora; movimientos ciudadanos que nada le creen sobre sus presuntos logros en materia de seguridad; hombres y mujeres anonadados e indignados por las fosas clandestinas de Tetelcingo; universitarios a los que desoye, repudia y descalifica, y en respuesta recibe lo mismo de ellos; feligreses católicos que salen en miles a marchar para pedir por la paz y la concordia en el estado; desde luego, y para terminar esta inacabada lista, maestras y maestros, principalmente pensionados y jubilados, quienes exigen respuesta a derechos adquiridos desde hace varios años.
Cuando decide aclarar las cosas, prefiere hacerlo sin interlocutores. Sus conferencias de prensa se las organizan sin permitirle a los comunicadores formularle algunas preguntas. Cuando debe aparecer en la imagen para demostrar que anda trabajando con la aceptación colectiva en cualquier parte del estado, le preparan a la gente que lo va a escuchar o simplemente para que le rodeen quienes no son incómodos para él. Cuando calcula que debe dirigirse a grupos poblacionales específicos o a la sociedad en general, opta mejor por enviar un mensaje en las redes.
Ese es el recurso que recientemente utilizó para dirigirse a sus “amigos”, los docentes morelenses jubilados o pensionados, a los que regatea el pago anual del concepto denominado “Apoyo para el maestro jubilado”, que ha venido entregándose desde hace ya muchos años, casi 20; que incluso entregó en el 2014 y 2015, y que ahora no lo puede hacer porque no se lo permite la ley, dice. O sea, lo que antes reconocía como un logro legítimo, le haya gustado o no, de pronto, de manera contundente, insensible, autoritaria, afirma que para el 2016 está impedido de hacerlo.
Así se los explica en un video subido a la red, en el que, por un lado, estigmatiza a los que nombra “seudolíderes”, de quienes nada quiere saber, por lo que se observa; el mensaje es claro: “Señoras profesoras, señores profesores, no atiendan la representación de nadie y júntense conmigo; no se equivoquen, yo estoy con ustedes”, etcétera.
Lo que busca, desde luego, es sometimiento absoluto. Los buenos ciudadanos, los buenos representantes sindicales, los buenos interlocutores, sean los que sean, tienen esa condición de buenos porque nada le reclaman y esperan su benevolencia, confían en su sabiduría y le reconocen la sensibilidad política para que decida cómo puede brindarles su apoyo.
A los docentes jubilados y pensionados ya les dio instrucciones: “interpongan una controversia en la Suprema Corte de Justicia para que se nos obligue a cubrirles los conceptos que reclaman”. En el fondo de esa sugerencia, se adivina una perversidad, pues esperaría que la dicha Suprema Corte dictaminara en contra de los docentes.
Además, nosotros nos preguntamos: ¿contra quién sería esa controversia? Allí hay gato escondido. Lo que busca es que se le eche la culpa a otros, sobre la “imposibilidad legal” que tiene para pagar el referido “Apoyo al jubilado”.
Mientras eso no camine, no garantiza pago alguno; si alguien se atreve a seguirle el juego, el proceso duraría meses y el referido pago estaría en suspenso, en caso de que el veredicto de la Suprema Corte de Justicia sea favorable a los docentes afectados.
Los respeta y está con ellos, afirma a jubilados y pensionados el gélido el tabasqueño que en mala hora gobierna Morelos. Mucho afecto, aunque su respuesta al reclamo del pago, sigue siendo negativa. Mejor que los odie y que les cubra de inmediato lo que les debe, proponemos nosotros. Nadie necesita de su amistad.
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