* PANISTAS: SOBERBIA
El PAN en Morelos salió a dar la cara luego de los resultados del domingo que elevaron sus bonos en el país. El dirigente estatal, Juan Carlos Martínez, y el diputado federal Javier Bolaños, coincidieron – con demasiada soberbia- al desestimar la posibilidad de que su partido pueda realizar una alianza con el PRD, como ocurrió en otras entidades. En otros casos se hicieron alianzas para combatir un régimen, según explicó el líder azul. El PAN tiene escasas figuras consideradas como prospectos para la gubernatura morelense, una de ellas es el diputado Bolaños. Empero, una cosa será lo que pretendan los jefes del panismo local y otras las decisiones cupulares en “el centro”.
El Congreso terminó con una era de constantes amparos, en cuyas sentencias de manera irremediable resultaba perdedor. Basados en una propuesta del diputado priísta Mario Chávez, los legisladores aprobaron una reforma a la Ley del Servicio Civil que iguala en 28 años la edad de jubilación de hombres y mujeres y establece para ambos los 18 años como antigüedad mínima para retirarse con el 50 por ciento de su jubilación. Y es que la ley consideraba para los hombres la jubilación al cien por ciento hasta los 30 años, y 28 para las mujeres. Ello provocaba que todos los varones al obtener su jubilación recurrieran al amparo de la justicia federal para reclamar la equidad de género, y se les amparaba. El tema fue subsanado con una votación unánime.
En previsión de lo que se antoja como un choque de trenes entre las autoridades y los comerciantes informales del centro de la ciudad, el panista Alberto Mojica propuso establecer mesas de “diálogo y acuerdos”, en alusión al eslogan de la legislatura 53. El acuerdo fue aprobado por los diputados y en unas horas deberá llegar a los escritorios del secretario del Ayuntamiento Roberto Yáñez, y del subsecretario de Gobierno Jorge Meade, quienes están a cargo del tema por parte de la comuna de Cuernavaca y el Gobierno estatal, respectivamente. Mojica propone diálogo, mesura y cordura, lo que debería ser una consecuencia lógica de las posturas encontradas entre las autoridades y los fenicios, pero falta por ver si eso no está cancelado por la amenaza gubernamental de “cero tolerancia”.