El peso y la Bolsa mexicana respondieron este lunes con fuertes pérdidas a la decisión del Gobierno mexicano de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México tras la consulta ciudadana celebrada en los cuatro últimos días. La divisa del país norteamericano, termómetro de la confianza de los inversores, cerró con una caída del 3,6% —en su peor jornada en casi dos años, desde el día en que Trump ganó las elecciones en EE UU— y perforó su nivel más bajo de los cuatro últimos meses. El IPC, el principal índice de renta variable de México, cedió más de un 4%, con los grupos aeroportuarios, el brazo financiero de Carlos Slim —Inbursa, que participa en el proyecto- y el banco Banorte -que también tiene intereses en el mismo a través de sus fondos de pensiones—, entre los más golpeados. También las aerolíneas Aeroméxico y Volaris y los grupos aeroportuarios que operan la mayoría de aeródromos del país, pero no el de la Ciudad de México, de titularidad pública.
La moneda mexicana, el peso, inició su senda bajista a última hora de la noche americana, en la apertura de los mercados asiáticos y tocó su mínimo a primera hora de la mañana, al cambiarse en más de 20 unidades por dólar. Preguntado por la depreciación de la moneda, el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, minimizó su importancia y desligó ambos hechos en la rueda prensa convocada para explicar la decisión sobre el nuevo aeropuerto: “Muchas veces se da estas cosas por factores externos; no hay nada que temer”, dijo. “Imagínense el Estado mexicano supeditado a mercados financieros: ¿quién manda? ¿No es el pueblo, los ciudadanos? ¿No es eso la democracia?”.
Carlos Serrano, economista jefe de BBVA Bancomer, y Gabriela Siller, de Banco Base, sí vinculan directamente la fuerte caída de la divisa a la cancelación del proyecto de infraestructura, uno de los más costosos de la historia reciente de América Latina. “Es faltar a la verdad. Es a todas luces evidente que el movimiento del peso ha obedecido a esto: un domingo a la 10 de la noche, cuando no hay apenas movimientos cambiarios, se dio un movimiento discrecional que ha seguido este lunes. No hay duda alguna de que se debe, en su totalidad, al aeropuerto”, agrega el primero. “El resultado de la consulta para conocer el futuro del nuevo aeropuerto debilitó al peso”, apunta, en la misma línea, Siller. “Para el mercado es evidencia de la manera en la que el próximo Gobierno tomará decisiones”, apunta la analista de Banco Base.
Según los cálculos del Ejecutivo entrante, el erario se ahorrará “alrededor de 100.000 millones de pesos (5.000 millones de dólares)” con la cancelación del proyecto. “Vamos a solucionar el problema de la saturación y nos vamos a ahorrar esa cantidad. Se van a respetar los contratos”, prometió este lunes López Obrador. Según indicó su secretario (ministro) de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, las pérdidas y obligaciones adquiridas con los inversores y financieros del proyecto cancelado serán afrontadas con el cobro de TUA, la tarifa que los pasajeros pagan, a través de las aerolíneas, por despegar y aterrizar del actual aeropuerto de la Ciudad de México, y algunos contratistas pasarán a serlo también de la obra de Santa Lucía. “Pero no hay antecedentes de una portabilidad de contratos a esta escala”, matiza Serrano, de BBVA.
Desde el banco estadounidense Citi, matriz del mexicano Citibanamex, la situación tampoco se ve nada clara. "Estoy platicando con clientes y la decisión se interpreta como una mala señal", apunta Ernesto Revilla, economista jefe de la entidad para América Latina. "México necesita reforzar su Estado de derecho y más certidumbre para la inversión, y este parece ser un paso en sentido contrario", agrega en conversación con este diario. "No hay precisamente un exceso de espacio fiscal y la cancelación va a ser costosa: restará margen de maniobra para programas sociales".
Críticas de los empresarios
Tras el fragor de la campaña electoral, las semanas inmediatamente posteriores a la elección de López Obrador como presidente, el pasado 1 de julio, estuvieron marcadas por una luna de miel del presidente electo con los representantes del sector privado. Atrás quedaban los cruces de acusaciones y las críticas bidireccionales. La decisión sobre el aeropuerto, en cambio, amenaza con dar al traste con este giro conciliador. “Lamentamos el cambio de opinión del presidente electo. Las decisiones deben estar ancladas en un análisis objetivo y deben ser tomadas por los representantes de los ciudadanos”, apuntó este lunes el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón. “La cancelación afecta a 46.000 empleos y supone un riesgo reputacional para México”.
Gustavo de Hoyos, el presidente de la principal patronal mexicana, Coparmex, también mostró sus reparos en declaraciones a EL PAÍS: “Es un error que puede marcar por completo a su Administración. La pregunta que nos hacemos es quién va a pagar el daño del país a mediano y largo plazo, al posponerse una obra estratégica para el país”.