La física del delirio
Contra las opiniones de la institución de estudios aéreos en que se basan las aerolíneas y el gobierno estadunidenses para vuelos nacionales e internacionales, de las compañías y pilotos que viajan a México, de los mejores ingenieros mexicanos y del sentido común, se impuso el criterio de quien ayer acompañó al Presidente electo: José María Riobóo, autor de la máxima “Los aviones no pueden chocar, y no pueden chocar porque automáticamente se repelen…”.
Algo por completo ajeno a la descocada física riobóotica debió haber causado la colisión de un F-5 ¡con tres! Lockheed T-33 en el desfile militar de 1995... más todos los que registra la historia de la aviación mundial.
Lo que sea que venga con el próximo gobierno provoca escalofrío, para empezar que se dinamiten las miles de toneladas del tercio de varilla y concreto ya colados en el aeropuerto que aborta.
En 1954, el filósofo húngaro Georg Luckács se preguntó por qué los marxistas no previeron el surgimiento del nazifascismo. Analizó el tema, despejó la incógnita, le dedicó un libro y lo tituló El asalto a la razón…