I. Con todo. En Monterrey, el PRI emplea las peores tretas y sólo logra enlodar un proceso electoral que no termina por definirse. Primero, Rodrigo Medina influyó en el fallo del Tribunal Electoral a favor de Adrián de la Garza, candidato del PRI a la alcaldía de Monterrey, y le arrebataron a la mala el triunfo a Felipe de Jesús Cantú, del PAN. Después, Filiberto de la Garza, hermano del candidato tricolor, movió los hilos en giros negros para generar miedo. Para asegurarse de que nada falle, de refilón mandaron a Rubén Moreira como delegado especial de la elección extraordinaria y, por si fuera poco, el PRI se sentó con Jaime Rodríguez, El Bronco, para pactar el triunfo de su partido. Y eso sin contar que Humberto Moreira llega a “asesorar” al Pato Zambrano, quien va por Morena. Todo el fuego al asador tras el negocio redondo que les significaría ganar el último bastión. Por eso la pelea sin reglas.
II. Cifra histórica. A unas semanas de que concluya su administración, Enrique Peña Nieto, presidente de México, afirmó que el sexenio cierra con dos cifras inéditas: por primera vez en la historia, México rebasará los 200 mil millones de dólares de Inversión Extranjera Directa, y la creación de más de cuatro millones de empleos formales. “Al mes de octubre, el número exacto de empleos generados en esta administración es de cuatro millones 61 mil 243. Para poner en perspectiva este aumento, baste decir que supera ampliamente el número de puestos de trabajo creados durante los dos sexenios previos juntos, que alcanzaron tres millones 517 mil empleos en los 12 años anteriores”, refirió. Estos resultados positivos servirán al próximo gobierno para afianzar temas como las necesidades de salud, seguridad, alimentación y demás. Hay tanto empleo en México que hasta los niños trabajan.
III. Coordinación. Sólo con acciones en conjunto entre la iniciativa privada y el gobierno es como se podrá vencer la inseguridad. “Mediante una mayor cooperación con los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal, se podrá luchar de manera adecuada y tener buenos resultados contra la inseguridad en todo el país”, aseguró Ana López Mestre, vicepresidente ejecutiva y directora general de American Chamber. Aseguró que el problema de la falta plena de seguridad tardará en mejorar, por lo menos, cinco años más. Maribel Cervantes, secretaria de Seguridad Pública del Estado de México, destacó un hecho por el cual se tienen pocos resultados: los años luz de diferencia que existen entre la efectividad y la actuación de las policías. Afirmó que no existe una conexión plena entre el sector público y el privado. Están a tiempo de comenzarla.
IV. Cachorro. Uno de los políticos que marcará la línea del próximo gobierno es Lázaro Cárdenas Batel, quien, hasta ahora, se ha manejado en un bajo perfil. Designado por Andrés Manuel López Obrador como su coordinador de asesores, tiene experiencia suficiente. Fue gobernador de Michoacán de 2001 a 2008. Y quizá lo menos significativo en su carrera política es que sea hijo del fundador del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, tres veces candidato a la Presidencia, y nieto del general Lázaro Cárdenas del Río, presidente de México (1934-1940). Antes de integrarse a la cuarta transformación era asesor principal en la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos. Con estas cartas credenciales es otro de los hombres que pesará en el destino del país. Que sea para bien.
V. Viraje. Seis integrantes de la Suprema Corte se pronunciaron, con diversos argumentos, por invalidar la Ley de Seguridad Interior, al considerar que atenta contra la Constitución. Ayer, cinco ministros y una ministra concluyeron que la ley debe ser invalidada. El jueves continuará la sesión y se realizará el voto. Ministros como Arturo Zaldívar plantearon que esa ley es un “fraude a la Constitución” y coincidieron en que el Congreso no está facultado para legislar en materia de seguridad interior. Si no queremos más violencia, más muerte, más fosas, más estrategias de seguridad fallidas, este es el camino. Aún faltan cuatro ministros por pronunciarse y se requieren ocho votos para poder anular la norma. La pregunta es: ¿y sin ley, que procede?