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SERPIENTES Y ESCALERAS

Violencia a tope
 
 

La herencia delictiva que han dejado las últimas cuatro administraciones en Morelos es terrible; lo que vemos hoy no es producto de la casualidad, es consecuencia directa de una serie de omisiones, complicidades y abusos que han metido a la delincuencia hasta la cocina. ¿Cómo se resolverá este problema?

 

La inseguridad está metida de lleno en la agenda estatal, los niveles de violencia que se registran en el estado no tienen precedente y no se ve para cuando las cosas mejoren. Con 707 ejecutados en lo que va del 2018, 116 en el mes y medio que lleva Cuauhtémoc Blanco al frente del ejecutivo estatal y 16 el último fin de semana, el panorama es de horror. Esta semana el gobierno capturó al presunto jefe de sicarios del cártel de Los Rojos, a quien atribuyeron la ola de sangre que ha bañado a la entidad en el último mes. ¿Con esta detención disminuirán las muertes violentas?

No es fácil entender el problema de inseguridad, ni mucho menos combatirlo; lo que vemos hoy en Morelos es la consecuencia de cuatro sexenios de omisiones y complicidades, de la politización de la seguridad y el uso de la policía para fines electorales. La descomposición del ambiente social, el incremento de los niveles de violencia y la multiplicación de las muertes están directamente relacionadas con la corrupción política.

A lo largo de los últimos años los políticos nos han hablado del complejo escenario que provoca la inseguridad, de las múltiples variables que intervienen y la forma como la afectan aspectos sociales, económicos, políticos y hasta geográficos. Ahora nos dicen que la inseguridad se combatirá con honestidad y con el ejemplo.

Los últimos tres sexenios en México han sido de prueba y error en el tema, pasamos de un gobierno que declaró la guerra al narcotráfico a otro que implementó una estrategia sustentada en la fuerza militar. En campaña Andrés Manuel López Obrador señaló que este flagelo se debía atender desde su raíz, atacando la pobreza, la corrupción y poniendo un ejemplo de honestidad; ayer al presentar su plan nacional de seguridad el presidente electo mostró un proyecto que mezcla lo hecho por los últimos dos presidentes. Nada va a cambiar.

En Morelos como en el resto del país hemos padecido las consecuencias de los planes federales, con el ingrediente extra de que nuestros gobernadores han utilizado la policía y la seguridad como un instrumento político para hacer negocios. Carrillo Olea protegió al líder de una banda de secuestradores, Sergio Estrada tuvo en su gobierno a un personaje (Agustín Montiel) que brindaba protección a grupos delictivos y Marco Adame y su familia se relacionaron con narcotraficantes.

El caso de Graco Ramírez es cosa aparte: el perredista presumió que acabaría con la inseguridad y daría una batalla frontal a los grupos delictivos, afirmó públicamente que en varias ocasiones rechazó las ofertas del narco para pactar y señaló que al tomar protesta del cargo se encontró un narcogobierno. Todo este discurso sirvió para implementar una estrategia financiera cuyo fin principal fue hacer de la inseguridad un gran negocio; el tabasqueño arrebató el control de las policías (y el dinero que eso implicaba) a los municipios, multiplicó el dinero para seguridad, simuló compras, infló las nóminas y al final, igual que sus antecesores, terminó coludiéndose con la delincuencia organizada.

Ahora que Cuauhtémoc Blanco asumió el control del gobierno estatal se encuentra con un escenario dantesco: la fuerza policiaca en Morelos no es de 5 mil elementos como lo presumía Alberto Capella y Graco Ramírez, sino de sólo 1 mil 600, los helicópteros ya no están por problemas de pago, no existen las mil cámaras que presumía el gobierno anterior y las pocas que hay no están conectadas.

Peor: dice Cuauhtémoc Blanco que antes de irse, Graco Ramírez en acuerdo con la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, María del Carmen Cuevas, liberó a más de mil delincuentes para desestabilizar a su gobierno. “No hay antecedentes en Morelos de un número tan alto en liberaciones, son muchas pero es la realidad que se vive en Morelos, estos personajes que acaban de salir generan una desestabilización en este gobierno”.

Gobiernos van y vienen y el problema persiste a lo largo de los años. Las excusas, las justificaciones, las explicaciones y los argumentos son cada día son menos creíbles y contrastan con la creciente inseguridad que se vive en nuestro estado. Los muertos a causa de la violencia e inseguridad se cuentan por miles en los últimos tres sexenios y es tal la fuerza de la delincuencia organizada que ahora los grupos criminales impulsan candidatos, tienen representantes populares y hasta cobran piso a algunos gobiernos municipales.

Es evidente que el problema de seguridad heredado por Cuauhtémoc Blanco es enorme, pero es claro también que la paciencia ciudadana no va a durar mucho. El nuevo gobernador insiste en que devolverá la paz al estado, dice que puede lograrlo y sigue echando culpas al gobierno anterior. La gente lo escucha, le cree, pero comienza a notarse un malestar creciente por la imparable ola de violencia que está agobiando al estado.

La detención de ayer fue presumida con bombo y platillo, el vocero estatal relató que el personaje capturado era jefe de sicarios y a su corta edad (24 años) es el causante del baño de sangre que en el último mes ha cobrado la vida a más de cien personas. Si este personaje es el autor material e intelectual de semejante atrocidad, su detención acabará con las ejecuciones ¿O no?

Al gobierno estatal le urge poner un alto a la violencia y disminuir los niveles de inseguridad. Este flagelo junto con la corrupción que sigue gozando la impunidad estatal, acaban con los gobiernos, anulan la fama, echan por tierra la confianza y se convierten en un motor que detona problemas de todo tipo para un gobernador.

A nivel central están observando con atención lo que pasa en Morelos, tanto en el gobierno saliente como en el entrante, lo mismo que en las cámaras federales hay un seguimiento puntual de lo que se vive en la tierra de Zapata y en todos lados existe la certeza de que las cosas saldrán mal.

Como gobernador y novel político Cuauhtémoc Blanco va contra todos: los políticos de siempre no lo quieren porque les arrebató el poder, en los partidos (empezando por Morena) no lo ven bien porque los hizo a un lado, en el entorno de AMLO está aumentando rápidamente la animadversión hacia su persona y las baterías de todos apuntan al jefe de la oficina de la gubernatura. La gente sigue viendo al futbolista con esperanza, pero ésta se puede acabar muy rápido si el baño de sangre continúa.

La percepción es un elemento clave para el éxito del gobierno de Morelos y la inseguridad es la razón por la cual todo se puede venir abajo. ¿Ya se dieron cuenta de ello?

·         posdata

"No se hizo en la Cámara federal, los diputados de Morena siguen con el mismo salario y no creo que esa sea la vía… ganas 65 mil y que te bajes a 30 mil.. súmalo y no le quitas la pobreza a Morelos… Votemos lo que vale la pena, demos un presupuesto social, eso sí quiere la gente; que se baje el sueldo de los diputados no creo que sea el problema, no hagamos un presupuesto no de teatro, de payasos, sino que hagamos un presupuesto responsable"

Así justifica la presidenta de la Junta Política del Congreso de Morelos su postura frente a la línea de austeridad que impulsa el presidente electo Andrés Manuel López Obrador en México.

El problema no son los sueldos, en eso tiene razón la diputada petista; lo fuerte en términos económicos son las compensaciones que reciben los legisladores y que en suma conceden a cada uno ingresos mensuales superiores a los 250 mil pesos mensuales.

O si se quiere ir más allá habría que revisar a detalle en qué se gastan los 500 millones de pesos anuales que recibe el Poder Legislativo en Morelos, sobre todo ahora que en lugar de 30 hay 20 representantes populares. Hagan cuentas: son 20 diputados y una base de alrededor de 2 mil empleados, el congreso no hace obra pública, no brinda servicios a la población… ¿En qué se utilizan los 500 millones de pesos?

Más aún: Morena a nivel nacional impulsa una reducción sustancial de los presupuestos legislativos, el Senado de la República ya lo comenzó a hacer y en unas semanas más devolverá dinero de su presupuesto.

En Morelos, por el contrario, la línea es al revés: el presupuesto no baja, sube; los salarios se quedan igual, lo mismo que el resto de las prestaciones.

¿Ese es un presupuesto social y responsable?

Esas son payasadas.

·         nota

Liberar a más de mil delincuentes para desestabilizar al estado no sólo es perverso, es enfermizo. Supongo que este hecho es real y comprobable, porque lo declaró el gobernador Cuauhtémoc Blanco. Así lo dijo:

1.      “No hay antecedentes en Morelos de un número tan alto en liberaciones, son muchas y esto se va a oír fuerte, pero es la realidad que se vive en Morelos; estos personajes que acaban de salir generan una desestabilización en este gobierno”

2.      “Serían todo tipo de criminales peligrosos y esto se vive desde hace tiempo, nada más que acuérdate que los que estaban antes mentían y no decían lo que en realidad se vivía en todo Morelos”

3.      “De enero a septiembre de este año de las cárceles del estado de Morelos dejaron en libertad a más mil 20 personas;  es una situación que tenemos que analizar en conjunto con el Poder Judicial para ver si esta gente cumplió su condena o por qué los dejaron en libertad, creo que es parte de una situación para desestabilizar al estado”

4.      “Se le va pedir al Poder Judicial que haga la aclaración de cada puesta en libertad, es una situación grave y si esta gente cumplió su condena, adelante, no hay mayor problema pero si fueron puestas antes de tiempo habrá que pedir cuentas y repito, esto se hizo para desestabilizar al gobierno de Cuauhtémoc Blanco”

Si esto es real (y debe serlo, porque lo dijo el gobernador), estamos frente a una situación nunca antes vista y ante la actuación coordinada de dos poderes para generar inestabilidad en el estado.

Algo así no puede ni debe pasar desapercibido, el gobierno estatal debe proceder en consecuencia y llamar a cuentas a la presidenta del Poder Judicial Carmen Cuevas, a los jueces involucrados y a los funcionarios del ejecutivo (Graco el primero) que habrían participado en algo así.

Deben hacerlo, porque si no estaremos frente a una expresión mentirosa, típica de los políticos que el nuevo gobierno afirma despreciar. Dos poderes liberando delincuentes para desestabilizar a un gobierno… ¡Eso es delincuencia organizada!

·         post it

Al ex gobernador Graco Ramírez no le bastó endeudar a Morelos por los próximos 20 años, ni elevar la deuda pública de 1 mil 200 a 15 mil millones de pesos; tampoco le quita el sueño haber malversado 14 mil millones de pesos destinados a la reconstrucción de las zonas devastadas por el sismo del 19 de septiembre del 2017. No le preocupó atacar a la UAEM para acelerar su crisis o provocar la quiebra financiera del gobierno estatal.

Además de eso se robó el “Manifiesto al pueblo mexicano" del general Emiliano Zapata que estaba resguardado en el Instituto de Documentación del gobierno del Estado de Morelos.

Graco Ramírez no es corrupto, es un vil ladrón.

·         redes sociales

El vocero del gobierno estatal se estrenó en el tema de seguridad al dar a conocer la captura del jefe de sicarios del cártel de Los Rojos.

Al novel funcionario no le caería mal practicar su lectura y a quien elaboró el comunicado le vendría bien revisar su sintaxis.

Una buena noticia mal presentada.

Ya no están en un estadio.

·         es viernes

Y hoy toca.

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