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SERPIENTES Y ESCALERAS

¿Perdón y olvido?

 

Como candidato López Obrador dijo que daría amnistía a los delincuentes para alcanzar la paz en México. Como presidente electo ofrece perdón a los corruptos para lograr la reconciliación nacional. ¿En verdad cree que ese es el camino para la transformación? ¿Qué sigue? ¿Legalizar los delitos?

 

El Presidente electo de México propone otorgar un perdón total a todos aquellos políticos y funcionarios que incurrieron en actos de corrupción. “Es un perdón para que se acabe la historia trágica, horrenda, de corrupción e impunidad; que se acabe la política anti popular, entreguista y comencemos una etapa nueva e inicie una nueva historia”. Sin paz no habrá transformación dice Andrés Manuel López Obrador. Pero sin justicia, prevalecerá la impunidad y seguirá la corrupción.

En su etapa como presidente electo Andrés Manuel López Obrador ha generado más polémica que a lo largo de su campaña; el líder de Morena no utilizó su derecho a guardar silencio durante la transición, pudo mantener un tono discreto y preparar su gobierno, pero por el contrario, desde el primer día comenzó a ejercer el poder y a actuar como jefe del país con la complacencia de Enrique Peña Nieto.

Este ejercicio anticipado de gobierno ha mostrado la faceta que tendrá AMLO como jefe de la nación y la forma como conducirá al país; en campaña López Obrador prometió bajar el precio de la gasolina y amnistía para criminales; como presidente electo dice que someterá todo a consulta y que perdonará a los políticos y gobernantes que cometieron actos de corrupción.

El desgaste del nuevo gobierno ha comenzado muy temprano, antes incluso de que inicie formalmente su gestión; algunas decisiones como la consulta sobre la construcción del nuevo aeropuerto y la iniciativa para eliminar las comisiones bancarias provocaron una “fuerte pérdida de confianza”, reconoció recientemente el futuro jefe de la oficina de la presidencia Alfonso Romo.

Nos equivocamos en el proceso (de la consulta), eso lo digo a título personal. Se hizo con la mayor voluntad y el resultado fue una pérdida de confianza fuerte, más de la que podíamos imaginar”. López Obrador opina lo contrario.

El manejo de la opinión pública y la percepción fueron grandes aliados de López Obrador durante la campaña; el debate público de los últimos años ha sido la corrupción y el morenista supo aprovechar bien esa inercia a su favor al construir un discurso de honestidad y combate frontal a la corrupción. A unos días de iniciar su gestión el escenario comienza a cambiar y el eje principal del discurso obradorista ha sido lastimado por sus propias expresiones. A muy pocos, quizá sólo a los aludidos, agradó la propuesta de perdonar a los corruptos.

Estos elementos nacionales inciden en el contexto estatal: Morena y López Obrador fueron el motor de la campaña y la fuerza que permitió a casi todos los candidatos de la coalición acceder a un cargo. El desgaste anticipado del próximo gobierno federal afecta a los representantes de Morena y pondrá a prueba los discursos anti corrupción de todos los gobiernos, empezando por el de Cuauhtémoc Blanco.

En Morelos es impensable que el jefe del ejecutivo replique la propuesta federal porque tiene claro el tamaño del daño y la molestia que causó el gobierno pasado. Perdonar a Graco y a los suyos significaría el hundimiento del gobierno estatal y el fracaso de cualquier proyecto futuro. Simplemente no hay forma: el estado está quebrado, las instituciones fueron utilizadas como negocio personal y miles de familias sufrieron en carne propia las consecuencias de los abusos del gobernador, su familia y sus amigos. Perdonar al ex gobernador y a sus funcionarios es tanto como validar todos los excesos cometidos en el pasado reciente.

Precisamente por eso la reacción casi inmediata de Cuauhtémoc Blanco a la postura de perdón de López Obrador. “No tengan duda, el enemigo de los ciudadanos es la impunidad y llevaremos ante la justicia a quienes abusaron del poder en la entidad” dijo el ex seleccionado nacional. Bien.

Combatir la corrupción y llevar ante tribunales a los corruptos es la principal oferta del nuevo gobierno, incumplir con ese compromiso rompería la confianza depositada en el deportista y volvería suya toda la molestia ciudadana que existe en contra de Graco Ramírez.

Puede ser que a título personal, como ser humano e individuo López Obrador realice un acto de perdón a quienes le ofendieron, lo atacaron, le engañaron o lo lastimaron; se vale. Lo que no puede suceder es que el presidente de la república (o un gobernador) pase por encima de la ley y por una decisión política personal absuelva a quienes dañaron a la gente, pervirtieron las instituciones y tomaron dinero del pueblo. Eso no lo puede hacer, es ilegal.

Cuauhtémoc Blanco deberá caminar en el filo de la navaja: no puede ir en contra de la línea que públicamente ha marcado López Obrador, pero tampoco se puede dar el lujo de indultar a los ladrones. No lo puede hacer, además, porque él mismo fue agraviado por Graco Ramírez y los suyos, porque fue testigo de las tropelías que cometieron, escuchó de viva voz las denuncias de la gente y ahora como jefe del ejecutivo está confirmando sus abusos.

Hablar de perdonar a los corruptos es un gravísimo error social y político de López Obrador; igual que la consulta para el nuevo aeropuerto o la iniciativa para eliminar las comisiones bancarias, esta expresión pega de lleno a su imagen y merma la confianza que hacia su persona sienten millones de personas.

Algo debe entender el líder eterno de Morena: se acabó la campaña, es momento de gobernar.  

… Y perdonar a los corruptos es una propuesta inaceptable.

·         posdata

¿Cómo entender lo que está sucediendo en Morelos en materia de seguridad?

Más allá de la numeralia (721 ejecutados en lo que va del año es una locura), las estadísticas y los discursos de justificación, el tema amerita una reflexión inicial ¿Qué está sucediendo?

En la opinión pública comienza a generarse la percepción de que el problema de seguridad ha rebasado al nuevo gobierno, que el encargado de la seguridad no tiene capacidad y los grupos criminales van ganando la batalla.

En el último mes y medio casi dos centenares de personas han perdido la vida en hechos violentos, en delitos de alto impacto con ingredientes que anuncian la presencia de grupos criminales. Más aún: se viralizó un audio que aparentemente habría sido grabado por el líder del cártel de Los Rojos, dando a conocer acciones y advirtiendo que el estado es de su propiedad.

En las redes sociales se han viralizado varios temas de corte policiaco y en todos los casos la percepción que dejan los hechos es que la violencia se ha desbordado y la policía está rebasada.

En medio de todo, insisto, habría que preguntarnos algo ¿Es normal lo que está sucediendo? ¿Es esta nueva oleada delictiva consecuencia natural de la transición del gobierno? ¿Se puede hablar tan rápido del fracaso de una estrategia de seguridad (quizá aún ni siquiera existe estrategia)? ¿O como lo ha dejado ver el gobernador, estamos frente a una operación para desestabilizar al gobierno utilizando como herramienta a la delincuencia organizada?

Algo es claro: lo que vemos no es una cortina de humo, hablamos de hechos reales, de muertos, de actos de delincuencia y crímenes de alto impacto, es decir, lo que vive Morelos es un verdadero y terrorífico baño de sangre.

El gobernador Cuauhtémoc Blanco debe ser muy (muy) cuidadoso con este tema; la inseguridad ha hecho fracasar a las últimas cuatro administraciones y está poniendo a prueba al nuevo gobierno. La atención de este tema no puede ser sólo operativo, con estrategias de seguridad; también debe incluir manejo de medios para que no pierdan la batalla de la percepción y los estigmaticen de inmediato.

Un marino al frente del área de seguridad genera confianza, pero una institución que no habla, que no comunica, que es reactiva a los conflictos y es incapaz de informar lo que sucede, pierde la confianza, se vuelve sospechosa y queda sujeta a cualquier tipo de rumor.

El problema de inseguridad en Morelos es mayor y no se está atendiendo con la importancia que amerita.

·         nota

Los legisladores del estado han comenzado anticipadamente a discutir el paquete económico 2019, pero no en función de las necesidades del estado, sino en torno a lo que ellos recibirán como presupuesto. El debate es simple: los representantes de Morena consideran que 400 millones de pesos son suficientes para sacar adelante los trabajos legislativos del siguiente año, pero los demás diputados encabezados por Tania Valentina y Pepe Casas quieren recibir 500 millones. La austeridad republicana que impulsa Andrés Manuel López Obrador no existe en el congreso de Morelos.

Muy pronto el poder legislativo ha dejado ver que el objetivo de sus integrantes no es cambiar la manera de hacer política, sino hacer dinero. Las ambiciones están a la vista en el parlamento, cualquiera se da cuenta de la línea que siguen algunos legisladores y los objetivos que personalmente se han trazado cada uno de ellos.

El gobierno estatal puso su confianza en diputados que ya les dieron la espalda, que anteponen sus intereses económicos personales al proyecto institucional y además, algunos de ellos, siguen protegiendo los intereses del gobierno pasado.

La discusión presupuestal es la primera de muchas batallas políticas que se dirimirán en el poder legislativo y desde ahora ha quedado claro de qué están hechos y a qué intereses sirven algunos legisladores.

Si se ve de manera superficial la reflexión es simple: menos diputados quieren más dinero.

·         post it

En la Secretarían de Obras y en la de Salud del gobierno estatal ya armaron los primeros expedientes por actuaciones irregulares de varios funcionarios; las denuncias se han presentado y el proceso para actuar contra los culpables inició.

Ayer de dio a conocer que también en la Secretaría de Desarrollo Sustentable hay un presunto desvío de 200 millones de pesos, por lo cual la administración de Cuauhtémoc Blanco iniciará un procedimiento contra los responsables.

Otras historias similares más se cocinan y pronto se darán a conocer; en las Secretarías de Turismo y Cultura se le siguen los pasos a varias acciones que realizaron sus titulares y en las cuales aparece nuevamente el nombre del hijo de Graco Ramírez y Elena Cepeda, José Domingo Ramírez.

Al hijo menor del matrimonio le gusta el dinero, sobre todo el que se consigue fácilmente a través del gobierno con el apoyo de su mamá; a José Domingo lo han relacionado ya con la compra de medicamento falso o caduco en la secretaría de Salud, con la renta del equipo para los conciertos y también con la contratación de artistas a sobre precio a través de la empresa Magno Eventos.

Recordemos, por ejemplo, que el gobierno de Graco Ramírez contrató a Marco Antonio Solís y pagó por ello 28 millones de pesos; o cuando trajo al cantante inglés Sting por 75 millones de pesos. En estos contratos, como en muchos otros, quienes estuvieron atrás del negocio fueron Elena Cepeda y José Domingo Ramírez.

Uno a uno se van destapando los abusos de la familia de Graco; en una de esas el primero en pisar la cárcel no es Graco ni Gayosso, sino José Domingo.

·         redes sociales

Primero nos dijeron que bajaría la gasolina, luego que siempre no.

Ofrecieron amnistía para delincuentes y ahora perdón para los corruptos.

Nos hablan del México que ya cambió y dicen que por eso regresó Elba Esther.

O sea… ¿Qué pedo?

·         es viernes

Viernes de carne, pan y vino. Y luego más carne.

Ergo: hoy toca.

Comentarios para una columna optimista:

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