Debe preservarse la Policía Federal
Por partir de supuestos equivocados, el diagnóstico del Presidente electo sobre la Policía Federal es injusto y por demás degradante. Le han hecho creer que la corporación hace un trabajo deficiente y que la mitad de sus casi 40 mil elementos es administrativa, pero su burocracia (imprescindible en todas las instituciones públicas) ocupa solo 17 por ciento: menos de siete mil.
La visible en calles, carreteras o lugares de conflicto y donde se realizan detenciones ocupa como a 20 mil efectivos, pero la PF tiene siete divisiones: la Científica, por ejemplo, auxilia a las demás unidades y a distintas autoridades en la búsqueda, preservación, obtención de indicios y medios de prueba en investigación criminal, y vigila la red pública de internet para prevenir delitos. Por dar una idea, su personal especializado y equipos avanzados realizan estudios genéticos equiparables con los de la prestigiada Universidad de Innsbruck.
Investigación tiene a su cargo sistemas de recopilación, clasificación, registro y explotación de información policial y participa en la captura de probables criminales y aseguramiento de bienes. Seguridad Regional actúa en carreteras federales, aeropuertos y cruces fronterizos; diseña y evalúa métodos de análisis e información para generar inteligencia estratégica en las coordinaciones estatales.
La de Inteligencia garantiza: suministro, sistematización, consulta, análisis y actualización de información de seguridad pública para la toma de decisiones y es responsable de mantener vínculos con instancias de seguridad nacionales e internacionales.
División Antidrogas combate la producción, tenencia y tráfico de estupefacientes y sustancias prohibidas; las operaciones con recursos de procedencia ilícita, falsificación o alteración de moneda, y colabora con organismos y grupos del mundo implicados en investigaciones de narcotráfico. La de Fuerzas Federales atiende solicitudes para mantener y restablecer el orden público; participa en operativos coordinados con otras instituciones y autoridades federales, estatales o municipales. Y la Gendarmería está para proteger fuentes de trabajo y actuar en regiones o zonas donde se requiere fortalecer las capacidades institucionales y la presencia territorial del Estado.
A la PF se debe la captura de uno de cada tres de los 122 objetivos prioritarios del gobierno que agoniza.
En el zedillato se concibió un cuerpo civil que agrupara gente de varias corporaciones para entrarle al toro ante delitos del ámbito federal y del fuero común, y para ello se involucró a policías militares y la desaparecida Policía de Caminos.
Andrés Manuel López Obrador puede todavía reconsiderar y no diluir la PF en la Guardia Nacional, sino aprovechar parte de su calificado personal. Las instituciones que funcionan bien deben ser fortalecidas y nada justifica desaparecerlas.