Hoy arranca un sexenio que tiene como marca inicial las altísimas expectativas. No son sólo los 30 millones 113 mil 483 votos con los que ganó (17.5 millones de ciudadanos más que el segundo lugar), también los indicadores de percepción recogidos por el INEGI han mostrado que desde julio las esperanzas son extraordinariamente altas.
Andrés Manuel López Obrador, 12 años después de su primera intentona presidencial, logró más de la mitad de los sufragios emitidos el 1 de julio pasado. Hoy arranca un sexenio que tiene como marca inicial las altísimas expectativas. No son sólo los 30 millones 113 mil 483 votos con los que ganó (17.5 millones de ciudadanos más que el segundo lugar), sino lo que las encuestas posteriores y los indicadores de percepción recogidos por el INEGI han mostrado desde julio: las esperanzas son extraordinariamente altas.
En septiembre pasado, 60 días después de la elección, GEA-ISA lanzó su encuesta pública de percepción ciudadana “Política, sociedad y cambio”, allí, 67 por ciento de los ciudadanos esperaban que la actuación de Andrés Manuel López Obrador sea buena. Vicente Fox y Enrique Peña Nieto, en su momento también candidatos de partidos de oposición, lograron apenas 52 por ciento en 2000 y 2012 respectivamente.
El mismo ejercicio develó que el ascenso de López Obrador provoca felicidad, tranquilidad y optimismo en los mexicanos.
Aún más notables, la percepción negativa sobre el personaje político Andrés Manuel López Obrador se desvanecieron en buena medida una vez que la contienda quedó atrás. Un impresionante 63 por ciento de la ciudadanía declaraba tener una opinión favorable sobre él.
Para terminar con la revisión del ejercicio de GEA-ISA, debe señalarse que los encuestados no se agruparon en uno o dos temas que consideraran como temas claves para el gobierno de López Obrador: prácticamente marcaron con el mismo peso al combate a la pobreza, la creación de empleo, combatir la corrupción, mejorar la economía, subir salarios y mejorar la educación. Un compendió que refleja a su vez la complejidad del reto que enfrenta quien desde hoy es presidente.
UN BOLSILLO FELIZ. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el INEGI, ha reportado otra medición que ratifica lo dicho hasta aquí. El Índice de Confianza al Consumidor, que nace de una encuesta nacional, dio un brinco muy significativo a partir de julio.
Luego de trece años de un descenso paulatino, la confianza aumentó hasta el punto de que 11 por ciento cree que su situación económica estará mejor dentro de doce meses. Un verdadero brinco para este tipo de indicadores.
El INEGI monitorea la confianza que tiene el ciudadano respecto al año presente y al futuro en cuanto a la situación de la economía nacional en general y la de su familia en particular. La herramienta incluye preguntas como si el encuestado considera que se animaría a comprar un televisor u otro electrodoméstico en los meses siguientes, lo que ayuda a verificar el nivel de confianza que está viviendo el encuestado.
Si bien es un factor subjetivo, esa confianza es lo que detona que los ciudadanos utilicen sus recursos para comprar y movilizar la economía. La desconfianza genera que sean cautos al gastar.
Las expectativas, por tanto, no sólo pueden verse como un reto, sino que en sí mismas pueden generar un empujoncito económico para el nuevo gobierno. Y este factor sigue a favor de AMLO:
Las encuestas a empresarios y comercios, elaborada por el mismo INEGI, resultaron igualmente positivas.
En resumen, es la suma de todas las expectativas.