Color Morena
Una de las formas de dominación que encontró la organización política de masas que surgió de la Revolución Mexicana fue sembrar en la mente de los ciudadanos que partido, gobierno y país eran una misma cosa. Para concretar de modo visual dicha trinidad, se utilizaron los colores de la bandera.
Desde su nacimiento en 1929, el Partido Nacional Revolucionario adoptó como emblema un círculo con tres franjas verticales, una verde, otra blanca y otra roja, sobre las cuales se asentaron las tres letras de la sigla de la organización. Dicho emblema fue repetido después, con algunas modificaciones de diseño, por los herederos del PNR: el Partido de la Revolución Mexicana y el Partido Revolucionario Institucional.
Durante décadas, la oposición política combatió el uso que el PRI hacía de los colores patrios. Argumentaba, entre otras cosas, que era un obstáculo a la libre competencia en la arena electoral.
Pero al menguar la hegemonía del PRI, dicha batalla quedó en el olvido. Y los partidos que comenzaron a ganarle cargos de elección al tricolor a finales del siglo pasado recurrieron a la misma lógica de éste: ligar los colores de la organización con el gobierno que les tocaba encabezar.
Recuerdo que uno de los primeros en hacerlo fue Acción Nacional. Poco después de que ganó por primera vez las elecciones para el ayuntamiento de Naucalpan, Estado de México, los barandales de los puentes peatonales sobre el Periférico Norte fueron pintados de azul.
Los colores partidistas aparecieron entonces en edificios públicos, placas de automóvil y en la imagen de estados y municipios. Los panistas lo pintaban todo de azul; los perredistas, de amarillo; los del PVEM, de verde; los de Convergencia –hoy Movimiento Ciudadano– de naranja, y los priistas siguieron usando los colores de la bandera.
Sin embargo, habían quedado a salvo de estas prácticas las actividades del gobierno federal.
Hasta ahora.
En vísperas del 1 de diciembre, el nuevo gobierno federal dio a conocer la imagen que utilizará.
Ésta lleva la frase “Gobierno de México”, que se distingue de la de “Gobierno de la República”, utilizada en otras administraciones.
Asimismo, echa mano de las efigies de Miguel Hidalgo, José María Morelos, Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas. Esto ha sido motivo de críticas, pues se ha señalado el parecido que tiene con la iconografía soviética, pero también porque ninguna de las figuras históricas elegidas es mujer.
Pero el rasgo que me parece más criticable es el color vino que se utiliza de fondo, muy similar, si no es que idéntico, al del emblema electoral de Morena, el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador en 2014, y con él éste ganó la Presidencia de la República en los comicios de este año.
Ayer, en su primera conferencia de prensa en Palacio Nacional, López Obrador se paró frente a un podio que tenía detrás un enorme panel de ese color. En la transmisión de televisión, cuando la cámara enfocaba a López Obrador, el fondo era de color vino.
La decisión de usar el mismo color del emblema de Morena en la imagen del gobierno es una incongruencia con lo que distintos personajes de ese partido reclamaron al PRI durante años.
Es más, en septiembre pasado, en vísperas de las fiestas patrias, Morena anunció que iba a impulsar una iniciativa de ley para impedir que cualquier partido usara los colores de la bandera. Naturalmente, la medida iba dirigida al PRI.
En su cuenta de Twitter, la senadora Ana Gabriela Guevara explicó el objetivo de la iniciativa.
“Entre mis propuestas hay una sobre el uso de los colores patrios. Ningún partido usará como identidad la secuencia de los colores patrios. Ningún gobierno usará sus identidades gráficas y colores para ningún asunto, sea obra, uniforme, pintura”, escribió la senadora el 12 de septiembre en esa red social.
Por lo visto, en los siguientes meses el gobierno surgido de Morena reflexionó y decidió hacer lo mismo que tanto han criticado sus miembros: usar el color institucional del partido para la imagen del gobierno federal, parte de la cual son los personajes históricos ya referidos.
Con esto se busca, obviamente, asociar en la mente de los ciudadanos que Morena, el gobierno y el país son una sola cosa. Es decir, lo mismo que hizo el PRI durante décadas. Luego dicen que no son lo mismo.
BUSCAPIÉS
- La lucha contra el neoliberalismo se ha convertido en el caballito de batalla del presidente López Obrador. En su discurso de toma de posesión utilizó los términos neoliberal o neoliberalismo 17 veces, casi tantas como las palabras corrupto y corrupción (20). Para comparar, las palabras democracia o democrático aparecen siete veces en el mismo texto; desarrollo, seis; educación o educativo, tres; futuro, dos, y ciencia, una.