Que todo cambie para que nada cambie
Pedro Martínez Serrano
Los diputados integrantes de la LIV legislatura local, salieron igual que los que se fueron, son voraces como los que les precedieron; hacen negocios a espaldas del pueblo, aunque son cínicos y sin mayor rubor, imponen y se reparten posiciones, para beneficiar a familiares, amigos y amantes.
Dice la diputada Tania Valentina Rodríguez que todo lo que publico es falso; dice que “estamos cansados de que se publica conforme se paguen las noticias y la información”.
Y me acusa de que para mí “es muy fácil destruir la credibilidad de una persona que decidió dedicarse a la política (al servicio público) y es muy fácil engañar a la ciudadanía”.
Lo anterior se ofrece como una suculenta oportunidad, para exhibir que la señora, además de estúpida (necio, falto de inteligencia, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española), cree que todos los periodistas (lo soy hace más de 35 años), somos igual a los que ella trata, que responden a billetazos. No me voy a detener a responderle. No tiene caso perder el tiempo. No lo entendería.
Sin embargo, la respuesta más clara para la diputada y sus iguales que le hacen comparsa en la repartición de cargos para familiares, amigos y amantes, es sencilla, se responde con algunos cuestionamientos, que son como dardos envenenados para ellos:
¿Qué fin tuvieron las pensiones doradas que se otorgaron ilegalmente a los más cercanos de Graco Ramírez? ¿Y las demandas que interpusieron en contra de los actos de corrupción de sus antecesores? ¿El juicio político que se demandó en contra de Graco Ramírez, por qué se desechó? Todo es letra muerta; los actuales, para mantener la constante a la alza, son un grupo de oportunistas voraces, corruptos y serviles al poder. Salvo algunas excepciones, contadísimas, que no me toca a mí identificar, porque no soy publirrelacionista, la mayoría están sometidos a los intere$e$ del ex gobernador Ramírez.
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