Terna morena
El nuevo gobierno no sólo va por un fiscal carnal, sino también por un ministro de casa.
La terna enviada por el Presidente al Senado para ocupar la plaza que queda vacía en la SCJN por el retiro del ministro José Ramón Cossío parece una lista de invitados a una reunión partidista.
Está Loreta Ortiz que fue diputada federal por Morena y que en la reciente campaña organizó los Foros Por la Paz propuestos por el entonces candidato AMLO.
Maya García también aparece en la terna, como ocurrió en la lista de candidatos al senador por Morena.
La terna la completa Juan Luis González que fue presidente del Tribunal Superior de Justicia de la ciudad cuando AMLO era jefe de Gobierno, quien hace poco también lo mencionó como posible fiscal general.
Todos tienen grados académicos tan notables casi como su afinidad al partido en el poder.
Carambola maya
Con la decisión de liquidar al Consejo de Promoción Turística de México, el nuevo gobierno hizo una carambola de dos bandas.
Por principio de cuentas libera recursos que viajarán al sureste para financiar la construcción del Tren Maya, el proyecto de infraestructura consentido del presidente López Obrador.
Al mismo tiempo se asesta un golpe contundente a un grupo empresarial político que no votó por AMLO. El consejo fue por años su caja chica.
De cualquier forma, para mantenernos en la pelea por las divisas, la promoción no es opcional, es necesaria.
Se hará por otros medios, buscando patrocinadores, sobre todo, pero también intensificando el uso de redes sociales, o yendo a bailar a Chalma, que también ayuda.
La nueva estrategia
Al nuevo gobierno le gusta el control central, que desde aquí, más precisamente Palacio Nacional, se controlen diversos servicios que administraciones anteriores entregaron a los estados.
El ejemplo de los llamados súperdelegados es contundente.
Ahora, según lo dicho en las conferencias de prensa madrugadoras, el Presidente no ve con malos ojos que desde aquí se controlen servicios de salud y de educación, como el de la nómina.
El mandatario le llama federalización en la acepción de que sea el gobierno federal quien tome la batuta. Así pasaba antes, en el antiguo régimen a los cuales, estamos viendo, aún se les mueve la patita.
Quedó a deber
Herencia maligna de la administración Mancera en la ciudad de México fue la desaforada expansión del narcomenudeo y de la delincuencia en general.
En los últimos seis años el narcomenudeo pasó de ser una actividad casi clandestina a una comercio cínico que cuenta con la complacencia o franca complicidad de la policía capitalina.
A pesar de eso, Mancera tenía una muletilla que repitió mil veces y que no por eso se transformó en verdad: en la ciudad no hay bandas del crimen organizado, decía como tarabilla.
Pues bien el nuevo gobierno también en esto le corrigió la plana. Asumió la operación de bandas del crimen organizado en la ciudad.
Las autoridades están alarmadas por el incremento de los homicidios, muchos de ellos en el contexto de los ajustes de cuentas entre bandas.
En este tema, el de la seguridad, Mancera también quedó a deber.