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SERPIENTES Y ESCALERAS

Morena y Cuauh
 
 

Entre los múltiples retos que tiene que enfrentar Cuauhtémoc Blanco en Morelos también está Morena. Quienes fueron sus aliados en campaña ahora lo ven a la distancia y le ponen piedras en el camino.

 

Las diferencias entre el gobierno estatal y el partido Morena son visibles y peligrosas para la estabilidad del estado. A pesar de haber competido unidos en las pasadas elecciones la relación entre ambas instituciones ha concluido formalmente, como lo dijo hace algunas semanas el diputado de Morena Javier García y como lo hacen sentir en todo momento los dirigentes, militantes y representantes de ese partido. Hoy entre Morena y Cuauhtémoc Blanco hay desconfianza, recelo y en algunos puntos, boicot; durante la última visita de López Obrador a Morelos los morenistas abuchearon al gobernador y ahora los diputados guindas bloquean al ejecutivo en el congreso. Ninguno ganará con este pleito.

Los conflictos entre el gobierno estatal y el partido que lo proyectó a la gubernatura vienen desde la campaña y se han acentuado con el tiempo; durante el proceso electoral Cuauhtémoc Blanco nunca portó los colores de Morena y al ganar la elección no reconoció que su triunfo tuvo que ver con la ola obradorista. “Ganábamos solos” repiten hasta la fecha los integrantes de la burbuja gubernamental, aunque los números oficiales dicen otra cosa.

Según lo ha dicho el propio jefe del ejecutivo estatal, Morena le exigió la mitad del gobierno y eso comenzó a fracturar la relación; en campaña, el partido guinda impuso a todos los candidatos, rompió los acuerdos de la coalición y ocupó los espacios que se habían acordado para el PES. Ahí se comenzaron a descomponer las cosas.

Varias veces durante la negociación electoral Cuauhtémoc Blanco amenazó con romper con Morena por la manera como era tratado, por la forma de actuar de algunos de sus integrantes en Morelos y el maltrato a sus allegados. No había apoyo, repetía el entonces candidato, quien junto con su equipo tuvo que armar la estrategia y conseguir el financiamiento de su campaña sin la ayuda de sus aliados. Peor: en distintos momentos se especuló que algunos de las cabezas de Morena en Morelos habían pactado con Graco Ramírez y apostaban por el triunfo de Rodrigo Gayosso.

Ya con el triunfo en la mano Cuauhtémoc Blanco tomó el control total de las cosas y fijó sus propias reglas: no iba a aceptar que le impusieran a nadie en el gabinete ni que le obligaran a ceder el control de la administración. Más aún: cuando el mandatario electo se enteró que el coordinador estatal de los delegados federales sería Rabín Salazar de inmediato solicitó al presidente electo su cambio. Y para sorpresa de muchos, Andrés Manuel se lo concedió.

Los desencuentros entre Morena y el ejecutivo estatal se han venido presentando a lo largo de varios meses, desde la campaña; incluyen el conflicto por la llegada de Antonio Villalobos a la alcaldía de Cuernavaca, el frustrado nombramiento de Rabín Salazar como Coordinador Estatal y ahora los enfrentamientos con el bloque parlamentario guinda por la destitución de los fiscales.

El momento donde quedó claro el tamaño del conflicto entre Morena y Cuauhtémoc Blanco fue cuando la dirigente nacional Yeidckol Polevnsky se lanzó públicamente en contra del gobernador de Morelos:

 

“Ha sido para mí muy penosa la situación de Morelos, lo sabe Hugo Éric (presidente del PES). Yo hubiera esperado del futbolista que le hubiera dicho a Rabin 'aquí está el Estado, qué quieres, sé tú el secretario de Gobierno, la mitad de los cargos son para Morena, la mitad para nosotros', tristemente esto no ha sucedido"

 

“… no se vale 'venadear' entre nosotros, entre la coalición, en la coalición hay que cuidarnos y respetarnos. Nosotros teníamos ocho diputados con los cuales éramos el único grupo parlamentario que podía hacer mayoría. Nos ha ido quitando, el españolete este a nombre del gobernador, a nuestros diputados"

 

“Estoy “muy enojada” por dos motivos en particular: que Blanco no haya integrado en su equipo a Rabindranath Salazar, quien era la opción de Morena para la gubernatura de Morelos y fue descartado por encuesta, y la otra razón es que Sáenz ha intentado llevarse a diputados morenistas a la bancada del PES en el Congreso local.

 

“Estoy, sigo muy enojada y le diría a ese señor que en política no hay compra y venta, como en el caso de los futbolistas”

 

Las diferencias entre Morena y el gobierno de Cuauhtémoc Blanco no se han resuelto y por el contrario, pareciera que el tiempo las acentúa. Ya en el ejercicio de gobierno el ex seleccionado nacional se ha topado varias veces con la pared de Morena y ha recibido cuestionamientos públicos de esa fuerza política. En el congreso local Morena se ha asumido como oposición, ha hecho bloque con las diputadas que representan a la administración de Graco Ramírez y ahora de manera pública protege a los fiscales que nombró el ex perredista para cuidarle la espalda.

El desencuentro entre ambas fuerzas se agrava porque en ninguna de las partes existe voluntad para recomponer las cosas y del lado del ejecutivo no hay operadores políticos que ayuden a restablecer la relación. La reciente incorporación al gobierno federal de figuras políticas morelenses que se han enfrentado con Cuauhtémoc Blanco también podría interpretarse como una señal al gobernador de Morelos de que el distanciamiento es real.

El pleito entre Morena y Cuauhtémoc Blanco no beneficia a ninguna de las partes: los primeros pueden apostar por el fracaso del gobierno estatal poniendo piedras en el camino del gobernador, sosteniendo a los fiscales de Graco para que la corrupción no se castigue y el futbolista incumpla su única promesa de campaña y cargue con el desgaste que ello trae implícito, pero al final el hundimiento de este gobierno pegará a la imagen de Morena a nivel nacional y sin duda costará mucho al partido guinda en las próximas elecciones locales.

Al gobernador tampoco le conviene que el distanciamiento continúe, necesita estabilidad política, acuerdos con el congreso local y ayuda de la federación para salir adelante. Su fama como futbolista representa un buen capital social, pero los errores en el ejercicio público de su cargo pueden anular muy rápido esa fama y hundirlo en el desprestigio social, como ha sucedido muchas veces con quienes participan de la actividad política.

La falta de recursos económicos, los conflictos políticos, las presiones sociales y el desgaste natural del gobierno comienzan a mermar la simpatía popular hacia Cuauhtémoc Blanco. En enero, luego de las fiestas decembrinas y con la cuesta económica de principio de año la tensión se va a incrementar y la molestia ciudadana crecerá exponencialmente; el gobierno estatal debe tener claridad de ello y prevenir que las cosas se le compliquen más de la cuenta.

Un punto es clave en este pleito es que Morena no va por la cabeza de Cuauhtémoc Blanco, sino por la de José Manuel Sanz. En lo local y lo nacional los guindas ya definieron una ruta para lograr ese objetivo, el camino es el desgaste público y la presión política.

El plan es obvio y perverso: quitarle al gobernador a su hombre de más confianza y más cercano consejero. Sin Sanz en el gabinete, dicen, el panorama cambiará de manera radical.

Morena está jugando con fuego y todos se van a quemar.

·         posdata

La semana pasada el secretario de Movilidad y Transporte del gobierno estatal Víctor Mercado Salgado anunció que el próximo año, por allá del mes de febrero, se llevará a cabo el reemplacamiento de los alrededor de 800 mil autos que circulan en Morelos; el costo, dijo, no superará los mil pesos por unidad.

Hace algunos años, en el 2013, Graco Ramírez dio a conocer que se reemplacarían los más de 385 mil vehículos particulares y 25 mil de transporte registrados en la entidad; las nuevas placas incluirían un código bidimensional, además del engomado y tarjeta de circulación que también tendría un seguro óptico indescifrable. Con estos elementos, dijo en ese momento el gobernador perredista,“el sistema de rastreo de un auto con reporte de robo será más eficaz y permitirá cerrar el paso a los delincuentes”. El costo fue de 687 pesos y lo recaudado, dijeron, sería destinado a la compra de cámaras de video vigilancia.

Seis años después nuevamente se llevará a cabo un reemplacamiento en Morelos: las autoridades del nuevo gobierno han anunciado que la medida será obligatoria para los más de 700 mil vehículos particulares del padrón morelense, del cual un 20% corresponde a unidades cuyos dueños radican en otras entidades del país, pero emplacan en Morelos para ahorrarse el pago de tenencia. El costo del trámite será menor a mil pesos, dijo Víctor Mercado. Suponiendo que el costo del reemplacamiento sea de 850 pesos por unidad y que se reemplaquen 500 de los 800 mil vehículos registrados, hablamos de un ingreso de 425 millones de pesos para el gobierno estatal por este concepto.

El cambio de placas supone en primera instancia, un cambio de diseño en el que seguramente aparecerán algunos elementos iconográficos del nuevo régimen: Sergio Estrada estampó un Zapata estilizado que algunos dijeron emulaba a su persona; Marco Adame colocó el color azul de su partido y el escudo del Estado de Morelos; Graco Ramírez manejó los colores que usaba en la imagen de su gobierno y el logotipo de la Nueva Visión. Cuauhtémoc Blanco podría recurrir quizá, a los colores de su partido, a la imagen de la Cuauhtemiña o tal vez a alguna de sus frases cotidianas: “Me los chingué”, “Como siempre lo he dicho” o “No los voy a fallar”.

Pero independientemente del diseño de las nuevas placas y los recursos que se obtengan por este nuevo cobro, la pregunta que me queda en la mente es una:

¿Cuál es la razón técnica para reemplacar?

Tal vez nunca lo sepa.

·         nota

En las redes sociales se hizo viral el video de una entrevista que algún compañero reportero trató de hacer al secretario de educación de Morelos, el ex priísta Luis Arturo Cornejo Alatorre.

Lo que se ve en ese video es penoso, refleja la falta de educación y arrogancia de un funcionario que no ha entendido que el país ya cambió, que el respeto es la base de cualquier relación y que como servidor público tiene que responder a las preguntas de la prensa, sobre todo cuando se le hacen de manera correcta, como fue el caso.

No entiendo la reacción del funcionario, sobre todo porque el tema sobre el cual le solicitaban opinión no era polémico. Mucho menos entiendo porqué al final, de manera retadora, palmea el hombro del compañero y le dice “Ya hablé con tu patrón”.

¿Qué intentó con eso Luis Arturo? ¿Amenazar al reportero? ¿Intimidarlo? ¿Hacerle sentir que puede hablar con su jefe? ¿O simplemente tuvo un déjà vu de cuando trabajaba en gobiernos que amenazaban y censuraban?.

Más que enfado, la reacción de Luis Arturo Cornejo provoca pena. El hombre más experimentado del gabinete, el de más edad y quien se supondría sería el más prudente al actuar resultó ser el primero en derrapar.

¿Qué pensaría hoy de él Lauro Ortega Martínez?

·         post it

La semana pasada fue de levantones, ejecuciones, balaceras y asesinatos por todos lados en Morelos. La violencia es imparable y no se ve por dónde ni cuándo las autoridades resuelvan el problema.

En la gente ya se ha fijado una idea: el gobierno no puede con la situación y ha sido rebasado por la delincuencia. Terrible para una administración que va iniciando.

Cuidado: por ahí comenzó la debacle de las últimas tres administraciones.

·         redes sociales

Probablemente Luis Arturo Cornejo le llamó al “patrón” del reportero que tuvo la osadía de hacerle una pregunta que le incomodó; tal vez.

¿A ver que intente llamar al “patrón” de las redes sociales para que su pifia no se vuelva viral?

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