QUE la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, solicitará el próximo lunes al presidente Andrés Manuel López Obrador, en la mesa del gabinete de seguridad nacional, que haya presencia permanente de un representante de las fuerzas armadas en las reuniones equivalentes a nivel local, con el fin de garantizar la coordinación en el combate a la delincuencia en la capital.
No sea que se vayan a hacer bolas como con el lío en Morelos, que apenas ayer aclaró Alfonso Durazo Montaño en el sentido de que el gobierno de Cuauhtémoc Blanco Bravo es el que tiene a cargo la seguridad en la entidad.
QUE hablando de la capital del país, el lunes se concretará la renovación de la totalidad de los Poderes de Ciudad de México al asumir la presidencia del Tribunal Superior de Justicia el magistrado Rafael Guerra Álvarez, quien en noviembre pasado obtuvo el respaldo de la mayoría en la elección correspondiente.
Será en sesión pública del pleno en la que el jurista y penalista rinda protesta para encabezar también el Consejo de la Judicatura, en un acto en el que se prevé la asistencia de los representantes de Ejecutivo y Legislativo capitalinos, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y el presidente de la Mesa Directiva del Congreso, Jesús Martín del Campo.
QUE el estatus de “cero diferencias” que ve Andrés Manuel López Obrador con Marcos debe llamar por lo menos a dudar si se atienden no solo las recientes declaraciones de los zapatistas, duras contra el Presidente, sino por el consistente discurso del subcomandante.
Desde las visitas de la plana mayor del Partido de la Revolución Democrática y otros líderes de izquierda a la selva Lacandona en los años 90 (Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo, Rosario Ibarra de Piedra, AMLO y otros), el tono del anfitrión fue beligerante y en cada año electoral nunca falló puntual su aparición ante los medios de comunicación para tundir al tabasqueño, fuera 2006, 2012 o 2018.
Falta ver si los del pasamontaña no le cierran las obras o la ruta del Tren Maya.