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HISTORIAS DE REPORTERO

El yo-yo presidencial

 
 

Esas conferencias mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional han servido para dejar en claro el estilo del sexenio. Destaco tres características centrales: el egocentrismo del primer mandatario, su incontrolable pasión por insultar a quien lo cuestione y la soltura con la que rechaza los datos duros. Voy uno por uno.

Primero. El yo-yo presidencial. Lo que hemos visto en los meses de transición y las primeras semanas de gobierno es que todo gira en torno a López Obrador. El servilismo y la adulación del lenguaje priista en torno a la figura presidencial palidece frente a un AMLO que habla desde su propio monumento y sus colaboradores y simpatizantes que parecen competir por quién ensalza más al caudillo. Él hace historia, él resuelve, él cambia las cosas, él, él… Él.

Segundo. El insulto fácil. No hay un terreno en el que se sienta más suelto el discurso presidencial que en el insulto y la descalificación. Una actitud profundamente antidemocrática, por cierto. Peligrosa carretera cuando la recorre un hombre tan poderoso en un país con tanta impunidad. Pero eso no parece importarle al presidente López Obrador. En un desperdicio de creatividad, echa incesantemente mano de nuevos terminajos mientras retoma los que se han vuelto un clásico de la opinión pública. No discute, no debate, no contrarresta ideas. Lo que hace es insultar y descalificar a quien se atreve a cuestionarlo. Sea un opositor político, un medio de comunicación, un burócrata despedido. Son neofascistas, vendidos y corruptos. La devaluación de la palabra presidencial, que creíamos había alcanzado su sótano.

Tercero. Yo tengo mis datos. Los recortes al presupuesto que primero negó que fueran ciertos y que cuando vio que sí eran, justificó como “errores”. La violencia que repuntó en su primer mes pero él dice que tiene otros datos (nadie podría culparlo cuando está apenas llegando al mando, pero parece que el ego no se permite ni la estadística adversa). Sigue sin aceptar que va a costar una fortuna su plan de cancelar el aeropuerto en Texcoco. Y así.

En estos tres rubros, el presidente López Obrador empieza a forjar un estilo personal de gobernar muy parecido al de Donald Trump en Estados Unidos. Cada mañana, el presidente norteamericano tuitea su amor propio, sus insultos y su realidad. Cada mañana, el presidente mexicano verbaliza lo mismo.

SACIAMORBOS. En su primer encuentro con el Poder Judicial tras su victoria electoral, el entonces candidato electo Andrés Manuel López Obrador se reunió con los ministros de la Suprema Corte de Justicia, en ese momento presidida por Luis María Aguilar. Los observadores detectaron que de todos los saludos que hizo el de Morena, el más efusivo fue para Arturo Zaldívar, apenas electo nuevo presidente del máximo tribunal del país.

 

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Ámbito: 
Nacional