Los huachicoleros planean los sabotajes con ayuda de técnicos y trabajadores de Pemex, señala el Presidente. Habrá 32 células de marinos o soldados vigilando el ducto y la distancia entre una y otra será de 10 km; cada una estará formada por 25 elementos

Blindan 311 kilómetros del ducto Tuxpan-Azcapotzalco | La Crónica de Hoy

Ya no hubo duda en las palabras. El Presidente habló de sabotajes, acciones deliberadas del crimen para impedir la regularización del abasto de combustible en el país.

Se refirió, en específico, al ducto Tuxpan-Azcapotzalco, el cual nutre al Valle de México y mide 311 kilómetros. Desde la semana pasada lo han pinchado, fracturado o degollado en diversos tramos, con un conocimiento técnico sólo explicable por la colaboración “de malos trabajadores de Pemex, quienes incluso capacitaron (a los delincuentes) para llevar a cabo estas acciones”.

 

Para desvanecer cualquier duda, se le preguntó:

—Cuando usted habla de sabotaje, ¿se refiere a acciones deliberadas para afectar a su gobierno o a acciones del crimen organizado para seguir robando combustible?

—Las dos cosas: es impedir que se normalice el abasto, para ver si retrocedemos y abrimos todos los ductos, que nos demos por vencidos. Piensan que no vamos a resistir.

—¿Liga este sabotaje a grupos políticos?

—Es delincuencia que se fue creando durante muchos años, donde están involucradas personas de todos los sectores, desde luego, políticos que, en el mejor de los casos, lo toleraron.

La orden, en ese ducto, fue desplegar 32 células de vigilancia. Habrá un comandante por cada dos bases… La distancia entre una y otra será de 10 kilómetros, y cada cual se conformará de 25 elementos, sólo soldados o marinos, porque en esta estrategia fue relegada la Policía Federal. En total, 800 efectivos, 300 más de los planeados en el guion original.

Las células terrestres contarán con apoyo aéreo: aeronaves para volar de día o con visión nocturna.

El Tuxpan-Azcapotzalco transporta, en condiciones normales, 170 mil barriles diarios.

Juan Francisco Rivera, subdirector de Transporte de Pemex, describió los diversos modos de sabotaje, como desgarres, roturas, incendios, uso de artefactos ilícitos como medias cañas o válvulas adquiridas con libertad en el mercado y cuya venta se planea controlar.

“Los artefactos ilícitos son degollados de manera intencional para provocar el derrame”, dijo.

“Cuando se suspende un ducto, los sensores dejan de funcionar y dejamos de saber el lugar exacto donde se produce el daño. El motivo por el cual se están generando algunos sabotajes, es para dejar ciego el ducto y para que los delincuentes obtengan impunidad”, señaló el general Arturo Velázquez, subdirector de Salvaguarda de Pemex.

Las reparaciones, de acuerdo a los daños provocados, van de una hora hasta 12 horas.

DIÁLOGO DIRECTO. Con el blindaje, López Obrador anunció un recorrido el martes próximo por ese tramo, el cual cruza 30 municipios en diversos estados. Buscará persuadir a los pobladores, rescatarlos de una posible complicidad y promocionar sus programas sociales como opciones ajenas a la ilicitud.

“Haré asambleas y hablaré directamente con la gente. Todo el programa de bienestar ya empezó a aplicarse en toda la ruta para que la gente de los pueblos, que por necesidad participaba o no cuestionaba estos ilícitos, ahora tenga alternativas”, explicó.

“Tenemos información de pueblos muy pobres, pequeños, donde hay estacionamientos de pipas, tanques de almacenamiento, instalaciones, ramificaciones, túneles con redes clandestinas”, describió mientras mostraba la imagen de una comunidad en Puebla no mayor a los mil 500 habitantes, sede de un sofisticado complejo montado por los huachicoleros, a quien llamó traviesos.

 

 

Trabajos realizados por pobladores al servicio de huachicoleros:

► Halconeo.

► Llenado de cubetas de tomas clandestinas.

► Instalación de pequeños centros de abasto, marcados con algún distintivo, como focos o alumbrado especial.

► Venta de gasolina robada, en garrafas o tambos.

► Reparto de despensas entre pobladores, para ganar adeptos.