Con el aval de los diputados del PRI, Morena alcanzó la mayoría calificada con 362 votos para crear la Guardia Nacional. El intrincado proceso para darle luz verde a este cuerpo policial-militar debió pasar por el escrutinio en audiencias públicas en las que gobernadores, alcaldes, especialistas en Derecho, en seguridad pública y derechos humanos exigieron que el mando de la Guardia Nacional sea civil y no militar.
La Comisión de Puntos Constitucionales —encargada de presentarlo en la sesión extraordinaria— realizó modificaciones al planteamiento original, y ahora la Guardia Nacional se constituirá como un cuerpo policial bajo mando civil, con disciplina militar y será “responsable de las tareas de seguridad para la salvaguarda de la vida, la libertad, la integridad y el patrimonio de las personas y la preservación de los bienes y recursos de la nación”
Se aclara que la formación, la capacitación y el desempeño de los integrantes de la Guardia Nacional se regirán por una doctrina policial fundada en la disciplina, el acatamiento de las órdenes superiores, el respeto a los derechos humanos y la perspectiva de género en el ejercicio de sus funciones.
La Guardia Nacional se constituirá con elementos de la Policía Federal, la Policía Militar y la Policía Naval.
La creación de este modelo policial obligó a realizar modificaciones a los artículos 13, 16, 21, 32, 55, 73, 76, 82, 89 y 123; y, deroga la fracción III del artículo 31; la fracción II del artículo 36; la fracción I del artículo 78; y, la fracción VII del artículo 89, todos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Sabedores los diputados de oposición (PAN, PRD y Movimiento Ciudadano) que el dictamen de Morena alcanzaría un beneplácito arrollador, buscaron prolongar la votación, pero alrededor de las 18:00 horas en el tablero del Salón de Plenos, la Guardia Nacional obtenía 362 votos a favor, 119 en contra y cuatro abstenciones, tres de ellas de Morena.
Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, declaró, alrededor de las 13:00 horas, la apertura de la sesión extraordinaria con la asistencia de 449 diputadas y diputados, “con el objeto, especificó, de discutir y, en su caso, aprobar reformas constitucionales que otorguen instrumentos a los poderes para enfrentar el desafío que representa la inseguridad pública del país, a través de la conformación de una Guardia Nacional y de modificaciones a las reglas de la prisión preventiva”.
Pidió que en este guion legislativo no se incluyera un debate y se discutiera el asunto del interés de la sesión extraordinaria, así dio paso a los posicionamientos de los diputados del PRI, PAN, PRD, Morena, Movimiento Ciudadano, PT, PES y PVEM.
Al cierre de esta edición, diputados de oposición buscaban imponer reversas al dictamen, pero la mayoría morenista no lo permitió al dar su voto en contra.
TODO LISTO PARA QUE EL SENADO DÉ SU AVAL. Nueve es el número mágico para que la Guardia Nacional exista, pues ése es el número de senadores del PRI que deberá votar a favor de las reformas constitucionales en las que, como concesión de la mayoría morenista, se incluye que el mando principal de esta fuerza militarizada será un civil, en este caso el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo.
El PRI cuenta con 15 senadores y la instrucción del partido es clara: apoyar esa reforma propuesta por el Ejecutivo. Se prevé que los morenistas y aliados electorales, más el apoyo verde y tricolor, alcanzará 92 votos, seis por encima de lo que se requiere legalmente, por lo que aunque entre los tricolores hay objetores de conciencia, mientras no sean más de seis, no se detendrá la reforma. En los estados, Morena controla suficientes congresos estatales y se estima que el PRI girará instrucciones similares a las enviadas a San Lázaro.
La aceptación del PRI para avalar la Guardia se dio primeramente en San Lázaro, donde el Partido Verde ya había dado viabilidad a la mayoría calificada (dos terceras partes de los legisladores presentes), pero la gran duda era el Senado, donde sin el Revolucionario Institucional la meta parecía poco accesible.
La Reforma constitucional implica una transformación radical de las prácticas de seguridad pública, al eliminar la prohibición de que los militares realicen labores de este tipo. La guardia nacional, existente previamente en el texto constitucional aunque más bien pensada como una reserva de ciudadanos para defender la soberanía, se convierte en el modelo amlista de cuerpo militarizado que podrá cubrir partes extensas del país bajo las órdenes directas del ejecutivo y con los mandos operativos provenientes directamente de la Secretaría de la Defensa Nacional.