I. Todos juntos. Hay preocupación en las palabras de Rocío Nahle, secretaria de Energía, al afirmar que el gobierno saliente no dijo nada sobre el robo de hidrocarburos y revelar que el combate al huachicol continuará como una estrategia en la administración de López Obrador para resolver la problemática. “Hoy tenemos ya cinco refinerías trabajando, a baja carga, pero están trabajando. Recuerden que iniciamos con un plan de rehabilitación, porque nos dejaron las refinerías abandonadas, tenemos que dedicarle mucho trabajo y ya lo estamos haciendo”, comentó. El trabajo está en marcha. En reunión con gobernadores, donde además estuvieron Olga Sánchez Cordero, titular de la Segob, y Octavio Romero, director de Pemex, se limaron asperezas. Agoniza el huachicoleo.
II. Todos parejos. Una vez que la SCJN negó al Instituto Federal de Telecomunicaciones la suspensión del recorte presupuestal y de la reducción de remuneraciones, el organismo regulador deberá reducir salarios y ajustar sus estructuras. No habrá comentario alguno sobre el tema, pero el IFT afirmó que deberá trabajar con base en el presupuesto que el Congreso le asignó, así como disminuir remuneraciones. Federico González Luna Bueno, integrante y expresidente del Instituto del Derecho de las Telecomunicaciones, consideró que “la reducción presupuestal es una forma de debilitar la autonomía”, pero que en este caso es claro que se trata de una situación de austeridad aplicada a todas las dependencias y no un atentado en contra de los organismos autónomos. Va para todos.
III. Sin salida. Rubén Núñez Ginés, líder magisterial, se ha pasado la vida chantajeando al gobierno en turno. Ahora la SCJN rechazó amparar al líder de la Sección 22 del CNTE, en contra de la orden de aprehensión dictada en su contra en 2016 por lavado de dinero. En la actualidad, enfrenta en libertad el juicio que se le sigue desde hace años por operaciones con recursos de procedencia ilícita con aportaciones financieras realizadas para sus agremiados. Habría adquirido y administrado recursos, dentro del país, con conocimiento de que procedían de una actividad ilícita. Poco pudo hacer su abogado, Hugo Serafín Paz, para defenderlo. Si la debe, que la pague.
IV. La Guardia va. Alienados con la transformación del país, los priistas anunciaron, en voz del diputado y exgobernador Rubén Moreira, que votarán a favor de la Guardia Nacional. Se acabó el suspenso. Habrá mayoría calificada. Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, superó la primera aduana para concretar la reforma constitucional. Justo los del tricolor eran los votos que le faltaban a Morena y sus aliados el PT, PES y el Verde. La Guardia Nacional dependerá de la Secretaría de Seguridad y tendrá mando civil. “México vive uno de los momentos más violentos de la historia y la democracia está en riesgo en muchos estados, por lo que es momento de hacer algo más; la Guardia Nacional contribuirá a la paz”, dijo Moreira. Era impostergable.
V. Ternuritas. Los integrantes de la bancada de MC en San Lázaro protestaron vistiendo unas playeras con la leyenda “La guerra no hace la paz”, al presentar su posicionamiento en contra del dictamen para la conformación de la Guardia Nacional. En el momento que la diputada Adriana Gabriela Medina subió a la tribuna para presentar el posicionamiento, sus compañeros de bancada la rodearon. La legisladora manifestó que es necesario que el personal del Ejército y la Armada de México regresen a sus cuarteles y dejen las tareas de seguridad a las autoridades civiles. Quién les explica que portando playeritas llenas de frases no volverá la paz. Con la Guardia Nacional, sí.