Al menos 21 personas murieron y 71 resultaron heridas tras la explosión e incendio en un ducto de Pemex en Tlahuelilpan, Hidalgo.
La ordeña en el kilómetro 226 del ducto Tuxpan-Tula provocó una de las peores tragedias en una toma clandestina. Al menos 21 personas murieron y 71 resultaron heridas en cifras preliminares, tras una explosión e incendio.
Ayer sobre las cinco de la tarde, centenas de pobladores del municipio de Tlahuelilpan, Hidalgo, a unos 15 kilómetros de la Refinería de Tula, acudieron al lugar de la fuga con cubetas, garrafas, tambos y hasta tinas de baño para robarse el huachicol, que comenzó a generar enormes charcos y ríos de hidrocarburo.
Los pobladores literalmente se bañaron en combustible durante dos horas en su intento por llenar sus recipientes ante la impotencia de militares y policías que no pudieron impedir el desborde de la gente.
La fuga fue alertada por autoridades locales al Ejército antes de las 16:00 horas. Conforme la versión del Secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, el piquete era viejo y tras reabastecer el suministro por el ducto se fugó la gasolina.
Pasaron casi tres horas antes de que una chispa ocasionara una explosión e incendio que afectó a centenas de personas incluidos menores de edad que ayudaban a cargar cubetas. Los huachicoleros se convirtieron en antorchas humanas, debido a que en su mayoría estaban empapados de hidrocarburo.
Más de 50 ambulancias del IMSS, estatales y municipales atendieron la emergencia para llevar a los heridos a Tula y Pachuca. Cuatro helicópteros también trasladaron a los afectados a la Ciudad de México.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien se encontraba en Aguascalientes al momento de la explosión, llegó pasada la medianoche al Centro de comando, en Hidalgo.