‘Huachicoleo’ para principiantes
Para improvisar tomas clandestinas en ductos y poliductos basta horadarlos y colocar un grifo para extraer el combustible con la misma facilidad con que se toma el agua de una llave de jardín. Se perfora con taladro de mano y una broca de diámetro no mayor a una pulgada (lo que mide una corcholata: 2.5 centímetros), y esto se hace con paciencia para evitar las chispas y el calor (son tuberías normalmente frías, como las gasolinas, y casi heladas porque llevan ríos).
La instalación es relativamente rápida, lo que da lugar a que las válvulas funcionen bien para su apertura y cierre, o mal si quedan fugas que se vuelven incontrolables para los delincuentes.
Con ese procedimiento, tan solo en 2018 Pemex registró 12 mil 581 tomas clandestinas, las más cuantiosas: mil 815 en Puebla, mil 726 en Hidalgo, mil 547 en Guanajuato, mil 268 en el Estado de México, mil 263 en Jalisco, mil 80 en Tamaulipas y muchas menos, pero en casi todas las entidades federativas (las excepciones son: Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Nayarit, Quintana Roo, Zacatecas y San Luis Potosí).
Para el saqueo se perforan por igual ductos (transportan un solo tipo de combustible) y poliductos (para gasolina Magna o Premium, diésel y crudo, uno cada vez; los residuos se desvían a depósitos para su tratamiento y reaprovechamiento en plantas).
El diámetro aproximado de la tubería va de 10 a 40 pulgadas (de 25 centímetros a un metro) de diámetro y los tendidos pueden ser de una línea o, en los derechos de vía, cinco en paralelo. Están casi siempre bajo tierra, pero sobre la superficie en hondonadas y cañadas.
Los huachicoleros disponen para popotear de casi 40 mil kilómetros de tubería (eso mide el diámetro de la Tierra) y los trechos más jugosos cruzan los estados arriba citados.
Sin contar los ductos que maneja Cenagas (tiene seguridad privada), la Subdirección de Salvaguardia Estratégica de Pemex tiene a su cargo más de 50 mil kilómetros (contados los de gas).
En poco más de tres años, incluido lo que lleva el gobierno actual, los criminales han puesto 32 mil 604 tomas clandestinas, de las cuales, en el mismo lapso, es ínfimo y ridículo el número de las que se han “reparado” (en realidad tapado): ¡70! (seis en 2016, 38 en 2017, 23 en 2018 y tres en el enero que corre, según el reporte de ayer del director de Pemex, Octavio Romero Oropeza).
Si tal es la dimensión del problema, el de la empresa es mayor: cuando se detectan bajas de presión (solo aproximaciones a lo largo de kilómetros) y se manda localizar y “reparar” el saqueo, el personal de planta cumple, sí, pero solo sus funciones precisas y turnos específicos.
De ahí la instrucción ya denunciada de que no se diera parte al Ministerio Público y mejor enviar a los satanizados empleados de confianza… que son proporcionalmente unos cuantos, mal equipados y peor pagados…