Un chingo de delincuentes
La definición tiene el sello de la casa: El problema de inseguridad en Morelos es consecuencia de que hay “un chingo de delincuentes”. A pesar de ello, dice el gobernador, la estrategia funciona y vamos por buen camino. Lo mismo afirma el coordinador de delegados Hugo Erick Flores: “Los embates de la delincuencia son resultado de las acciones del gobierno” ¡Pá su madre! ¡No quiero imaginar lo que harán los pillos cuando vayamos ganando!
Las cosas se le están complicando al gobierno: la falta de operación política y el desconocimiento del estado han enrarecido el ambiente social y advierten momentos difíciles para la administración estatal. El problema que enfrenta el ejecutivo no es sólo que “hay un chingo de delincuentes”, en paralelo hay un malestar creciente por la falta de resultados, los conflictos políticos y la ausencia de rumbo. O replantean pronto el camino o en breve la administración de Cuauhtémoc Blanco puede caer en ingobernabilidad.
De manera innecesaria el gobierno de Cuauhtémoc Blanco ha entrado en un escenario crítico; es demasiado pronto para que esta administración enfrente problemas de gobernabilidad y pleitos con quienes hasta hace poco eran sus aliados electorales. En menos de cuatro meses al gobierno local se le ha complicado mucho el funcionamiento, se ha convertido en la piñata de la fiesta y tiene muchos frentes abiertos. El desgaste del régimen es evidente y se percibe en el rostro de sus integrantes.
A poco más de cien días de gobierno las cosas se ven difíciles para la administración estatal: la inseguridad ha tomado proporciones descomunales y la reacción institucional sobre el tema está por debajo de las expectativas ciudadanas; los muertos se acumulan, los hechos de violencia se multiplican y la falta de resultados en materia de seguridad se ha convertido en un reclamo constante de los ciudadanos.
No es fácil lo que tiene enfrente el jefe del ejecutivo, lo que vive Morelos es herencia de administraciones anteriores y consecuencia de muchos años de descuidos en temas sustantivos para la marcha del estado. Graco Ramírez utilizó la seguridad pública como negocio, colocó a un actor como jefe de policía y simuló resultados. Las consecuencias de esta gran mentira están hoy a la vista: Morelos es presa de la delincuencia, tenemos presencia de distintos grupos delictivos y la estructura policial del estado está totalmente comprometida.
Efectivamente “hay un chingo de delincuentes” en Morelos (Cuauhtémoc dixit), todos ellos operando, delinquiendo, lastimando… pero también existe un ambiente propicio para que sus fechorías queden sin castigo. La red de protección para los grupos delictivos no está sólo en las policías, su más fuerte apoyo se encuentra en la Fiscalía y el poder judicial; desde esos espacios hay personas que protegen a los grupos delictivos, les ayudan a recobrar la libertad y les permiten continuar con su labor ilícita.
Esto no es nuevo, la historia se ha repetido constantemente desde hace varios años y siempre se ha dicho que el primer punto de apoyo que buscan los criminales en Morelos son los jueces, pues gracias a ellos evaden la justicia. Hoy las cosas no son diferentes, salvo que el nuevo gobierno no acaba de entender el tamaño de las complicidades ni la importancia de desmantelar las redes de protección de la delincuencia. Ya saben que hay “un chingo” de delincuentes ¿Y luego?
La estrategia de seguridad en Morelos no está funcionando a pesar de lo que dice el coordinador de delegados Hugo Erick Flores. Los embates de los grupos delictivos no son consecuencia del actuar de las autoridades, ni mucho menos efecto de las acciones que implementa el estado contra los criminales, ese es un discurso viejo, torpe, inaceptable y hasta ofensivo para la sociedad.
Los golpes de la delincuencia son retos permanentes de los grupos delictivos, son acciones de intimidación y para desestabilizar, muestran que no tienen miedo a las autoridades y representan una forma de hacer sentir su fuerza al estado. Es falso que el gobierno vaya ganando la batalla, se necesita ser muy crédulo para aceptar la versión de Hugo Erick Flores, sobre todo cuando vemos el número de muertos y la forma como actúan los criminales hoy en día. Además de la estrategia, el gobierno tiene que cambiar su discurso.
El problema de esta administración (empezando por el coordinador de delegados) es que no tienen idea de cómo atender el problema, no han definido una estrategia de seguridad (ni dejan actuar al comisionado de seguridad), no poseen un plan de comunicación y desconocen la historia, la cultura y la idiosincrasia de los morelenses; abren la boca para no decir nada y siguen suponiendo que en esta tierra somos cavernícolas que no entendemos las cosas y por ende aceptamos a pie juntillas las versiones que nos dan.
El resultado de esa postura es terrible: la problemática de seguridad tiene agobiados y sin respuesta a los funcionarios, cada embate de los grupos criminales impacta de lleno en el ánimo colectivo del gobierno y en materia de percepción están perdiendo totalmente la batalla. La gente está convencida que el gobierno no sabe qué hacer con el problema de inseguridad y la problemática ya es una constante en las mesas de café y en las casas.
La inseguridad ha sido el Talón de Aquiles de los últimos cuatro gobiernos y puede tomar su quinta víctima consecutiva; el equipo que acompaña al gobernador Cuauhtémoc Blanco debe ser más cuidadoso del asunto, debe entender que la lucha que libran es en varios frentes y necesitan dar la batalla con estrategia, con firmeza, pero también con comunicación.
Si la gente compra la idea de que el estado ha sido superado por la delincuencia o peor, que el gobierno nuevamente es cómplice de grupos criminales, la percepción pública estará perdida y el rumbo del nuevo gobierno quedará marcado.
· posdata
La historia es muy delicada, refiere actos fuera de la ley, abuso de autoridad, tráfico de influencias y maldad. El tema involucra al secretario de obras del gobierno estatal y a varios magistrados del poder judicial de Morelos.
Así lo publica el periódico La Jornada:
“La Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados recibió una denuncia contra el secretario de obras del gobierno del estado de Morelos, Fidel Luis Giménez y la juez segundo de lo civil en aquel estado, Librada de Guadalupe Pérez Meza, y los magistrados integrantes de la tercera sala civil en la entidad Miguel Ángel Falcón Vega, Manuel Díaz Carbajal y María Idalia Franco Zavaleta, quienes avalaron una sentencia contra el anciano José María Guadalupe Tostado, quien debería embolsar a su hija un pagaré por 31 millones de pesos, más intereses.
La información del órgano legislativo sostiene que la señora Claudia Fabiola Tostado –hija del demandado- en acuerdo con Fidel Luis Giménez Valdés Román, presentaron una demanda contra José Guadalupe Tostado Jiménez por más de 34 millones de pesos, con base en un pagaré falso de 31 millones de pesos, más intereses y otros accesorios…”
Este tipo de cosas son terribles y se tienen que aclarar, pues hablan de un actuar ilegal y malintencionado que no puede ser parte de una administración que impulsa un cambio de cosas y actitudes. Quienes cometen este tipo de acciones (parafraseando a AMLO sobre los involucrados en La Estafa Maestra) “no merecen trabajar en el gobierno”.
¿Está enterado el gobernador de Morelos de lo que hacen sus secretarios?
· nota
La reuniones de seguridad que cada mañana lleva a cabo el gobierno estatal no sólo son desgastantes, también exponen permanentemente a sus integrantes. Los encargados de la estrategia y logística tendrían que revisar el formato para analizar la pertinencia de mantener el ritmo y sobre todo, la efectividad de las ruedas de prensa diarias.
Lo que ocurre en las reuniones de seguridad tendría que ser privado, se habla de temas de estado y seguramente en distintos momentos se abordan asuntos que ameritan secrecía. A pesar de ello cualquiera ingresa al recinto y de manera permanente se filtra información que se supone clasificada y pone en riesgo no sólo la estrategia de seguridad, también la vida de algunas personas.
Esos encuentros diarios han sido escenario de fuertes roces entre los participantes, de discusiones acaloradas y acusaciones que exponen no sólo la falta de comunicación entre las partes, también deja de manifiesto el nivel de desgaste que cargan los ahí convocados. Peor: una mesan tan importante varias veces ha sido encargada a una funcionaria de tercer nivel, sin capacidad profesional, sin experiencia, ni talento, lo cual además de improductivo es una falta de respeto para los participantes.
Un punto más ¿Cuántos de los que intervienen en esa mesa de seguridad para Morelos son oriundos de Morelos o tienen al menos 5 años radicando en el estado? Digo, para conocer la entidad y a su gente.
Por el bien del equipo bien les valdría revisar la continuidad del formato de esas reuniones. El desgaste es mayor y los resultados muy pobres.
· post it
La inseguridad ha dado pie a la primera convocatoria a marchar; la del próximo domingo será la primera manifestación de ese tipo en la era de Cuauhtémoc Blanco y ahora no hay manera de evadir la responsabilidad, porque ya no hay nadie a quien echar la culpa.
El problema de inseguridad y violencia es mayor y los nuevos gobernantes no lo han dimensionado a pesar de las declaraciones que hacen al respecto; los estrategas del tema no dan pie con bola.
El gobernador necesita ayuda urgente en el tema, las cosas se están saliendo de control y los embates de la delincuencia han colocado a su gobierno contra la pared, nuevamente bajo el escrutinio de la gente.
Para un gobierno la inseguridad no es sólo un asunto social, si se descuida puede ser el primer punto que provoque inestabilidad política. Si las cosas se complican más, las manifestaciones crecerán, la presión aumentará y comenzarán a exigirse ajustes mayores en el equipo de gobierno, empezando por el titular de Seguridad y el jefe de la oficina de la gubernatura.
No hace falta ser adivino para anticipar lo que se avecina en esta historia, basta conocer lo que ha ocurrido en el pasado reciente pasa pronosticar cuál será el rumbo de las cosas y quienes pagarán los primeros platos rotos.
La inseguridad, además, regresará a la vida a los viejos actores políticos; esos que en el pasado reciente eran acusados de todos los males del estado volverán con la espada desenvainada y un discurso de reclamo contra el nuevo gobierno. Conste: en breve veremos cómo la historia cambia y quienes antes eran señalados se volverán acusadores.
… Y todo porque el nuevo gobierno fue incapaz de actuar contra los ladrones y porque los redentores de la sociedad que se incorporaron a la nómina se conformaron con un cargo burocrático.
· redes sociales
Una vez más ¿Dónde quedó la justicia para la gente de Morelos?
¿Quién se acuerda de la promesa del gobernador de meter a la cárcel a los corruptos?
¿En dónde quedaron los luchadores sociales que organizaban marchas, que decían tener las pruebas y el carácter para actuar contra Graco Ramírez?
¿A dónde se fue toda esa intención de acabar con la impunidad y actuar conforme a la ley?
Igual que como sucedió en el Congreso, en el ejecutivo los luchadores sociales se volvieron beneficiarios del erario.
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